#ESPECIAL ¿Cómo era la vida de los venezolanos antes del 23 de enero de 1958? #23Ene

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23 de eneroEl año 1957 terminó como ha sido tradición en el país: con fiestas, cohetes y abrazos entre familiares, amigos e incluso con personas que cualquiera se encontraba en la calle. Y por supuesto, con los mejores deseos porque hubiera un cambio en 1958.

No había en Venezuela escasez de alimentos, ni protestas por servicios públicos, ni mucho menos dificultades para conseguir trabajo, aunque los más favorecidos eran los trabajadores de la industria petrolera y los de la construcción.

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Pero, la dictadura militar de Marcos Evangelista Pérez Jiménez era insoportable, porque había cercenado todas las libertades.

Nadie podía opinar so pena de ser encarcelado y lo peor de todo: torturado por los esbirros de la Seguridd Nacional, quienes no tenían ningún tipo de contemplación.

¿Cómo era la economía?

De acuerdo con un estudio económico de las Naciones Unidas, la producción per cápita era de 540 dólares en Venezuela.

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Nuestro país en aquel entonces estaba, económicamente, no sólo por encima de la mayoría de los países de Anérica Latina, sino de Alemania, Australia, Holanda e Italia.

Incluso, así lo había ratificado en su memorable pastoral del primero de mayo del 57, monseñor Rafael Arias Blanco, el más prestigioso prelado católico venezolano y cuyo mensaje en el día de San José Obrero fuese un latigazo contra la dictadura perezjimenista.
En la década de los años cincuenta, en Venezuela, no se conocía la inflación. Y nadie se imaginaba qué cosa era.

El problema que empezaba a asomarse era el de la vivienda porque ya la gente del campo comenzaba a ver a las ciudades como los lugares que les podían proporciona una vida distinta a la del medio rural y con oportunidades por los servicios de educación y salud.

Claro está, esa situación de la falta de habitabilidad, que dio origen a los cinturones de barrios improvisados, se presentaba sobre todo en Caracas, pues estaba siendo transformada vertiginosamente en una gran urbe.

En la capital de la república los alquileres oscilaba entre 150 y 500 bolívares, dependiendo del sector urbanizado.

Pero, en Barquisimeto había viviendas por las cuales el alquiler no pasaba de treinta bolívares.

Y la alimentación

En relación a los alimentos, los había en abundancia y los precios eran asequibles a todos.
No existía control de precios, pero eso importaba porque el mercado era extraordinariamente muy bueno.

Como había fuentes de trabajo, nadie recibía ayuda del Gobierno, ni tampoco éste la ofrecía.

Con dos bolívares cualquier familia podía preparar una sopa de carne de res
Un litro de leche costaba un bolívar.

Y con ese mismo valor podía adquirirse un kilo de queso. Incluso, cualquiera podía comprar en una bodega un medio real, es decir, cero veintinco céntimos, de queso. Un sanguche de jamón y queso amarillo valía un real.

Los hombres podían comprarse un flux en 70 bolívares y unos zapatos finos en 40 bolívares. Y había calzados para las mujeres, desde 14 bolívares en adelante.
Los concesionarios ofrecían vehículos de diferentes marcas: Ford, Chevrolet, Buick, Renault, Pontiac y el más lujoso: el Cadillac.

Los carros salidos de las fábricas tenían precios que hoy nos parecerían increíbles, ya que podían ser adquiridos desde 2.757 bolívares. El más caro costaba 12 mil bolívares.
Y los automotores usados se podían conseguir desde quinientos bolívares.

El tiempo libre y de ocio

El entretenimiento de la gente, además del cine, eran el boxeo, la lucha libre y el juego del 5 y 6. Por supuesto, no faltaban las bolas criollas, el dominó, las caimaneras y los toros coleados.

Al país venían muchos artistas del Caribe y de México. En Barquisimeto el sitio más concurrrido era el Arenas, ubicado en la carrera 18 con la calle 27. Y a una cuadra de ahí, en la carrera 19 con la calle 27 había un hotel, el Washington, donde llegaban figuras de la faránduia como Daniel Santos, uno de los cantantes más famosos del continente. Y el hotel de lujo era donde hoy funciona el Rectorado de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado.

Nacionalmente, las orquestas más competitivas eran Billo’s Caracas Boys, Luis Alfonso Larraín, Aldemaro Romero y Chucho Sanoja. En todas las ciudades había clubes privados, donde se efectuaban bailes suntuosos.

Y no podía faltar el beisbol con equipos muy buenos, cuyos nombres eran Caracas, Valencia, Oriente, Pampero, Cabimas, Centauros y Pastora.

Pero, aunque las familias podían dormir con las puertas abiertas sin temor a que fueran visitadas por los amigos de lo ajeno, la gente vivía aterrorizada por falta de libertades.
Había seguridad por cuanto los policías eran de verdad personas confiables, serias y honestas.

Sin embargo, el mayor temor era expresar cualquier opinión sobre el régimen, porque nadie sabían quien era el soplón o sapo que podría delatarle ante la Seguridad Nacional.
Y fue esa policía autoritaria, torturadora y criminal la que simbolizaba la barbarie de la dictadura militar que llegó a su fin aquel 23 de enero de 1958.

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