La lucha contra el totalitarismo chavista-madurista, ha sido muy larga y no ha terminado. Van más de dieciocho años de avances y retrocesos en el cometido de producir un cambio de gobierno en Venezuela. Hemos aprendido mucho en este tiempo. Al comienzo fundamentamos la lucha en una estrategia similar a la que se usaba en la mal llamada cuarta república:Contienda civilizada, limpia, respetuosa, patriótica. Se reconocían y respetaban resultados. La lucha era por la vía del imperio de la Constitución y de la ley. Las instituciones servían a la república y no al gobierno de turno. Hubo algunas excepciones a este principio, pero en términos generales las instituciones funcionaban. Conocer las mañas y trampas al adversario en esta “revolución”, tomó su tiempo, pero ya las conocemos, exportadas del Caribe, y ahora se enfrentan con éxito y sabiendo que algo va a inventar para tratar de engañar. El chavismo obtuvo el poder la primera vez, utilizando la vía electoral, pero sin creer en ella y tratando de permanecer en el poder, aparentando una vía electoral haciendo creer que era reelegido. En eso llevamos, como ya dije, dieciocho años.
Estoy convencido que Chávez ganó en 1998 y en 2000. Pero tengo la convicción moral de que el referendo de 2004 lo perdió. El resultado de la elección presidencial de 2006 me pareció dudoso y aún más el de 2012. Por supuesto que en 2013 no ganó Maduro, pero unas instituciones plegadas al régimen, impidieron la materialización, el reconocimiento, del triunfo del candidato Capriles. Todo esto ha venido cambiando.
Descubiertas las trampas y las mañas de las señoras que controlan el CNE, los sectores democráticos han venido obteniendo victorias importantes, aplastantes diría yo, en los últimos procesos electorales. El clamoroso triunfo del 6D es muestra de ello, haber obtenido las dos terceras partes de la Asamblea Nacional constituye un aviso de lo que va a ocurrir pronto en la elección de un nuevo gobierno venezolano. En esta semana que acaba de concluir, a pesar de todas las presiones y amenazas ejercidas por el régimen, el pueblo venezolano salió a la calle a validar las firmas que solicitaron la activación de un referendo revocatorio contra Maduro. La población se creció ante los obstáculos que puso y continuará poniendo el CNE. Hay una voluntad firme, decidida, una determinación concluyente de la inmensa mayoría de venezolanos de dar por terminada esta trágica experiencia del régimen chavista. Ya no hay fuerza que detenga esa decisión popular.
Sería muy grave que las señoras del CNE insistieran en su empeño de obstaculizar los próximos pasos para llevar a feliz término el referendo revocatorio contra Maduro. Como lo establece el texto constitucional, el CNE está obligado a facilitar la realización del referendo, no a obstaculizarlo.
La semana concluyó, además, con la humillante derrota de la posición del gobierno venezolano en el Consejo Permanente de la OEA. Venezuela pide democracia y libertad. Maduro ha quedado al descubierto. Debe someterse al escrutinio popular.
