En algunos no cumplen con las medidas mínimas sanitarias, mientras que en otros son bastantes rigurosos con la manera de trabajar. Lo cierto es que, los establecimientos para llenar botellones de agua potable se multiplican con el pasar de las semanas y la colectividad prefiere acudir a ellos por los módicos costos que ofrecen.
Según comentaron a EL IMPULSO encargados de distintos locales comerciales de este tipo, el 2017 fue un año de auge para ellos.
Explicaron que inicialmente la idea llegó a la capital larense proveniente de la ciudad de Valencia, estado Carabobo, donde existen sitios de recarga de botellones casi que en cada urbanización. Incluso la municipalidad ha promovido lugares como estos.
“A mitad de este año se ve más marcado el auge. En Cabudare se empiezan a ver más sitios de recarga y en Barquisimeto también. A nosotros nos ha aumentado la clientela por el precio del botellón de camión y porque la competencia que tenemos cerca ha aumentado sus tarifas”, declaró Jhordanna Flores, representante de un ‘llenadero’ de botellones situado al este de Barquisimeto y llamado Aguará.
Mientras las embotelladoras industriales ofrecen los 16 litros de agua potable a más de 7 mil bolívares, en estos comercios el botellón sale en Bs. 2.500 o 3.000. También llenan envases de 5 litros a 1.000 bolívares.
“Estamos por debajo de la mitad de lo que cuesta un botellón de camión en la calle”.
No obstante, la situación de escasez de materia prima también los golpea. En este caso con la falta de plástico que hace aumentar el precio de tapas.
“Hace dos meses vendíamos el botellón vacío en 17 mil bolívares y hoy tenemos que venderlo a 100 mil bolívares porque no hay materia prima. El aumento de las tapas de plástico obliga a subir el costo. Pero nosotros le damos la opción de dar el precio con tapa nueva o con tapa que ellos puedan traer”,
Procesos varían dependiendo del lugar
Muchos usuarios desconfían de estos lugares porque no saben de dónde proviene el agua o cómo es potabilizada. No tienen control sanitario de alguna autoridad.
Ante esta incógnita Flores explicó que cada local tiene su proceso de purificación de agua.
Algunos tienen tanques de almacenamiento de mayor espacio que otros, pero comúnmente se estila el empleo de filtros de carbón, arena y piedras.
“Nosotros manejamos agua dulce y totalmente potable. No llamamos a cualquier ‘cisternero’ y eso nos ayuda a que el proceso de filtrado y ozonizado sea de buena calidad y se mantenga el sabor del agua. Por eso mucha gente viene de Cabudare a comprarnos.
No utilizamos agua de tubería. Se ozoniza, pasa por una lámpara ultravioleta y otro filtro; se lava el botellón con jabón neutro y se llena”, sentenció.