27 mujeres han sido asesinadas en lo que va del año, todas con signos de violencia por parte de sus parejas, novios o esposos, la última de ellas la modelo y estudiante de la Universidad Yacambú, Ángela Medina, quien fue estrangulada con la funda de una almohada presuntamente por su novio la madrugada de este miércoles.
Ante la notoriedad del suceso, la colectividad larense se ha estremecido y las instituciones que velan por la protección de las mujeres víctimas de violencia encienden una vez más sus alarmas.
Según cifras del Instituto Regional de la Mujer, se han recibido 483 denuncias de violencia familiar hasta el mes de mayo, mientras que en el 2013 se contabilizaron 2.814. Sin embargo esto sólo representa el 10% de los casos, la mayoría no son denunciados a las autoridades y las mujeres continúan siendo agredidas.
Para el 2013, se registraron 49 feminicidios en la entidad larense y este año se ha calificado al estado como el segundo con mayor violencia de género en el país.
Danela Romero, presidenta de Iremujer, destacó que se trata de un problema que debe ser atacado desde todas las instituciones del estado inclusive desde la educación de las comunidades y familias.
“La violencia se nos ha ido de las manos y cada día recibimos entre 9 y 10 mujeres que llegan a denunciar a nuestra institución, en búsqueda de ayuda”.
Desde esta institución ya han conformado alianzas con universidades y centros para visitar las comunidades e iniciar un trabajo de prevención de la violencia.
“Es un flagelo que no se encuentra sólo en los barrios de bajos recursos, vemos cómo cada vez son más las mujeres pertenecientes a estratos medio y alto que son víctimas de agresiones. No se trata de un problema de una clase social específica y debemos actuar en todas las zonas”.
La Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una vida Libre de Violencia con aplicación en nuestro país, establece 19 diferentes formas que son consideradas como transgresión al género. Diversas acciones como la humillación, el desprecio, maltrato físico o emocional, hostigamiento, violencia sexual, incesto, abandono o vejaciones, hechos que no distinguen además entre edades, religión o clase social, suelen ser los detonantes que por la “suposición de propiedad” desencadenan en el feminicidio o femicidio, acto definido como asesinato de una mujer.