#ESPECIAL #VIDEO #FOTOS El Hospital Antonio María Pineda se resiste a ser un paciente terminal #21Mar

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El principal centro asistencial de centroccidente, el Hospital Antonio María Pineda de Barquisimeto, muestra su peor rostro; se encuentra descuidado, necesitado, golpeado… Pacientes, médicos y enfermeras coinciden: está al borde del colapso.

Sin embargo, el personal sanitario sigue luchando día a día por salvar vidas y preservar la salud, no solo de los larenses sino de todos los venezolanos que acuden en busca de ayuda.

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“Solo les están dando a los pacientes arroz con frijoles tres veces al día”, eso es lo que logró decir una empleada del principal centro asistencial de la región, mientras caminaba rápido y lograba esquivar la mirada dominante de uno de los milicianos que vigilaba la entrada del recinto hospitalario.

La trabajadora no podía alzar la voz ni mucho menos quitarse el tapaboca de tela porque era el único escudo que tenía para protegerse de la COVID-19. Hablar entre susurros era la mejor táctica que utilizaba para poder denunciar algunas irregularidades que suceden a diario en el Hospital Central Antonio María Pineda (Hcamp) de Barquisimeto y que ponen en riesgo el tesoro más preciado del ser humano: la vida.

“El paciente tiene que traer todo. Gasas, inyectadoras, guantes y hasta medicamentos porque aquí no hay casi insumos. Nuestro hospital necesita ayuda, está prácticamente desahuciado. Los baños no funcionan, cuesta para que llegue el agua, no hay ventilación ni tampoco iluminación. Además, no se está haciendo el mantenimiento adecuado de las áreas hospitalarias provocando un posible riesgo de infección tanto en los pacientes como todo el personal sanitario” detalló a Elimpulso.com.

Esta información fue confirmada cuando ingresaba una paciente que fue remitida del ambulatorio de La Carucieña y presentaba un fuerte dolor estomacal. La mujer presentaba un cuadro de estreñimiento por comer durante un día conchas de auyamas para aliar el hambre.

“Entramos a la emergencia y mi hermana no fue atendida porque supuestamente no tenían suficiente calmantes. Nos dicen que solo tienen para los pacientes que ya están hospitalizados. Que debemos comprar uno y traerlo para que se lo inyecten, pero mi hermana no aguanta el dolor y tampoco tenemos el dinero para comprarlo”, relató la hermana de la mujer.

Deterioro progresivo

Las carencias del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda son evidentes y tan agudas como la de los propios pacientes que llegan a este nosocomio en busca de una buena atención médica.
La doctora Luzmila Leal, directora ejecutiva de la ONG Médicos Unidos Venezuela capítulo Lara, aseguró para esta esta casa editorial que con el pasar de los años los larenses han visto pasar el deterioro progresivo de este recinto hospitalario.

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“Es una necesidad que el hospital Central tenga dolientes. Se debe entender que esto no es una lucha política, es una lucha social. Cuando llega el paciente a la emergencia de este centro de salud es recibido principalmente por una escasez de atención en cuanto al espacio físico. Además del poco personal y la insuficiencia del material quirúrgico que no se tiene y que se le debe solicitar prácticamente un listado completo a los familiares de los pacientes para que puedan ser atendidos”, describió Leal.

Según datos que obtuvo Elimpulso.com actualmente existe un gran déficit de camas en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Antonio María Pineda; de 20 camas sólo funcionan cinco y en la UCI de patología neonatal están operativas solamente tres.

Una de las áreas en estado crítico es la sala de parto. Según las denuncias recibidas en esta casa editorial esta zona hospitalaria presenta botes de agua, zancudos, insalubridad, los techos y las paredes se encuentran deterioradas y la luminaria está dañada.

A esta lista de deficiencias se suma las condiciones en las que se encuentra el único ascensor de este centro asistencial. Aparentemente este elevador es usado para que suban los familiares de los enfermos, el personal de mantenimiento y las camareras con la comida de los pacientes.

“Vimos en un reporte una fotos de unos pacientes que eran bajados en camillas por las escaleras. En otra oportunidad pudimos observar la comida por el único ascensor que funciona, algo que es muy delicado porque por allí suben los familiares entonces se convierte en un constante tránsito que pudiera contaminar a todo el que está entrando y saliendo de ese ascensor. No puede ser que un hospital tan grande cuente con un solo ascensor”, aseveró Leal.

Pagan para ir a trabajar

Elda Jiménez, presidenta del Colegio de Enfermeras en el estado Lara, considera que las enfermeras larenses prácticamente están pagando para ir a trabajar en el Hospital Antonio María Pineda.

Jiménez indicó que en este centro asistencial persiste un déficit de 1.250 enfermeras y que el salario ronda por los 4.000.000 bolívares.

“Nuestro hospital está agonizando, está deteriorado y destartalado en su infraestructura, carente del personal. El déficit es de 1.250 enfermeras, sólo hay una enfermera para atender 40 u 80 pacientes. Esto significa que no puede haber buena atención porque no están dadas las condiciones. Además, están devengando un sueldo de 4.000.000 de bolívares cada 15 días. Básicamente están pagando por ir a trabajar en el Hospital Antonio María Pineda”, aseveró.

¿Cuánto cuesta recuperar el hospital?

De acuerdo con tuits publicados por la Gobernación de Lara el pasado 9 y 17 de marzo, el área de Sala de Parto y quirófanos se encuentran en mantenimiento. Aseguran que Lara es referencia de atención en salud y brindan un servicio público, gratuito y de calidad. El equipo de ElImpulso.com verificó que entre las áreas más desasistidas se encuentra precisamente la Sala de Partos, por lo cual, su recuperación es una tarea primordial.

Aunque la Constitución establece el derecho a la salud de forma gratuita, la realidad es que el 80% de los insumos que requiere el paciente en el Antonio María Pineda, corren por cuenta de sus familiares. El hospital no los tiene.

En cifras, de 20 camas en UCI solo funcionan 5; mientras que solo 3 están disponibles en el área de Patología Neonatal. De 4 ascensores, solo 1 está operativo; los ductos de aire acondicionado no tienen filtros por eso se meten los zancudos. La infraestructura, paredes y techos presentan filtraciones. Tampoco hay material de limpieza por lo cual en muchas ocasiones solo se limpia con agua.

Más allá de las tendencias políticas, pacientes, médicos y enfermeras coinciden en que es primordial rescatar el Hospital Antonio María Pineda pues, probablemente, en algún momento de la vida, todos necesitarán asistencia médica en este centro de salud. Para ello, es necesario el concurso de todos los sectores de la vida regional: personal de salud, empresarios, organizaciones civiles y sociedad en general que deseen aportar su grano de arena en la recuperación de nuestro principal centro asistencial.

¿Quedará solo en sueños contar con un hospital digno para todos?

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