#OPINIÓN Vergüenza debe darte que te vean con Séptimo el coronel psicópata #7Jun

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«La dignidad del individuo consiste
en no ser reducido al vasallaje
por la largueza de otros».
Antoine de Saint-Exupery

Esta epístola es para los auténticos ingenuos desprevenidos, porque hay muchos que fingen ser inocentes y le facilitan la corrupción y la diversidad de delitos que comete Séptimo el coronel psicópata, o que expresan la patraña de que están extraviados y engañados, pero son celestinos sodomizados y cómplices delincuentes, que lo acompañan y se prestan para todas sus fechorías en la institución; que se complacen en la imagen que irradia este renacuajo que nunca exhibirá soles en sus caponas. Cuando te mezclas con este frustrado de antigüedad inoficiosa, entonces ensucias y envileces tu espíritu, el cual queda lacerado con toda la inmundicia de su personalidad dañada, retorcida y diabólica. En el directorio más reciente lo vemos en su transfiguración licantrópica, deformando aún más las voluntades de quienes no han tenido en sus hogares formación robusta ni en principios, ni en valores y que fungen como el equipo de sus monos voladores en la mesa oval. El equipo de los cinco más comprometidos, toda vez que somos la media de las cinco personas con las que nos hacemos rodear.

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En opinión científica del Doctor Robert D. Hare. “Los psicópatas ven cualquier intercambio social como una «oportunidad de alimentación», un concurso o una prueba de voluntades en la que solo él puede ser el ganador. Sus motivos son manipular y tomar, sin piedad y sin remordimientos”. Y es prudente tener en cuenta que el coronel es un psicópata primario, un psicópata desalmado, malévolo; que con su experimentada astucia se impone como el único ganador, como la estrella del equipo; por encima de lo que sea o de quien sea, donde las demás personas son sus peones o fichas de su juego delictivo, donde él se cree justificado para cometer todo tipo de delitos y criminalidad y en ello la corrupción es su carta debajo de la manga, como cuando gerencia personas jurídicas a las cuales deshonra. Y en efecto, la gente ingenua, la gente normal y empática que se convierte en su auditorio, es el combustible que alimenta su narcisismo, porque él se luce y se siente como un Dios. Pero igual usa de combustible en su narcisismo al tren de jalabolas o sus monos voladores.

Un psicópata como el coronel Séptimo este militar nunca más ascendido, jamás verá la vida, los sucesos, los acontecimientos y a los demás seres humanos, con la óptica con que los ven, los observan y los acepta la gente normal y empática; porque el aberrado psicópata percibe el mundo como una inofensiva presa de la que se tiene que apoderar y sojuzgar, y a la mala si el ambiente es difícil, así tenga que destruir, corromper y desprestigiar al que se le cruce en su camino; su mirada es maliciosa; asimismo tiene un cerebro anterior al tiempo en que el hombre desarrollara la empatía y, su caja de valores está baldada porque tiene menguada la materia gris en la parte pre frontal de su cerebro. Su materia gris es menor que el de la gente empática y su amígdala cerebral está atrofiada. De modo que este militar psicópata altera los escenarios en los que se encuentra y los corrompe tal cual su personalidad, haciendo uso de sus tácticas de caza de depredador y sus ardides nocivos, porque él debe imponerse a toda costa y en ese afán no tiene miramientos con normas de ningún tipo, porque él es varias máscaras, y las usa para que nada lo detenga en su empresa delictiva, de venta ilícita de documentos y de extorsiones.

El coronel psicópata, es un rufián que aplica la manipulación porque no tiene capacidad para dar buenos ejemplos, porque es como una morisqueta del pensamiento, porque se le traba la cognición al querer darlos porque no tiene insumos de valores ni principios al carecer de caja axiológica; es un patán que en vez de exhortar lo que hace es intimidar, un tipejo que para tapar sus propias incompetencias y por envidia ataca la autoestima de los otros para avergonzarlos, un bipolar que se enfurece y explota en vez de dar alientos, un palurdo que amenaza en vez de enseñar, un maquiavélico que supone o piensa mal en vez de escuchar o dar el beneficio de la duda al prójimo, un predador que hiere o descuartiza en vez de prestar ayuda, un verdugo que castiga en vez de educar. Este militar, es un licántropo que se deja dominar por los celos, la frustración y la ira y se desquita con los usuarios y con los trabajadores, mediante el apocamiento de sus esperanzas. No le perdona al mundo no poder haber ascendido al grado de general.

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Podemos afirmar con toda certeza que este coronel es un psicópata encubierto para cometer sus delitos, que con detestables manipulaciones cuando le conviene y se siente descubierto se hace pasar por víctima y hace pasar a las víctimas por criminales. Y donde sus monos voladores que tienen la opción de abandonar tan deplorable y sumisa posición, en cambio disminuyen sus posibles luces para hacer sentir cómodo al depredador. Para John E. Douglas. “Manipulación, dominación y control; son las tres consignas de los violentos delincuentes en serie”, como en el caso del coronel psicópata. Tal como expresé en otro momento, como profesional nunca me había encontrado a un individuo que fuera un cúmulo de tantos trastornos de la personalidad, que tuviera tantos aberrantes síndromes, tantas perversiones y que además las vuelque en burla y perjuicio de la sociedad. Su personalidad maliciosa y destructiva nos recuerda al peligroso psicópata Ted Bundy.

Una de las características diagnósticas de las clasificaciones existentes, la R. Hare, de los/las psicópatas es la vida parasitaria, es decir; viven de los recursos de los demás, como cualquier parásito, se alimentan, se nutren de las personas que tienen alrededor y no obstante de la pareja. De modo que Séptimo el coronel psicópata tiene parasitada a la institución y se aprovecha de su circunstancial posición en la que se ha hecho de su red de delincuentes o monos voladores, sus malhechores dentro de la institución, el tren de jalabolas o sus tenientes arrodillados; para obtener provecho ilícito de la empresa, mediante diversas criminalidades entre las que cuenta la venta de documentos ilegalmente y las extorsiones a los usuarios. Además de las agresiones sexuales a jóvenes usuarias y usuarios. Dios quiera y esta juventud se llene de valentía y de pundonor y denuncie todo lo que ocurre intramuros, en perjuicio de ellos y de la institución.

Este felón coronel psicópata, es un tipejo que usa palabras que fingen honestidad, que no tienen sino interés criminológico porque ellas ocultan perversiones y delitos, además claro está que también tienen interés psicológico y psiquiátrico por las perversiones conductuales que camuflan su personalidad. Sus palabras cuando habla de ética, moral, decencia y rectitud, son un mentol en los ojos del ingenuo y al igual que su doctorado son un fraude y un engaño a la sociedad.

No te mezcles con Séptimo el coronel psicópata, no quieras ser como él, no te quieras untar de sus malas mañas y de sus malos ejemplos. Querer parecerse o querer ser como el coronel psicópata, es querer ser un parásito que está enquistado cometiendo delitos en la institución, un individuo sin principios ni valores, un peligroso depredador social y sexual, un sinvergüenza caradura, un traficante de la hipocresía, un extorsionador, un violador de los derechos humanos, un ladrón de la comida de los más necesitados, de los juguetes de los niños y de los perniles en navidad; un aprovechado sin escrúpulos, una perversa Catarina, un hampón que por cuyas inmoralidades nunca le permitieron ascender de rango y se quedó allí congelado como un renacuajo, un adúltero y bisexual que deshonra su matrimonio entre otras ilicitudes morales por la juventud ajada de su barragana alcohólica, “un pistolo” que deshonra su uniforme y su cuartilla porque no se le divisa el honor; un ladrón, un corrupto, corruptor y corruptísimo en grado superlativo; una bruja que entregó su alma al averno e hizo pacto con satanás a cambio de dinero, un vil mitómano y envidioso, un sádico megalomaníaco, un histrión de maldad, un impúdico e inmoral, un ser no empático que ejerce crueldad en contra de los que él estima que no se pueden defender, un narcisista tan inflado como el Hindenburg, un pelafustán que no siente tener valía propia por lo que busca fotografiarse con gente a la que engaña porque desconoce su personalidad pero que le da pompa; aunque necesite mantener serviles y correveidiles, sumisas personas sin amor propio y sin autoestima que le rindan pleitesía; una persona llena de maldad y dobleces, un doctor Jekyll y Mr Hyde, que sacrificará a sus colaboradores a la hora de la chiquita para salvarse él, un traicionero y embaucador, en fin una alimaña. Seguro me he quedado corto en su descripción, por lo que en otra ocasión les manifiesto más de sus características nauseabundas.

Evítate la vergüenza que le causas a tu estampa si te ven con el coronel psicópata. Cuida tu imagen, tu alma y tu estampa, no quieras parecerte al coronel psicópata, y no quieras andar con él. Es un insulto a tu espíritu que te vean con tan mala compañía. No quieras ser otra de sus hienas amaestradas en la trampa, todo tipo de delitos y especialmente en extorsión, corrupción y violaciones. No quieras ser un depredador social infernal. Causa pena y vergüenza que te vean con él. Luego no digas que no se te advirtió. Tiempos llegarán que caerá como cayó el rey y entonces querrás marcar distancia y será demasiado tarde.

Al menos que seas un delincuente como él, aprovechándote de la corrupción que él promueve y protege. Ten presente el pensamiento de honor de Nelson Mandela. «Cualquier hombre o institución que trate de despojarme de mi dignidad, fracasará». Ni siquiera saludes al psicópata, que con toda bendición tú alma te lo gratificará. Establece entre el coronel Séptimo y tú “el contacto cero” que es la técnica psicológica que hay que tomar en contra de las personas como este rufián. Incluso para evitarte perjuicios mentales o daños psicológicos; además no le conviene a tu reputación que te vean cerca de él. Aléjate de él y tu vida te lo agradecerá. Pero debes ser diplomático, porque es un ser envidioso y vengativo. Cuánta inmundicia puede llevar un ser humano consigo, como la personalidad corrompida del coronel psicópata. Así que lejos de él, a leguas o lustros, porque es un tirano sádico que ataca al débil, que sabe cómo hostigar porque sabe dónde golpear. Es un vil narcisista endemoniado. No quieras parecerte a él. No te mezcles con él.

«Los escenarios son caóticos,
cuando el psicópata manipula a la gente que lo rodea».
Crisanto Gregorio León

Crisanto Gregorio León

[email protected]

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