La expedición Vinotinto Sub20 continúa el camino mundialista al abrirse paso por nuevas trochas con resultados menos atildados en octavos y cuartos, pero honrados por lo meticuloso siempre en su quehacer defensivo que añade otro retazo en la historia del fútbol venezolano.
La victoria contra Estados Unidos 2-1 agrega una página más del éxito que han tenido los dirigidos por Rafael Dudamel en Corea del Sur. Ahora se mentalizan en izar la bandera en un nuevo collado, que requiere un transitar por terreno forastero en mundiales, pero algo baquiano en encuentros amistosos contra su próximo rival, Uruguay, de comarca latinoamericana.
“Estamos más cerca del objetivo que es quedar campeón, Uruguay significa un buen rival y vamos con todo, no regalaremos nada, el objetivo es pasar a la final”, suelta de entrada el volante criollo Samuel Sosa, uno de los más jóvenes en esta travesía.
Con orden la Vinotinto envió a casa a Estados Unidos para anotarse en la semifinal, juego que pudo haber definido en el primer tiempo, de no haber ejercido oposición el meta norteamericano ante el acecho de Adalberto Peñaranda en busca del gol, que fue esquivo en el tiempo reglamentario, pero que llegó como premio al desgastado trabajo durante la primera prórroga.
“Contra Estados Unidos nos salieron las cosas, cuando entré me pidieron que diera tranquilidad al juego y fue lo que hice, eso era lo que necesitaba el equipo. Gracias a Dios pude hacerle un pase a Peñaranda que se convirtió en el primer gol. La clave ha sido trabajar como una familia”, exclamó el jugador vinotinto.
Frente a los estadounidenses los criollos volvieron a quedarse con la posesión de balón (57 por ciento) hicieron 26 intentos al arco y siete de ellos los atajó Jonathan Klinsmann, muestra de lo insistente que han sido en esta cita que ya les deja cinco laureles.
Sin contundencia, pero con dominio y mucho orden, aunque al final con aquejado cansancio, los dirigidos por Rafael Dudamel ya están entre los cuatro mejores de la competencia, desmesurado a los pronósticos que se hacían de los nuestros antes de comenzar la expedición en terreno plano y utópico en la fase de grupos.
Ser la selección más exitosa del país en una cita mundialista por haber llegado hasta la semifinal en Corea del Sur no pareciera conformar a la plantilla nacional, que irreverente quiere dar pasos firmes en el último trecho, pero está consciente que se le hará más difícil su andar por lo exigente de los rivales. El esfuerzo los dejaría a un paso de la cúspide, un escenario que, hasta ahora, nunca ha sido explorado por equipo criollo a esta escala.
Orden y defensa
El equipo nacional volvió a la esencia de su juego contra Estados Unidos al dejar macro esfuerzo defensivo y conservar sus líneas intactas y de allí partir en la búsqueda de los goles, táctica de Dudamel que tiene sus primeros surcos en el Sudamericano del año pasado, que le sirvieron para sembrar buena semilla y ahora cosechar buenos frutos en suelo asiático.
El grupo ha mantenido buen paso desde que se inició el Mundial: constante, metódico y seguro en defensa y con destellos ofensivos que le han permitido ser el equipo que ahora sí tiene etiqueta de favorito para llegar primero.
La Vinotinto ya prepara el partido de este jueves contra Uruguay con brújula y bastón en mano y con la incógnita de adentrarse por primera vez a un camino desconocido, la semifinal, pero contra un rival que conoce de amistosos. Ante uruguayos tendrá la tarea de subir a otra estación que los deje a las puertas de la escalada final por el título.
