Capitalismo Lunar – Nada es lo que parece

Hacer un inventario del acontecer nacional, supone una encarnizada lucha con el asombro, un gélido duelo con la sorpresa, en el que últimamente estamos ganando. Y esto es así, porque ya pocas cosas nos asombran, escasas circunstancias convocan la inquietud de una boca abierta y ojos desorbitados y exaltados. Somos en el balanceo de cada día, en la sordidez e impunidad de lo arbitrario, cada vez menos sociedad y más salvaje oeste, cada vez menos civilidad y más selva tropical levantada sobre petróleo y populismo, cuyo futuro parece extraviado, ahuyentado por un presente con demasiada vocación de pasado, jurásico y fosilizadamente marxista.
Encaramado en un verbo anclado en las consignas de la izquierda de hace 50 años, el presidente Maduro expulsa a tres diplomáticos de EEUU, acusándolos de conspiración, sabotaje y reuniones con factores desestabilizadores, no importa que nuestros representantes en Washington se reúnan con medio mundo. Fresca aún está la tinta de la foto del reciente encuentro del canciller Jaua con su par norteamericano Kerry, en trance distendido y con exhibición de dientes sonreídos y mano estrechada. Lo paradójico: nada dice el presidente de la legión de cubanos desperdigados por el país, en la “humanitaria” misión de manejar registros, notarias, puertos y áreas de la seguridad del Estado y de la Fuerza Armada.
Independencia y soberanía, son recurrentes palabras en los discursos de la “revolución”, en la cotidiana búsqueda de culpables externos (y quizá, dentro de poco, extraterrestres) para justificar la permanencia y gravedad de todos los problemas del país. Poco o nada se dice de los planes de exploración petrolera de Guyana, en un territorio en reclamación, o en nuestras narices, en áreas de nuestra plataforma continental. Maduro habla y repite con acento goebbeliano que el pueblo es víctima de la “guerra económica” de la oligarquía, empresarios, comerciantes y de la oposición, causa única y exclusiva del desabastecimiento y la escasez de una lista creciente de productos de la llamada cesta básica, y también de la que no lo es tanto. Mientras tanto, esos mismos empresarios, comerciantes., industriales, se preguntan si deben vender a pérdida, producir a pérdida, gracias al control de precios y otras regulaciones, o si la sequía de dólares necesarios para importar, también los convierte en fascistas saboteadores por no tener con qué elaborar, fabricar o distribuir sus productos o servicios. Cambio anaquel vacío por gavera usada y llena hasta la mitad.
Pide el gobierno de Maduro una Ley Habilitante, con la excusa, entre varias, de combatir la corrupción y las mafias enquistadas en el aparato del Estado. Increíblemente, en quirúrgica y capciosa coincidencia, la Fiscal General ya ha adelantado sus buenos oficios para despojar de la inmunidad y enjuiciar a una diputada opositora, y así lograr el número de manos alzadas necesarias y fieles para autorizar la Habilitación legislativa. Interesante sería medir la celeridad de la Fiscalía en casos como el de las narcomaletas incautadas en Francia en vuelo que salió de Maiquetia, o el  del compatriota, funcionario del Ministerio de Deportes que en Bulgaria fue retenido porque llevaba una caleta de más de 400 mil euros (un sencillito pues), o ante tanta obra pública iniciada y nunca concluida. Interesante también el misterio que rodea la ida del país, sin demasiada bulla, de hasta no hace poco renombradas figuras de la nomenklatura chavista, y que ahora parece que quieren “cantar” y no es precisamente un aguinaldo.
Es este un gobierno con una presencia y motivación militar en aumento, pero que se queda inmóvil y le pide permiso a los Pranes para poder “entrar” en las cárceles. Es este un gobierno que tiene satélites pero que no puede garantizar la luz, ni el agua, a muchos pueblos y comunidades del país.
Por estos días se exhibía en varios cines del país una película dirigida por Louis Leterrier y protagonizada entre otros por JesseEisenberg, WoodyHarrelson, Mark Ruffalo y Morgan Freeman, que narraba la historia de 4 magos maestros del ilusionismo, reunidos para cumplir con una misteriosa misión, mientras la policía los persigue vanamente. Ante tanta mentira, ante la falsedad incorporada como precepto del código moral del gobierno, mientras la burocracia aumenta a la par de la incapacidad. Quizá, como a los magos, a Maduro la promesa “revolucionaria” se le convirtió no en ilusión, sino en desilusión. Sin duda, nada es lo que parece.
@alexeiguerra