#OPINIÓN Marlene pelando cebollas: Desagravio en julio (Parte III) #6Jul

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<<La culpa, tanto demostrable

como oculta, o presunta, solo permanece>>

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Gunter Grass

El modesto TV blanco-negro entregado por la patrona a los tripones de Marlene reposa sobre la cómoda desarmada proyectando en la deslucida pantalla la última entrega de Juego de Tronos. Pensó que en esos tiempos convivían enardecidos y envenenados por controlar el Poder. Incluso, concluye Marlene, el Poder consumía al hombre por la mujer pretendida y en las testosteronas que ésta escamotea del boludo para instituir un Poderío que pocos saben cómo dominar. Marlene supo que los hilos del Poder los agitan las pasiones, pero sobre todo nosotras… ¿Irá a remover pasional Sofía, los hilos de la parca para Julio?

Un firmamento de interrogantes descendieron como cascada de flechas afiladas. ¿Cómo lograría la Diligencia? ¿Habrá un catálogo para asesinas aficionadas en la red o una página para criminales en Youtube? Sabe que no puede encargar a nadie ni comentar la empresa fulminante. Le preocupa no ser más experta aunque al final, hacer lo que era ahora una decisión cocinada, no dejaba salidas a las dudas. Las cartas, diría el emperador Julio César, ya estaban echadas… Vidi, Vini, Vinci.

Tarde de noche, dormidos los niños con hambre y revisada la alacena de migajas, usa su pequeña libreta que compró ahorrando, y comenzó a idear un plan a corto plazo con mas intuición que otra cosa y apuntalada en el deseo que tanto la hubo de cambiar su padre al punto de volcar su orbe piernas arriba, de ir tras lo que ayer era mera fantasía, y hoy es la apertura de un estreno con un fin por fin al final del túnel.

Cada vez que puede anexa trazas a un tipo de catálogo que cree podía resumir lo necesariamente informativo. Lo más cercano a lo capacitado y técnico. Algo la impulsó a tomar en cuenta el espacio de la historia a través del tiempo. En el cajón advirtió el librito que había ignorado por años <La Piedra que era Cristo> del gran Miguel Otero Silva. MOS. Se le ocurrió trazar una línea recta y en el medio marcar con cero el eje de un sistema cartesiano con el antes y después de Cristo, y con el sentido común entendió que pondría AC a la zurda del punto cero del eje cartesiano, y un DC a la derecha.

A partir de esa línea rayada en la primera página y luego del título, halló un punto de partida para agregar capa a capa los eventos más relevantes tanto de la historia como de la diligencia y los campos que calificó forzosos brotaron de la lógica. Decidió historia universal y de Venezuela, sociología y etología, química, física, matemática y biología, ambiente y sustentabilidad, bioestadística, deporte, política, arte, literatura, deposición de restos y desechos, toxicología y filosofía occidental. Todas en un solo viaje eran difíciles de afrontar sin caer en un intento fallido. Quizás usando en forma precisa, y por tanto fortuita, la sintaxis, la sindéresis y también la intuición, ese postrero valor de tráfico que nos brinda el territorio y se ensancha mientras vamos transitando en el.

Increíblemente pudo emprender la tarea gracias a un apoyo inesperado al lado de su casa, con un amigo profesor de castellano, matemática e historia, que la orientó en investigar, cómo y cuándo deshojar la margarita, y comentaba que era como ir pelando cebollas a capas hasta llegar al núcleo, a la esencia, al numen esencial de lo básico que era unificarse en un enorme lenguaje propio. Al finalizar el desarrollo se efectúa espontáneo y se alterna al trascender, al crecer, al progresar, y sobre todo espiritualmente. Todo un canje cualitativo a cambio de un solitario y práctico encaje cuantitativo.

Luego de mucho pensar, se calmó y dejó que una especie de energía espacial mostrara el camino. Llegó a la pequeña librería bohemia del hippie del barrio dealer de María Juana y Coca-Cola de primera. Con esa credencial, evitaba ir a menudo al local, pero como le caía bien, flaca y de buena figura, el hippie coqueteaba prestando libros que requería y que recomendaba picándole el ojo y a veces el trasero y ella se dejaba discreta mientras no pasase la raya pues la necesidad y el interés tienen pies y caminan. Eso dice la viejita de barrio que chismea por la tunda que le propina, noche a noche, irracional, el zascandil de Julio

  La página empezó a atestarse de escudos, letras, estampas, cartas, fechas, datas, notas, días, y cuanta cosa que sumara a la intuición, y con el azar iría acopiando hasta tener el cuerpo sólido, preparado para la Diligencia y hasta una especie de esquema precario para el bagaje general por todo lo implícito y que no precisaba ser repasado. En esa piel pateada, en los cardenales, en la ira distribuida entre moretón y dudas pero sobre todo en la entelequia de su vida y su intimidad, conseguía sobrados motivos para la diligencia y ni mencionar el futuro infausto de las criaturas que poco o nada tienen que ver con los errores y providencias desdichadas que vivió y que deben ser enterradas junto al verdugo en tierra de nadie donde nadie se dé por enterado. Poner en cintura a ese infeliz, ubicar en su terral decisivo a ese remedo de púgil que respira y que cada vez que lo hace, es una dádiva que da al condenado la fatalidad hasta que pronto se decida que las lágrimas de sangre hagan lo que tengan que hacer contra el miserable enfermo can y pargo.

Acabar a la antigua Marlene y a lo que lesione a la naciente. Fénix que renuncia a la escasez para verter en justiciera con nombre propio que no piense más en sólo llorar. Ahora cambia lágrimas de dolor por lágrimas de justicia aunque sabía que quien emprender la campaña de la venganza tiene que cavar dos tumbas e incluirse en una de ellas. Pero la justicia, piensa confusa, todo lo justifica a la justiciera…

Julio nada recordaba. Ciego de alcohol falseado tardó en exhalar el aliento delator y columbrado, todo un ciclo caleidoscópico en colores eróticos y pugilísticos…Las expresiones del enjuto joven con cara de anciano, tipo cobarde, mantenían esa expresión de pavor grande a un hombre que le plantara cara. Por eso se desquitaba con ella. Cobarde, suena la voz del brujodedor ¿cicuta, arsénico, veneno pa´ rata para ese perro? todo a manos del mercurio justiciero que peregrina asesino en las arterias ya sabe Sofía son las que cargan sangre ventilada y las azules, por así decirlo, son las venas que recargan de CO2 desechable.

De restos químicos y orgánicos está hasta la coronilla pero el monóxido de carbono revalida para irse tras el verdugo. La idea luce al final de la fiereza y al comienzo de la Diligencia. Inmediato anota la bitácora en el libro crónica de una muerte no anunciada a gas letal… Acarrea la primera página con datos que irían cargados de fuerza deliberada, cuerpo delictivo y sentido justiciero, a través del desquite discretamente argumentado. Analizó fundamentos de trigonometría que el vecino enseñó en los caracteres del ángulo obtuso, e ingresó al desnudo el elemento angular situando en aristas la pesquisa que da por zanjar como base de su discernimiento científico con la duda razonable y la hipótesis nula.

Nada mejor para ir al campo natural con el dogma de la biología y las diez enumeraciones que limitan al ser vivo. Los virus según el dogma biológico, no son seres vivos. No poseen estructura química y adolecen de sistema reproductor aunque poco es más viral que la fiera miseria de la humanidad famélica o el supra viral in-Maduro tiranuelo banderas aquél gañán al garete de zurda conducta y gobierno rebelde.

Vuelto al titular del complot, escribe… RECAUDACIÓN. DATA. Marlene. Basta decir que ha sacado de temas primarios el básico para procesar información. Recordó la estadística, pero olvidó nada menos que la informática o sistemática, la red, y el buscador de Google, Yahoo, Mozzila, y otros tantos. Esa fue la mejor noticia o mejor dicho, la pendiente, el proxy, el quiasma, la ósmosis por el que licua aguas abajo el dato útil para ir a., y no se diga más pues conocía de viva voz que la angustia del conocimiento acaba siempre mucho peor en quien la alimenta, que en el objetivo que ésta operadora cuántica, precisa resetear.

Los niños de noche duermen temprano para torear el filo no grave. Afuera la brisa casi siempre  refresca. Pobre, pero no desaseada, usa agua hervida, alimento sano y manos bien lavadas. El material de higiene y aseo se lo trae de a puchito del trabajo como parte de lo poco que gana. A decir de Julio, es una maldad sana equilibrar la sisa del patrón con el salario de can que ganan las descamisadas como Mamá-Sofía. Pobre, pero muy rica en ganas de acertar. El fallo pasa de una capa de acción a otra y las lágrimas esperan poner a plañir la cara rota del pegador cobarde, esa bomba de tiempo que no salva ardores cada noche, cada vez, cada paso, cada respiración, cada ademán, cualquier cosa que se la invoque…

Mientras va anotando en la carpeta, esa noche, cerró la puerta del rancho con cables, y pidió al profesor alertar a Julio con avisar a las autoridades de ley. La gente empezó a cercarlo hasta que Julio fue a hospedarse con las goajiras escandalosas y coloridas en la plaza cercana a la barra del augur brujodedor donde éste emponzoñaba a medio barrio y ellos lo sentían como ídolo local. Al cabo de una sola semana ya había recopilado, manto a manto, temas que fueron apasionándola de asombro y aprisionándola dentro.

El origen de la vida, Oparín, el átomo, la célula, el ADN, ARN, biosfera, lo biótico-abiótico, fotosíntesis, ósmosis, ciclo de Krebs, respiración celular. Cuerpo humano con más de doscientos huesos y musculatura ajustada. Encéfalo y sistema nervioso. Reproducción sexual y asexual. Clasificación de los seres vivos en siete 7 reinos y no en los 2 aristotélicos, animal y vegetal, pasados de moda hace décadas. La educación pica y se extiende por meses, y en el ínterin la revolución la dota de un taller de Office para Windows-INCE y como pro bono de inicio escolar, recibe las tres canaimitas laptop de baja calidad para los tripudos que no caben de deleite y regocijo pero no tienen ni idea de cómo carámbanos funciona eso…

Sólo con biología y ciencias básicas llenó media libreta, pronto fue por una más. Similarmente, otras ciencias fueron prestando sus secretos. Conmemora la magia del efecto Coriolis, del Big Bang y del Agujero Negro o Black Hole y la física resurge inscrita en el astronómico punto del Sistema Solar. Costó entender que un año luz es una unidad de distancia para medir el cosmos, pues un año luz es la distancia corrida por la luz a velocidad constante 299 mil kilómetros x segundo durante un año y no es una medida de tiempo, como el nombre sugiere, es una medida de longitud. La apariencia miente. Marlene no es nada apariencias. Sabe que conoce poco pero va bien encaminada. La causalidad no es casualidad, responde a la ley termodinámica de la entropía, cree entender la segunda ley pero la confunde ¿cuál era la primera?, causa y efecto, ¿acción y reacción?…

Físicamente la química de su cuerpo empezó a cambiar con nuevo lenguaje, el del conocimiento. La ciencia es como un planeta que a diario va renovando. El infinito estrepitoso confunde la serenidad de Marlene que agarra libretas para llenar con la fuerza con la que se lucha contra la nada y contra sí misma, era ese un desafío humano por el proceso epistémico como parte filósofo-existencial de nuestra especie.

Marlene no puede creer que en meses sea otra. La basura dejó el menú. Un intermitente Clap y una nueva beca a madres solteras y en pobreza extrema la tiene norte con sol al cénit. El sol tiene 4.500 millones de años de combustible quemado, es un astro de modesto aspecto con Helio suficiente para otros 4.500 millones de años de existencia. Flota olvidado como una mota de polvo en un extremo de la galaxia espiral llamada Vía Láctea, una de cientos de miles de millones que forman el universo conocido.

Y parece más bien que es un multiverso, el verdadero caso en el que Marlene tuvo que calmarse y resistir la matemática ilógica pero cierta de infinitas Sofía en universos paralelos. La física mecánica, óptica y eléctrica, no están solas, son colega de la cuántica y la física cuántica explica el multiverso. Una misma partícula molecularmente puede estar al mismo tiempo en dos lugares distintos. Marlene imaginó entrando a Villa de Cura mientras al mismo tiempo la neo-cuántica Mamá-Sofía le degollaba el pescuezo muerta de la risa al cobarde de Julio bajo´ é la matica.

El arte vino de perlas al respecto con Rubens o Goya, y su sangre por doquier, como si la vida es sólo un coágulo y admite llevar aire al cerebro por la molécula de hierro donde la hemoglobina transporta oxígeno al tejido, mientras el monóxido de carbono, producto de la mala combustión, es cuatro veces más afín que el O2 a la molécula de hemoglobina con su hierro al centro, pero letal al respirar. Al fin encuentra el `CO´ como el cómplice exacto-perfecto de la diligencia. Quedaba descubrir cómo poner en ejecución el gas letal en el objetivo y que esfumara al maniaco homosexual pegador en un hoyo negro hasta el infinito.

La sombra de madrugada pone a Marlene a soñar despierta. En mitad del ensueño a ojo abierto, admira a bulbos voladores, a bombonas de metano, cientos de ancianos con bastón bebiendo licor tóxico, hijos royendo canaimitas porque creen son hostias rosas, todo mezclado en el embudo que recae sobre un piélago de capas y capas de cebollas, que no distingue pero apestan, que no se observan pero presiente…

Todo hace repasar el miedo. Está al tanto que el temor más extremo no es el miedo a morir, es el terror a fracasar. Es lógico si se piensa que morir es de una sola vez, pero fracasar es morir mil veces, una y otra y otra vez con la capa de la perpetua decepción por un desengaño siempre en primer plano al frente.

La cebolla vital la persigue capa a capa sin tregua ni piedad, y ya sabe que en el juego de la vida como en el ajedrez, el juego continúa después del Jaque Mate, decía el alucinante Asimov. Marlene cerró el compás en las manos. Dormir no era una opción, descansar sería mejor. Abrió su sentir dulce posado en donde no sufría y sus lágrimas tristes desaparecían. Y toda vida que usa con ganas la energía poderosa de amar indudablemente cultiva sobresaliente ese santo territorio donde un buen día dejas de necesitarlas…

Marcantonio Faillace Carreño

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