Señala Orlando Zamora, asesor financiero: La reforma de la LIGTF es parte del Plan Rivera #2Feb

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La reforma de la Ley de Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (LIGTF) y, aunque no lo dice el texto legislativo, cambiarias, es parte del plan Rivera, señala Orlando Zamora, exjefe del Departamento de Riesgos del Banco Central de Venezuela.

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De acuerdo con las informaciones que se tienen, el Plan Rivera ha sido elaborado por el economista ecuatoriano Patricio Rivera, quien en su país se desempeñó como Superintendente de Economía Popular y Solidaria, subsecretario de la Secretaría de Planificación y Desarrollo, así como ministro de Finanzas de Rafael Correa.

Actualmente es el asesor económico del régimen de Maduro y con especiales funciones al lado de la vicepresidenta Delcy Rodríguez, quien también es la titular del ministerio de Economía y Finanzas.

En la administración de Nicolás Maduro no ha habido una figura sobresaliente en las finanzas como ocurrió cuando Hugo Chavez, que tenía como punta de lanza a Jorge Giordani, quien no era un gran experto, pero dictaba pautas, comentó Zamora.

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Rivera es el asesor que aconsejó a Maduro que el Banco Central de Venezuela realizará intervenciones bancarias para, supuestamente, estabilizar el dólar y evitar que éste subiera de valor. 

Ha sido así como el BCV ha venido inyectando de acuerdo a sus posibilidades 30, 50 y hasta 80 millones de dólares casi todas las semanas, y como el mercado venezolano es muy pequeño, que no tiene grandes demandas, ha logrado su objetivo de estabilizar la moneda estadounidense, pero a costa de las reservas internacionales.

Como el gobierno está quebrado, requiere de recursos porque ya no cuenta con los ingresos petroleros de antes y obligatoriamente tiene que hacer pagos en la administración pública, a todos sus niveles. Busca desesperadamente conseguir dinero con medidas arbitrarias, como la modificación a la Ley de Registros y Notarías, así como de otros servicios.

Y ahora, disfrazadamente, ha establecido un impuesto al dólar a través de la LIGTF y, como ya mencioné anteriormente, a la política cambiaria, claro está, tomándole la palabra a Rivera.

Éste asesor también fue quien aconsejó al gobierno  la decisión  de exonerar de impuestos aduaneros las importaciones de ciertos productos y bienes, la dolarización de facto, la reducción del gasto público y la restricción del crédito bancario mediante el encaje, el más alto del mundo. Además, el impulso para la creación de empresas diversas. Y de hecho el aumento del ingreso tributario.

La idea de todas estas medidas es el rescate del valor del signo monetario nacional frente a la moneda estadounidense, que desde hace ya largo tiempo viene marcando los precios.

Al hacerse la modificación o reforma de la LIGTF, no se ha definido el tamaño de esas transacciones.

Pero, como en el fondo del asunto se trata de un impuesto que se va a cobrar, al tomarse la medida no se consideraron las consecuencias.

Una es que se van a encarecer los productos y bienes importados. Porque al existir la carga impositiva hay que declararla y, de alguna manera, ese impuesto va a incidir en la venta.

Otra es que habrá evasión del impuesto por cuanto serán innumerables las personas que harán todo lo que esté a su alcance, para no pagarlo. 

Y además, como ocurre cuando no se analizan medidas de esta naturaleza, es que aparecerá, inevitablemente, el mercado negro.

Ya decía, prosiguió Zamora, que el mercado nacional es pequeño y el BCV ha venido inyectando dólares a la banca para tratar de estabilizar esa moneda que ha desplazado al bolívar.

Se trata de una medida antieconómica, claramente, porque en ninguna parte se impone un impuesto a quien trabaja con moneda extranjera.

Además, el bolívar no puede ser rescatado con impuestos alguno, ya que la única forma de que recobre su valor es mediante el fortalecimiento de la economía y ésta sólo es posible mediante la producción.

El impuesto que se ha situado en 2, 5 por ciento podría llegar al 20 por ciento, de acuerdo con lo aprobado por la Asamblea Nacional. Ya es un error la medida impositiva y mucho más incrementarla por la voracidad fiscal.

Aún no se han considerado los efectos de la medida, pero en un mercado pequeño, indudablemente, ocasionará nerviosismo y una presión adicional que no se esperaba, porque, eventualmente, el dólar se había estabilizado por las inyecciones del BCV.

Ha comenzado el año con inquietud y desatino porque la inflación no se combate con medidas impositivas para recuperar el valor de un bolívar, que carece de confianza. Empieza con un error por mal asesoramiento.

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