“Importaciones asfixiarán la producción venezolana de aceites y grasas casi en su totalidad” #23Mar

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Trabajo de www.lanacionweb.com

De acuerdo con los gremios y dueños de fincas en el Sur del Lago de Maracaibo, si las importaciones continúan superando el 80 % estimado por Ley, estos tendrían que mermar aún más las entregas generando una debacle en toda la cadena de oleaginosas en el Zulia y zonas adyacentes

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Maracaibo, 22 de marzo de 2023. La subregión Sur del Lago, en Zulia, continúa siendo tan productiva como de costumbre; sin embargo, en la actualidad, el sector primario de la palma aceitera se ha visto afectada por la importación y que perjudica directamente a toda la cadena, incluyendo a las industrias. El 90 porciento es el representativo dentro del 20% global que produce Venezuela.

Desde Jesús María Semprúm, pasando por Catatumbo y terminando entre Colón y zonas de la carretera Panamericana en los estados Táchira, Mérida y Trujillo, la vista se pierde por la cantidad de hectáreas sembradas de la palma africana, como también es conocida en el mundo.

Un cuantioso número de empleados albergan las más de 80 mil hectáreas productoras de este rubro en la región occidental de Venezuela. Hoy temen quedarse sin trabajo. Aunque en Jesús María Semprúm se sembró la primera parte de la palma en la década de los 80´, y pese a que ha tenido altas y bajas, pareciera que esta vez todo cambió para peor. El Ejecutivo nacional importó, según propietarios de fincas en el sur del lago, más de 80 % de aceites y grasas e “inundaron el mercado hasta el punto de que hoy nuestro fruto, que representa el único 20 % porque lo demás se importa, se está perdiendo”.

“Solamente en Semprúm hay 56 mil hectáreas sembradas y se generan, entre empleos directos e indirectos, más de cinco mil. Entonces, si el cultivo sigue desmejorando tendríamos que otras actividades económicas (…) La palma es bondadosa, y continúa haciendo su trabajo, pero, qué haríamos si nadie nos las recibe”, sentenció Luis Urbina, ingeniero agrónomo y representante del Consejo Comunal Palmeras Diana que hoy posee 154 productores unidos en más de 3 mil 100 superficies de tierras con la oleaginosa.

La nación tiene siete empresas receptoras del fruto, el corozo, de las cuales cinco se encuentran en la subregión zuliana antes mencionada. Estás, en la actualidad, también se ven afectadas por la importación. “Tenemos los tanques full, Valencia no nos quiere comprar el producto porque también están al tope y no hay salida a los supermercados; sólo el importado”, expuso un trabajador de una de las empresas extractoras y que prefirió mantener su nombre bajo el anonimato por temor a represalias.

Libido Urdaneta, un ganadero y palmero que tiene 90 hectáreas sembradas y sólo ve cómo se va perdiendo su cosecha. “No contábamos con esto. Mantener una hectárea supera los mil dólares entre zafra, mano de obra, mantenimiento, ingeniería y más. Teniendo en cuenta que si le metemos fertilizantes el número podría subir. Los costos, tardíos por parte de las empresas, ya no están acordes a las realidades”.

Pacasa C.A., Grupo San Simón, Aceites C.A., Grasas El Puerto y Palmeras Diana, no pueden, por el Zulia, recibir la materia prima a granel. Ahora es resumida y “de vez en cuando”. Los transportistas, otro sector de la cadena de esta oleaginosa, dice que pueden estar en los sitios hasta seis o más días. Con hamacas, lejos de la familia, alimentación resumida y sin esperanzas de que atiendan pronto, esperan quienes solo viven de este tipo de trabajo “por ser uno de los mejorcitos pagados”.

Colón (Zulia) y Tucaní (Mérida)

Los municipios de Colón (Zulia) y Caracciolo Parra Olmedo (Mérida) tienen otra realidad. En Santa Bárbara del Zulia, capital de Colón, la exigencia continúa siendo que el Estado permita mantener el 20 % de la producción nacional activa y aporte al aumento de las hectáreas del rubro para subir la productividad máxima. Ambos aspectos están dentro de la solicitud de la recepción del fruto.

En comparación de los grupos anteriores, esta zona considera que el precio internacional está acorde a pesar de sus gastos, pero requieren que sean atendidos como la cadena primaria.

Por su parte, la empresa Viver-Plant C.A., ubicada en Tucaní, capital del municipio Caracciolo Parra Olmedo del estado Mérida, continúa elevando su producción inicial que es la del previvero y vivero, costos a los productores que oscilan entre 1.5 y 6.5 dólares cada semilla o árbol por sus cuidados iniciales. “Lo que sabemos es que sí hay producción en quienes importamos la semilla para garantizar un mejor rendimiento de la palma africana. Hay muchos invirtiendo para comenzar a cosechar dentro de dos o tres años, pero tenemos que apostar a que, de la mejor manera, e garantice la producción nacional porque si no también nos veríamos afectados en un periodo relativamente corto”, dijo Vivian Ribas, gerente del vivero.

Problemática externa

Además de la poca o nula recepción del corozo en las plantas extractoras del Zulia, se le atañe los pagos tardíos por parte de estos. “Más de una semana podemos esperar que nos paguen. Uno podría aguantarse, pero un trabajador no porque no vive de otra cosa sino de esto y ya”, aseguraba Urbina.

Por su parte, Jorge Prado, presidente de la Confederación de Agricultores y Ganaderos (Confagan) en la entidad, estimaba que sacando cálculos de los subproductos -como el nepe que es procesado para consumo animal-, el pago podría superar los 200 dólares por tonelada del fruto. En la actualidad está anclado al precio internacional que ronda los 170 dólares por tonelada de corozo.

Migración de profesión

La palma es, de acuerdo con sus mismos protagonistas, la fuente de trabajo más importante en estos momentos en la subregión Sur del Lago y ejes que colindan en la zona entre Trujillo, Mérida, Zulia y Táchira. Esta se ha convertido en más que una oportunidad de generar recursos, sino una forma de vida que garantice el futuro de cada familia que hoy está inmersa en la palmicultura.

María Alejandra Chacín, abogada de profesión y recién palmera en Catatumbo, migró de carrera por buscar una mejor economía. “Sabemos que hasta las mismas receptoras tienen problemas porque no saben cuándo su aceite estará en el mercado nacional, pero es importante atacar esto porque el producto de ellos no es perecedero, el de nosotros sí (…) Hoy solo asesoro a los palmeros como abogada, pero ya no la ejerzo. Me vine de La Villa (municipio Rosario de Perijá del Zulia) con mi esposo y hoy estamos muy preocupados”.

Caño Motilón (Catatumbo) y El Cruce (Jesús María Semprúm)

Más de 50 productores de ambos municipios se reunieron en la entrada de Palmeras Diana el pasado miércoles 15 de marzo de 2023, a fin de elevar a través de la opinión pública sus peticiones al gobierno central. Aunque están claros de las altas y bajas, como en cualquier sector, consideran que es ilógico que la administración de Nicolas Maduro profese la importancia de producir en el territorio, mientras que a ellos (Colombia y Brasil) les compren el producto finalizado “asfixiándolos rápidamente”.

“No sé hacer otra cosa”

La experiencia de los empleados tanto de fincas como en viveros es única. En los últimos años, pese a la migración y la baja de trabajo a nivel nacional, muchos decidieron apostar por la palma como sus jefes. La mayoría en el campo, pero algunos con los sueños de tener “al menos una hectárea de palma porque eso es lo que da”.

La migración de profesiones a la rama de la palma es indicio a la subida de la actividad económica en el Sur del Lago, incluyendo las entidades cercanas que ya están sembrando este rubro.

Neisa Morán, una joven de 23 años de edad del municipio Catatumbo que se desempeña recolectando las semillas que se desgranan del corozo, decía que no se veía haciendo otra cosa, ya que esa zona “no tiene otr fuente de empleo seguro y que pagaran así de bien como aquí o mejor”.

Morán, quien además es Técnico Superior Universitario (TSU) en Contaduría Pública, expuso que, de perder su trabajo, “no sabría qué hacer o tendría que irme a Colombia con mi esposo”.

En el sector Las Casas, situado en Santa Bárbara del Zulia, existen más de 20 hectáreas bajo el agua debido a la ruptura de una parte de la Laguna de Birimbay que acabó con plantaciones de cacao e impacta negativamente en el cultivo de la palma africana.

Los trabajadores de las zonas prefieren continuar labrando como cada corte antes que perder el trabajo. “Es fuerte por algún animal que no podamos ver; porque al caer en el agua pesa mucho más el corozo; porque tuvimos que hasta aprender a nadar porque llegó a estar por encima del metro y medio de agua y aquí no se veía nada, en lancha era que sacábamos la fruta”, detallaron a la prensa.

Entre los nuevos esfuerzos que en la actualidad hacen, insisten en que la rama de la palma aceitera es la que mejor paga en la subregión Sur del Lago de Maracaibo.

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