#OPINIÓN Macario González: ¿Alcalde o Gobernador? #16Dic

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Macario González, uno de los políticos más brillantes y de larga trayectoria en el país, aspira llevar nuevamente las riendas de la ciudad de una u otra forma, es decir, desde la Gobernación de la que ya fue su candidato, o la Alcaldía, de la que ya fue su titular, cuyas elecciones, según anunció recientemente Nicolás Maduro se celebrarán en el 2025 en forma conjunta para escoger a los representantes de la Asamblea Nacional, los Gobernadores y Alcaldes de todo el país.

La versión ha corrido insistentemente en los medios políticos de la región, por iniciativa de una gran mayoría de simpatizantes y algunas organizaciones que le brindarían su apoyo.

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Y es que después de varios años, el líder político goza en la actualidad de una gran aceptación. Es público y notorio. En cada reunión en barrios y urbanizaciones la gente vuelve a reclamar su presencia, y representantes políticos le hacen esa sugerencia en un momento donde la ciudad está hecha pedazos, desasistida de bienes y servicios.

Líderes comunales y distintos gremios dan visto bueno a su anterior mandato, y ahora que los poderes municipales no han resuelto los problemas prioritarios, confían en su experiencia para que rescate a la capital del Estado Lara del laberinto en que ha caído.

Barquisimeto está “perdido” y el nuevo gerente debe abocarse al alumbrado público en una ciudad casi a oscuras, transporte, vialidad, basura, y cráteres en las vías públicas por falta de un efectivo servicio de Hidrolara.

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A juicio de muchos, esas cosas alumbran la esperanza de una villa que guarda en su memoria la gestión de un verdadero amigo de la ciudad.

No sería para nadie una sorpresa la candidatura de Macario. Su trayectoria política la ha ejercitado en el día a día de las luchas populares no sólo de los larenses sino de toda Venezuela donde se siente el contacto directo que tiene con el pueblo, con sus defectos y virtudes.

Es un curtido hombre de batalla que conoce al pelo no sólo la historia de Barquisimeto, sino un intérprete de los cambios sociales que han venido ocurriendo en Venezuela.

El trabajo político se remonta desde sus andanzas universitarias, y su trajinar al frente, primero del partido Movimiento al Socialismo (MAS) como artillería del pensamiento socialista, y ahora de “Voluntad Popular” al que representa como Diputado, lo arrebola como luchador social en sus justas aspiraciones para conducir nuevamente la metrópoli.

Su trabajo público es reconocido hasta por los propios adversarios, sobre todo, por aquellos quienes lo han combatido en el terreno democrático y no de quienes han salido de la copa del sombrero del payaso de un circo.

Se recuerda, entre otras muchas cosas, que como burgomaestre recuperó los espacios públicos, particularmente las aceras de la ciudad, y restauró el mercado Altagracia, donde fueron ubicados 800 trabajadores de la economía informal.

En la avenida “Las Industrias” fue abierto otro mercado que permitió liberar a la comunidad de “El Obelisco” de un sitio anárquico, el cual a diario quedaba sucio y fomentaba la protesta de los vecinos.

Del mismo modo, “El Manteco” recobró su calidad de mercado del centro de Barquisimeto en condiciones de salubridad.

Aún más, los dirigentes de los trabajadores de la economía informal entendieron que se debían respetar los espacios de los ciudadanos y trabajar ordenadamente.

En ningún momento se actuó con represión y Barquisimeto se convirtió en centro del comercio en la región.

De experiencia, honrado, diligente, fuerte, con el espíritu de superar los problemas, debería asumir cualquier reto en medio de la peor crisis que vive el país.

Tiene tres años para pensarlo e iniciar campaña por debajo de cuerda. Aunque las cosas no serán como antes, se enfrentaría a una oposición oficialista plagada de triquiñuelas, sabiendo que no es el candidato electoral perfecto pero con una lista maquillada de atributos para estampar su nombre en el primer lugar de cualquiera de las dos contiendas, ahora, que según voces callejeras, mantiene una amistad bien acicalada con Henry Falcón, quién lo adversó públicamente durante un tiempo, sobre todo cuando ganó la Alcaldía en el 2000.

Falcón Fuentes asumió el despacho luego de la salida de Macario en las elecciones del 30 de julio, aplazadas por la Reforma Constitucional de 1999 que alargó el período de mando a cuatro años. Era el abanderado del Movimiento Quinta República, organización política izquierdista fundada por Hugo Chávez.

Si para entonces Falcón aspira la Gobernación, le daría paso a Macario para la Alcaldía donde expuso se sentiría mejor. Una llave imbatible.

El fundador del partido “Futuro” es un experto saltando talanqueras y de aquí a la fecha de la que hablamos, no se sabe qué cosas podrían ocurrir, como irse de nuevo para el Partido Socialista Unido de Venezuela, (PSUV), de acuerdo a las características políticas de ese momento.

En los tiempos que vivimos, la crisis económica sepulta a los candidatos no oficialistas. Son tiempos de bonanza donde Falcón se mueve con comodidad.

Ojala el pueblo recuerde las buenas obras de Macario González antes de que el oficialismo encienda el ventilador para salpicar de lodo su servicio brindado entre 1995 y el 2000.

Tiene tres años para pensarlo y comenzar su cruzada al paso de conga.

A “San Simón y San Judas, dulces son las uvas”, es decir, según sentencia llena de sabiduría popular nos han preguntado a lo largo de los siglos: “¿A quién no le gusta lo dulce?”.

Orlando Peñaloza

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