El tamunangue de Curarigua descubierto en Los Conuqueros de Julio Ramos #13Jun

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En 1936, recién desaparecida la tenebrosa dictadura de Juan Vicente Gómez, se manifiestan los contenidos deseos de cambio del pueblo venezolano por medio de la democracia liberal. Los cambios se registran en todos los órdenes, entre estos el cultural y artístico con la publicación de obras literarias

Entonces Venezuela dejaba de ser un país isla en lo político, económico y cultural principiando la modernización que le negó Gómez durante los 27 años de su despótico mandato. Por lo que nuestra expresión folclórica del tamunangue no era conocida en el país. 

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En ese aperturista contexto circula ese año la novela Los Conuqueros escrita por Julio Ramos, escritor, periodista y  diplomático nacido el 3 de octubre de 1901 en Curarigua de Leal, parroquia Antonio Díaz del municipio Torres. De ese pertinente acaecer cultural han transcurrido 87 años. 

Esta es literatura costumbrista de raíces telúricas reflejo de la realidad en el género de la novela construida técnicamente de una manera lineal sin atisbo alguno de vanguardismo. Contenido, trama y personajes son expresión de la Venezuela rural que subsiste hasta la década de 1950 cuando el país entra en el carril de la modernización. Su materia prima es la realidad del pueblo de Curarigua de Leal, considerado junto al Tocuyo la cuna de nuestra máxima expresión de la cultura popular, el tamunangue. 

El descubrimiento del tamunangue

Pero sin duda, esta es  la novela del tamunangue  por haberlo dado a conocer nacionalmente  por medio del libro en 1936. Su presencia en el panorama de la literatura nacional fue lo que motivó las visitas a Curarigua de Isabel Aretz y Juan Liscano para sus investigaciones de campo sobre la danza.  

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Tiene el valor de presentarnos el tamunangue prístino y original de marcados rasgos negroides, indígenas y campesinos. Precisamente el que presenció y disfrutó Ramos en su juventud en haciendas, caminos y plazas de Curarigua. En ese sentido en su novela lo denomina de dos formas: el tamunangue y baile de negros. 

Músicos, bailadores y cantadores acompañados por los laboriosos moradores se establecían frente a la iglesia y la plaza del pueblo. Entonces prorrumpió un fraseo lírico de origen africano de acentuada resonancia no usado hoy por hoy los tamunanguistas: 

Carrampán,

pan camp pam,

carrampán,

Pan can pam…

Se trata del tamunangue antes de su masificación, a partir de la década de 1940, cuando salta al espectáculo en teatros, centros sociales, tarimas de espectáculos y luego la televisión con los inevitables cambios, entre estos el uso del pantalón blue jean.

De connotación religiosa y ritual la cuna de la danza se ubica entre Curarigua y El Tocuyo en  el siglo XV, cuando arriban a la zona negros esclavos traídos de África, siendo el mayor aporte el de éstos con el tambor y cantos. Ramos lo define así: “El tamunangue es una danza con resabios de bárbaro rito…”

Presencia campesina

Un relato levantado con personajes campesinos  que Ramos desarrolla a partir de sus peculiares rasgos psicológicos y sociológicos condicionados por una dura realidad en que la violencia irrumpe. Una novela desarrollada a ritmo lento pero que con todo revela a un escritor provisto de condiciones para la literatura manifiesto en otras creaciones. 

Desde el enfoque del materialismo histórico Los Conuqueros constituían en la Venezuela rural una clase social marginal con  una producción económica para el auto sostenimiento. Por ende, su unidad de producción era el conuco o parcela de tierra en condiciones desventajosas. 

Esta es una novela erigida con la fuerza del lenguaje coloquial y distinguida por sus méritos culturales. Ello por su abordaje y preferencial de temas folclóricos como el del tamunangue, pelota criolla, toros coleados, fiestas patronales, creencias y leyendas campesinas. 

La mágica cotidianidad 

El autor también se  desliza por los aspectos pintorescos y anecdóticos  de la vida cotidiana de los habitantes  del pueblo de  Curarigua describiendo con esmerada prosa estampas, hechos, costumbres, diversiones, religiosidad, y  personajes que hacen la historia menuda de las comarcas. Una realidad de signo mágico. Por ende, su literatura es de raíces telúricas y realista a tono con los moldes rurales de su tiempo enmarcado en los 27 años de la dictadura gomecista y el inicio de la industria petrolera  en el país. Una época despojada de moral y luces para el 90 por ciento de la población del país. 

El mundo filosófico y religioso conformado por fantasmas, fe y creencias populares no podían faltar en la una obra de este corte. Es parte de la cultura de sus habitantes. Lo fantasmal está presente en el relato del tesoro de las morocotas enterradas muy propio de la Venezuela rural. El autor lo registra ampliamente para concluir en uno de sus capítulos que se trata de “una población habitada por fantasmas”. 

Por cierto, llama  la atención las frases usadas por Ramos cuando hace alusión a la muerte de uno de los buscadores del tesoro escondido. Nos recuerda el cuento del mexicano Juan Rulfo “Diles que no me maten” por cierta analogía existente entre ambos textos.  El curarigueño lo dice así en tono suplicante:

“-¡Ay! ¡No me maten! ¡Por lo más sagrado, por lo que más quieran, no me maten! ¡Ay Dios mío! ¡No me vayan a matar!”  

Es una de esas rarezas de la literatura, pues en 1936 no había circulado el cuento de Rulfo lo que indica que es pura coincidencia.

La narración de la muerte del coleador Fermín, durante las fiestas patronales, es realmente impresionante. La terrible  secuencia la acomete Ramos a paso lento con precisa descripción. Ello hasta llegar al momento culminante de la estocada en el pecho por el furioso animal. El autor se vale de un lenguaje contundente y preciso como lo planteaba el norteamericano Ernest Hemingway. 

La novela es a la vez un documento sociológico y cultural de la rica realidad de Curarigua de Leal desde los tiempos de la Conquista. Entre sus prácticas resalta la agricultura con la recolección de la cosecha motivo de alegría, fiesta y agradecimiento. El enaltecimiento del trabajo creador y transformador del hombre en la sociedad. 

Así formó parte de la Ruta de la Sal que partía de Coro hacia el occidente del país con las carretas, caballos y arreos de burros en los cuales transportaban productos importados y exportados. Entonces, Curarigua era una estación en el engranaje económico para luego proseguir el viaje.

Un ejemplar maestro

El maestro Manuel Torrealba Ramos es ficcionalmente Teófilo, una biblioteca andante que maravilla a todos por sus amplísimos conocimientos y cultura general. Torrealba Ramos ejerció como maestro en la capital  de la parroquia Antonio Díaz. Éste fue el formador académico de varias generaciones de curarigueños y caroreños en las primeras décadas del siglo 20 en su colegio particular. Un autodidacto dueño de una vasta ilustración en aquel apartado villorrio ubicado en las postrimerías del Sistema de los Andes, depresión Barquisimeto-Carora. Julio Ramos se cuenta entre sus alumnos. Es además el abuelo del abogado y escritor Virgilio Torrealba Silva, ex ministro de Relaciones Interiores y Justicia del gobierno de transición tras la caída de la dictadura perezjimenista en enero de 1958. Estuvo también entre los asesores y amigos de Fedérico Carmona, el fundador del diario El Impulso en enero de 1904.

Combatiente de la palabra 

De espíritu rebelde y libertario Julio César Ramos (3-10-1901- 21-5-1991)   se revela contra la tiranía del gomezalto siendo encarcelado por varios años. Durante la dictadura perezjimenista es objeto de una paliza en la calle  por la policía política, la Seguridad Nacional, en castigo por su combativa labor periodística en el diario El Universal.

 Su actividad intelectual discurre  al servicio del periodismo, escritura literaria, política y  la diplomacia. Es autor de doce libros en los géneros de la novela y el cuento. La novela La selva es considerada su  trabajo más representativo. Aunque en Los comuneros se erige en el propalador de nuestra máxima  expresión folclórica: el tamunangue. 

Freddy Torrealba Z.

Twitter: @freddytorreal11

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