OPINIÓN Se busca un Emprendedor: Mi Padre El Emprendedor: Andrés Blas Olivo (Parte III) (Correr Riesgos Calculados) #8Jun

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“Tomar riesgos calculados, es completamente distinto de ser temerario”
George Patton

Es muy fácil escribir ahora, que un joven entre 15 y 17 años, decidiera montarse en un barco y cruzar el Atlántico para irse a América en busca de mejores oportunidades, sin pensar en lo peligroso que era el viaje y luego volver para casarse con Vicenza María Brando Santoro y juntos viajar a Venezuela, donde formarían una familia con tres hijos varones y se quedarían definitivamente el resto de su vida.

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Pues bien, es bueno señalar aquí algunas cosas, por las que pasaron los emigrantes que viajaban a América en busca de hacer realidad su sueño. Desde 1891 hasta 1927, cuatro naves italianas naufragaron intentando llegar a la tierra prometida, en 1891 se hundió el Utopía, en 1898 el Bourgogne, en 1906 el Sirio y en 1927 La Princesa Mafalda.

En este momento me gustaría recordar que mi abuelo, viajó a Venezuela mucho antes que mi papa y que asumió los mismos riesgos, incluso mayores.

He querido contar este pequeño trozo de la historia de los inmigrantes italianos, que partieron de Génova en busca de su sueño, para ilustrar el temple de mi padre primero y luego de mi madre, que formaron parte de los inmigrantes, que lograron llegar y cumplir su sueño, pero pudieron no hacerlo.

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Esto demuestra a las claras, de qué manera estaba formada la personalidad de Andrés Blas Olivo y su claridad en cuanto a todo aquello que debía arriesgar para alcanzar su sueño. Por supuesto, no podemos dejar de decir que su esposa también tenía el coraje y la claridad necesaria para acompañar a su esposo en esta memorable jornada.

Por cierto, que cuando ella tenía 99 años, me comentó que gracias a que partieron de Italia en 1937, se salvaron de participar personalmente en la cruenta guerra mundial que se dio en esa época y en la que Italia se involucró totalmente. Aunque la guerra fue muy difícil para ellos aún en Venezuela por ser Italianos, por lo que, pocos años antes de yo nacer, adquirieron la ciudadanía Venezolana aún incluso sintiéndose ya muy Venezolanos.

Recordemos siempre, que los buenos empresarios no solo creen en sí mismos, sino también reconocen y eligen riesgos moderados. Ambas características son esenciales para triunfar.

Recordemos a Virgilio quien escribió «La fortuna se pone de parte del que se arriesga».

En este sentido debemos entender, que la autoconfianza es esencial para el emprendedor exitoso. Si ellos no creen que pueden triunfar, nadie más lo hará tampoco. Si piensan que van a fracasar, probablemente lo harán. Sin autoconfianza nadie intentaría nunca algo nuevo.

La autoconfianza sola no es suficiente. Puede ser peligrosa. Con la autoconfianza sola, la gente fácilmente puede tomar decisiones apresuradas y demostrar poco criterio.

Para ser efectivos, los buenos empresarios deben equilibrar su autoconfianza con la habilidad de distinguir los riesgos.

Definitivamente, los empresarios de éxito, frecuentemente tienen que encargarse de asuntos imprevistos, se fijarían una meta no muy fácil pero posible, no se dejarían presionar y medirían muy bien las consecuencias y harían algo que valiera la pena, según sus propios criterios.

Continuará….

Italo Olivo

www.iolivo.com

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