Los militares aceleraron la huida de Pérez Jiménez #23Ene

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Hace hoy 63 años se produjo el fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

El derrocamiento de ese gobierno militar no fue producto de un hombre o de un grupo, sino de todos los sectores de la nación, dice el profesor Pedro Pablo Alcántara.

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El ex parlamentario, en declaraciones a Elimpulso.com, explicó que hubo varios factores que contribuyeron al cese de la tiranía y el surgimiento de la democracia.

En síntesis nos hace una breve cronlogía de los sucesos de mayor interés.
Ya para la fecha histórica del acontecer político nacional que evocamos hoy, se había constituido y estaba funcionando la Junta Patriótica, existía una conspiración civil y militar, había contacto de los demócratas con oficiales y se había producido la huelga de la prensa contra el régimen, que en ese entonces constituía una fuerza de opinión sumamente importante.

Los sucesos culminantes comenzaron a desarrollarse  el primero de enero de 1958, recuerda nuestro entrevistado. Justamente a las seis de la mañana, cuando todavía la gente se estaba dando abrazos del feliz año, aviones de la base de Maracay volaron estruendosamente sobre Caracas.

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Ese sobrevuelo, naturalmente, impresionó a la población, que en la noche del 31 de diciembre había hecho estallar fuegos pirotécnicos, como ha sido la tradición, para despedir un año y recibir otro.

Pero, la presencia de los aviones era la señal que se había previsto para que oficiales de la Fuerza Aérea, Ejército y Marina se sublevaran.

Pero, la oficialidad del cuartel Urdaneta, de la capital de la república, que estaba comprometida, no pudo actuar porque carecía de municiones.
A las seis y media de la mañana de ese primer día del año 58, Pérez Jiménez fue informado de que Maracay estaba en manos de los rebeldes.

El régimen informó, a las once de la mañana, que había estallado un movimiento armado y desde ese momento la Radio Nacional se limitó a transmitir música clásica y la televisión no inició sus labores.
A las 4 de la tarde, al no haberse levantado los cuarteles, los aviones militares ametrallaron Miraflores. El gobierno anunció que había derribado uno de los aparatos.

Una hora después, Pérez Jiménez decide enviar fuerzas a la capital del estado Aragua y Pedro Estrada, director del cuerpo represivo Seguridad Nacional, junto con su familia se refugia en la embajada de Colombia.

A las diez de la noche, Pérez Jiménez habló por radio y televisión, para decir que la situación había sido controlada.

Hugo Trejo, que dirigía una columna de blindados hacia Maracay, se rebela y se descubre posteriormente que era uno de los cabecillas del golpe.

A las doce de la noche, el mayor Trujillo Echeverría, junto a un grupo de militares, toma a Ramo Verde y hace preso al gobernado Miranda y se apodera de la emisora de radio. La población se lanzó a la calle en apoyo a los rebeldes.

A las dos de la madrugada, 18 aviadores sublevados a bordo del avión presidencial, pilotado por Martín Parada, se van a Barranquilla, Colombia.
Ese alzamiento del primero de enero fue una estocada al régimen, porque el 13 de enero, Pérez Jiménez destituye a Rómulo Fernández y asume el ministerio de la Defensa.

Al día siguiente, circula el manifiesto de los intelectuales. El 16 los estudiantes universitarios y liceístas promueven manifestaciones. El 17 es clausurado el liceo Andrés Bello y ese mismo día la Junta Patriótica convoca a la huelga general del 21. En esa fecha no circulan los periódicos.

El 22 de enero, obreros y estudiantes se van a las calles a protestar contra la dictadura. Se produce un violento clima de agitación. En los barrios la gente utiliza piedras, palos y botellas contra la policía. Se produce una gran cantidad de heridos por la represión y se llenan hospitales y clínicas de los lesionados. No se respetó el toque de queda.

Y llega el 23.  A la una de la madrugada, en la Escuela Militar, se constituye una junta de gobierno presidida por el contralmirante Wolfgang Larrazabal.

A esa misma hora, Pérez Jiménez, en el avión presidencial que había sido devuelto de Colombia y el cual era bautizado como La Vaca Sagrada, huye con su familia y varios de sus colaboradores a Santo Domingo.

Una hora después comienza la población a celebrar la caída de la dictadura. Y fuera de Venezuela, cinco mil exiliados: dirigentes políticos, escritores, periodistas, sindicalistas, estudiantes y militares. De las cárceles salieron los disidentes que habían sido torturados física y sicológicamente.
La euforia fue general.

Esa celebración que comenzó en Caracas, se extendió como reguero de pólvora por todo el país. Y desde entonces se ha considerado al 23 de enero como el Día de la Democracia venezolana.

Wolfgang Larrazabal

Quien asume la presidencia de Venezuela el 23 de enero de 1958 fue el contralmirante Wolfgang Larrazabal, comandante de la Marina de Guerra del país.

Tenía 39 años de edad. Era una persona muy discreta, que prácticamente no era conocido y cuya identidad sorprendió a la población.

No había aparecido como una figura destacada del régimen, ni tampoco había asistido a reuniones conspirativas, pero tenía ascendencia en su fuerza y es por eso que su condición de verticalidad en sus funciones fue designado por los demás componentes de las Fuerzas Armadas como el indicado para presidir el gobierno de transición.

Se le recuerda por sus palabras: “Cumplí con la misión que me encomendaron las Fuerzas Armadas: llevar al país a unas elecciones libres en el menor tiempo posible. Eso hice”.

La Junta Patriótica

En esta fecha es preciso recordar que contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez se constituyó una agrupación política, denominada Junta Patriótica.

Esta idea surgió el 11 de junio cuando en la residencia del periodista Fabricio Ojeda, quien por cierto era el reportero de El Nacional destacado en Miraflores, se congregan, a petición del mencionado comunicador, Amílcar Góme y José Vicente Rangel, quienes eran militantes de Unión Republicana Democrática; y Guillermo García Ponce, del Partido Comunista. Acuerdan covocar a las representaciones de Acción Democrática y Copei.
Dos días después se incorpora el doctor Pedro Pablo Aguilar, de Copei.
Y el 14 se funda la Junta Patriótica. Sus objetivos fueron los siguientes:
Por el respeto a la Constitución Nacional, contra la reelección de Pérez Jiménez y por la celebración de elecciones libres para la presidencia de la República. Y por un gobierno democrático, respetuoso de las libertades ciudadanas.

El 29 de junio, durante los desfiles de la Patria, que era una actividad propiciada por la dictadura, la Junta Patriótica hace circular  200 mil hojas volantes, impresas, llamando a la lucha del pueblo contra la reelección de Pérez Jiménez y exigiendo elecciones libres.

A partir de entonces, no cesaría la actividad contra la dictadura en todo el país.

Es de resaltar uno de esos volantes: “La nación se ha levantado como un solo hombre para recobrar la libertad. La Junta Patriótica llama a la huelga general.”

La huelga de la prensa

La lucha contra Pérez Jiménez se intensificó a raíz de la decisión tomada por el dictador de convocar un plebiscito.

Los principales medios de entonces, El Nacional, El Universal, Últimas Noticias y La Esfera acordaron realizar la huelga el 15 de diciembre de 1957, fecha de la amañada consulta electoral, pero la postegaron cuando se percataron que los militares no se alzarían.

Finalmente, la hicieron el 2 de enero como consecuencia del levantamiento de la Fuerza Aérea en Maracay.

Sin embargo, el régimen los obligó a salir el día 3. Quería el gobierno que se publicara un repudio al alzamiento militar, pero los diarios se negaron a hacerlo. Hubo persecución contra los periodistas, algunos de los cuales se exiliaron y otros fueron a dar a la cárcel. 

Pacto de líderes

Mucho antes de la caída de la dictadura se dieron cita en los Estados Unidos Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera, los principales líderes de AD, Unión Republicana Democrática y Copei, para trazar un plan de entendimiento nacional, que permitiera dotar de gobiernos democráticos a Venezuela.

A tal efecto, se convocó a un almuerzo en el Club Atlético de Nueva York, frente al Parque Central, donde también estuvieron presentes Gonzalo Barrios, Ignacio Luis Arcaya y Luis Augusto Dubuc. Acordaron con acabar con el sectarismo y la intolerancia entre los partidos políticos. Ya para entonces, Pérez Jiménez había perdido su liderazgo en las fuerzas armadas.
El pacto de los líderes se suscribió en Caracas cuando ya se había ido el dictador y la población comenzaba a respirar aires democráticos.

Los textos fueron elaborados con informaciones del Archivo de El Impulso

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