“A mis amigos les adeudo la ternura, las palabras de aliento y el abrazo; el compartir con todos ellos la factura que la vida nos presenta paso a paso” (Alberto Cortez)
Cuando un amigo se va, no importa el tiempo que permanezca lejos, siempre hay una vuelta al camino en el que se ha vivido contento. Uno se va pero regresa a seguir en la lidia y la rutina de la vida.
Los amigos hacen falta a todos; sin amigos el hombre es un egoísta que prefiere estar solo para no compartir momentos diferentes en esta vida tan llena de aburrimientos y duros momentos. El hombre que se aísla es un cavernícola en su mundo sin gracia, aunque a veces es mejor estar solo que mal acompañado.
En tiempos de juventud se tienen compañeros, panas, compinches. No todos los amigos de la juventud permanecen con nosotros, unos se van lejos, se casan, hacen su vida y nunca volvemos a saber de ellos. Compañeros, amigos de colegio o adquiridos mucho tiempo atrás, con el tiempo son tesoros de valor incalculable. Amigo de verdad es aquel que nunca ha buscado adueñarse de nuestra voluntad que nos respeta y acepta tal cual somos que ríe a carcajadas con nosotros, nos inyecta vida y en momentos de más oscuridad son una luz en el camino.
La amistad es un signo de amor y concordia entre los seres humanos, requiere de sinceridad, de tiempo y oportunidad para conocerse mejor a través del trato. El amigo que brinda su amistad sin exigir, pero con la condición de que ambos sigan la misma máxima, es allí donde se confirma el sentimiento igualitario que engrana su manera de ser con el carácter de almas libres e independientes que no sufren la servidumbre de otros sentimientos o intereses.
Por naturaleza el hombre siempre está buscando un arrimo, un amparo, un compañero para que comparta su tiempo de ocio. Esto se hace más necesario en el momento del retiro del trabajo o cuando se envejece; regalo fabuloso, compañero inseparable que se conserva hasta cuando el lampo del último sol de la vida se hunde lentamente en el ocaso. Es quien más nos va a hacer plácida la vida al final de la existencia.
No se puede ser un verdadero amigo cuando el beneficio a obtener es el dinero, ese jamás será un amigo de verdad porque estará con nosotros solo mientras tengamos plata.
Aunque a la vuelta de la vida no hayamos tenido un buen amigo, nunca estaremos solos si cerca hemos logrado cultivar los mejores, sangre de nuestra sangre, carne de nuestra carne, esencia de nuestra esencia.
Amigo no es parecerlo, es serlo de verdad. Yo canto un Himno a la amistad que se cifra en mi alma, canto a los cuatro que de mi nacieron, cuya compañía y cariño me salva de los días iguales, canto a aquellos que como mis libros son parte de mí, canto a mis viejos, a mis ancestros, a mis nueras, a mi yerno y a todos aquellos familiares que se han unido a mi grupo fortaleciendo el lazo de amistad, canto igualmente a mi perro el más fiel de los amigos.
Gracias doy al singular universo de mis afectos, a mis hijos, nietos, hermanas, sobrinos y amigos que han estado conmigo siempre en las buenas y sobre todo en las malas.
Me voy pero volveré. Seguiré enviando mis artículos para compartir con ustedes otras cosas desde la hermosa tierra holandesa a partir del próximo sábado.
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