A fines de 1985 era directora de Extensión Universitaria de la USB. Mis oficinas estaban en el primer piso sobre la planta baja del edifico que albergaba los estudios de televisión. Una mañana, al entrar, me encontré en el corredor al actor Antonio Briceño (qepd), le pregunté qué hacía allí y me contestó que era el asistente de un serie para la TV que iban a grabar allí, producida y actuada por Jorge Félix. Al azar le pregunté: ¿Y no necesitan una vieja actriz como yo? Al poco rato me llamó Briceño: Félix quería verme. La serie era una argentina adaptada a nuestro país, “Cándido Pérez, médico de señoras” y necesitaban la vieja, porque María Teresa Acosta, que iba a interpretar la suegra del Dr. Pérez, se había enfermado. Bajé, me entrevisté, a los pocos días me hicieron una prueba y en enero de 1986 ya estaba grabando junto a los protagonistas Jorge Félix y Loly Sánchez como su esposa, luego, mi hija en la serie.
Pude hacer ese papel -con permiso del rector de la USB- por la feliz circunstancia de ubicación, pues yo trabajaba a tiempo completo y las grabaciones de TV toman mucho tiempo: maquillaje, ensayos de texto, ensayos de cámara, repetición de grabaciones y así uno se puede pasar el día completo en el estudio. Cuando se daba este caso, el personal de mi oficina, asistentes y secretarias, bajaban y me traían cartas o documentos para revisión y firma. Les hacía mucha gracia verme maquillada y en pleno rodaje. Ni decir el asombro de los profesores cuando me vieron en la pantalla chica, sólo me conocían dentro del adusto ambiente el Consejo Universitario y otras actividades académicas. Aunque representaba un exceso de trabajo para mí, disfruté mucho esta experiencia. El ambiente era muy bueno. Jorge Félix todo un caballero en el trato, además de ser un gran veterano de la televisión con quien se aprendía mucho. Era un placer actuar con él, con Loly Sánchez y el resto del elenco. Había un grato ambiente de camaradería. Nos dirigía Ibrahim Guerra, con quien a veces discutía, porque nos daban de 12 a 2 p.m. libre para almorzar –yo tenía que aprovechar a máximo el tiempo libre- y él pretendía que estuviera de vuelta las 2 en punto ya maquillada, pero yo le argumentaban que el maquillaje estaba dentro del horario de trabajo. Fueron muchos meses de grabación, la serie duraba un año con una presentación semanal. No sólo fue vista en Venezuela -a través de Venevisión- sino en casi toda América Hispana y Estados Unidos. No faltaba algún viajero que me dijera: “Encendí la TV en el hotel en Lima y sorpresivamente apareciste tú”.
Esta serie la interpretaron en Argentina Juan Carlos Thorry y Mirtha Legrand como protagonistas y también fue con ellos llevada al cine con el nombre de “La pequeña Señora de Pérez”, encantadora película rosa. Doña Kata -mi rol- aparecía en todos los capítulos, lo cual me hizo suponer que la vieja actriz que hacía el papel allá, debía ser estimada y favorecida por el autor para que se ganara sus realitos. También me los gané yo, aunque no muchos, con una gran satisfacción.
Jorge Félix murió el 28 de octubre de este año a los 82 años, en Miami. Nació en Santa Clara, Cuba, en 1931. Ya era muy conocido en su país cuando huyó a Venezuela en 1961. Lideraba un grupo cantor de boleros llamado “Gastón Colón y sus Cinco Diablos” y declamaba poesías por la radio. Sus padres deben haber tenido un amplio sentido del humor cuando le escogieron un nombre con tal cacofonía. Se lo cambió inspirado, según él mismo contaba, en las dos grandes luminarias mexicanas de la época: Jorge Negrete y María Félix. En Venezuela fue uno de los galanes más populares y solicitados de la TV. En Cuba había hecho “Casos y cosas de Casa”, que luego protagonizó aquí con América Alonso. Una serie inolvidable por su limpieza y frescura. Trabajó en muchas telenovelas con conocidas actrices: Carmen Julia Álvarez, Amelia Román, Lupita Ferrer, entre otras. Como actor, fue el galán perfecto: alto, delgado, elegante, simpático y buen mozo; sin pretensiones de divo, al contrario, amable y espontáneo. No olvido su recomendación al ver un salpullido en mis brazos: “Yo, siendo usted, ya me habría quitado eso con sábila”.
Activo siempre en Venevisión, tuvo cargos importantes, en especial en la plana mayor de Venevisión International Productions. Se mudó Miami para este trabajo. Allí le llegó su final en el tiempo. Descanse ahora en paz.
Del Guaire al Turbio – Un cubano nuestro
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