Los entretelones del debate de candidatos a la primaria: «faltó más profundidad» #13Jul

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Trabajo de www.talcualdigital.com

No es poca cosa organizar en Venezuela un evento como el Hablan los candidatos efectuado el 12 de julio en la Universidad Católica Andrés Bello que reunió a ocho de los 13 aspirantes a ganar la primaria opositora. Una actividad que sirvió para que la audiencia compare los estilos, las fortalezas discursivas y hasta las decisiones estéticas de cada uno de los presentados, aunque no haya habido un debate más profundo.

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Durante más de dos horas, los candidatos hablaron de sus planteamientos y quedó claro que son más los puntos en común que las disonancias. Todos coincidieron, con pequeños matices semánticos, en catalogar al gobierno de Nicolás Maduro como dictadura, en acompañar los reclamos por las violaciones a los derechos humanos, en defender una recuperación económica y un cambio político. Nada nuevo bajo el sol. Perogrullo.

Solo un tema marcó un contraste más evidente: qué hacer frente a las inhabilitaciones. María Corina Machado y Andrés Velásquez se mantienen en sus trece: el ganador de la primaria debe enfrentar al PSUV pues será un líder legitimado por el voto popular que no puede ser «escogido por Maduro». Otros de los expositores hablaron más bien de unidad, de líneas de sucesión, de ser fluidos para no dejar sin opciones electorales a un país que debe aprovechar la oportunidad de 2024.

El formato

Luego del debate, TalCual pudo consultar las reacciones de candidatos y equipos políticos y encontró que la evaluación coincidía con la del público: Hablan los candidatos fue más una sucesión de planteamientos de campaña, enmarcados en respuestas de un minuto, que un debate.

Los moderadores quisieron explicar que otra cosa era «imposible» visto que eran ocho los participantes, aunque no fuese cierto. Los debates republicanos y demócratas en Estados Unidos han tenido más de ocho aspirantes y han impulsado intercambios más llamativos, como hubiesen preferido los propios protagonistas.

«Ese formato de un minuto para responder se hace corto, es muy rígido», decían en el entorno de Andrés Velásquez, quizá el que más problemas tuvo al momento de entrar en el corsé del tiempo dado. «Es evidente que le costó, pero ponlo en un mítin para que veas», sonreían algunos de sus colaboradores.

Por los lados de Delsa Solórzano hubiesen preferido que el intercambio hubiese sido más «picante» y los temas fueran más profundos: echaron en falta que no se habló de Pdvsa, de la seguridad ciudadana, de la Fuerza Armada Nacional, de la frontera y los grupos irregulares. «Tenemos diferencias en temas fundamentales, y hay temas que faltaron. Le faltó profundidad. Hubiese sido bueno que se permitiera más contraste de los programas y las visiones de país».

Algo que también se echó en falta en el equipo de Freddy Superlano, que se preparó para un intercambio más profundo y paseó con tranquilidad las preguntas una vez vista la dimensión que tendrían las interrogantes. Aprovechó para mostrar que no se pueden tener actitudes rígidas ni irreconciliables, especialmente vista la experiencia de Barinas en 2021. «Vinimos con mucha densidad. Nos habíamos preparado para preguntas más gruesas», nos comentaron desde su comando.

También hubo críticas desde algunos comandos de campaña por las «barras». A los candidatos se les había dicho que podían llevar hasta 10 personas como invitados, que estarían en el público. «Pero aquí hubo quienes se trajeron 35 personas o más, y eso no fue equitativo», se quejó uno de los aspirantes. «No sé cómo hicieron pero es evidente que se permitió que algunos grupos vinieran con más gente para la tribuna», agregaba otro.

El auditorio nunca estuvo llevo, y se generaron quejas en la propia comunidad estudiantil ucabista que se quedó sin poder entrar al recinto; así como algunos periodistas que se sintieron excluídos de la convocatoria.

Las preguntas

El debate finalmente tuvo poco más de una decena de preguntas, y la primera destacó por su simpleza. Una «soft ball» que no puso en aprietos a nadie: ¿cuál es su mensaje para Venezuela?

La actividad pudo haber comenzado preguntando qué hace usted aquí, por qué usted es candidato o por qué la gente debería votar por usted, pero no. La primera pregunta fue la gran oportunidad perdida para marcar el tono de un debate más complejo.

Y la siguientes no fueron distintas, en general. De hecho, por los lados de César Pérez Vivas se criticó que hubiese tanto foco puesto en la estrategia a seguir frente a un gobierno que inhabilita liderazgos. «No mostremos todas las cartas, la estrategia no debe contarse porque se la terminas mostrando a Maduro. Es un problema a resolver pero no podemos decir cómo», dijo el tachirense en rueda de prensa posterior.

En privado, TalCual confirmó que su entorno hubiese preferido un debate sobre temas de fondo del país. «Los entrevistadores se metieron más en temas que le interesan al gobierno, muy de la coyuntura. Hicieron más de periodistas que de moderadores, buscando una noticia para hoy y no un debate de ideas». De hecho, el asunto de las consecuencias de las inhabilitaciones marcó el tono de al menos tres de las preguntas planteadas.

No fue la única característica de los moderadores, que en un momento parecieron olvidar su rol de solo guiar el debate y saltaron a tratar de interpretar, de resumir, de sintetizar las respuestas de los candidatos o forzar una alineación de sus conceptos para lanzar la siguiente pregunta.

Hay que mencionar lo ocurrido al plantear la pregunta de los jóvenes. Alguien decidió que la interrogante la dijeran no uno sino cuatro representantes estudiantiles, que primero dieron un discurso antes de formular las interrogantes, que quedaron diluidas entre tanta arenga.

Los candidatos

Andrés Velásquez se presentó con un manojo de hojas con anotaciones. Le costó entrar en los tiempos, y ninguna de sus intervenciones marcó una diferencia evidente con los demás competidores. No hubo nada rompedor.

Andrés Caleca llegó con algunas notas en papeles más pequeños, echó mano de porcentajes y datos de encuestas, mencionó la destrucción de las regiones (el único en hacerlo), y habló con mucha franqueza incluso para decirle a los jóvenes que no les ofrece nada sino que los convoca a la lucha. Una respuesta que le faltó concretar más detalle de cómo articular esa lucha con acciones concretas.

Insistió mucho en proteger la ruta electoral y en convocar a la Venezuela profunda, a ese electorado que no se afilia a la oposición ni al gobierno, pero se quedó corto en dibujar con más precisión cuestiones económicas o de transición política. En entrevista con TalCual lo explicó muy bien, en el debate le costó un poco más encontrar el home. Sus mejores momentos estuvieron en la primera parte del debate, con frases como «no hay bolsa CLAP para tanta gente» o que la primaria no es «para barrer a la oposición sino para unir a la oposición.» En la segunda se le notó más parco, pidiendo la palabra menos veces que otros de los participantes en la tarima.

También le pasó a Carlos Prosperi, quien en la segunda parte se mostró tímido. Cada candidato podía levantar la mano para incorporarse a algún tema, y el adeco quizá fue de los que menos lo hizo. En general, el exdiputado habló pausado y buscando las emociones, fue el primero en meter a Dios en la ecuación al pedirle perdón por los errores del pasado. Fue el único también en reclamar la opacidad oficial. En su entorno alguno soltó después: «lo hicimos muy bien».

Delsa Solórzano habló con sencillez y franqueza, cuando el manejo del tiempo la dejaba completar sus planteamientos sin distraerse. Se notó que conoce al pelo los casos de violaciones de derechos humanos, las historias de los presos políticos, las implicaciones jurídicas y políticas de tal marca autoritaria. También se atrevió a poner la palabra «sucesión» -vistas las inhabilitaciones- en la palestra.

María Corina Machado llegó como la favorita, y con un outfit pensado para impactar. Con chaqueta bicolor, dejó en cámara que su lucha es de contrastes muy marcados. Un detalle pensado, y hasta una travesura, como dejaron entrever los guiños de su equipo.

La candidata mostró sus cartas y dijo por la calle del medio lo que aspira: ser elegida líder de la oposición y «construir una fuerza política que derrumbe obstáculos y cambie realidades», pues «no podemos jugar con las reglas de la tiranía». Además, fue la primera y única en hablar directamente de las bases del chavismo, de quienes militaron en ese sector y hay que incorporarlos a la lucha opositora y de quienes están presos en sus instituciones, incluyendo policías y militares.

Sus intervenciones fueron precisas aunque pudieran haber sido más lucidas. No se puede obviar la distracción que le significó, durante la primera parte, la constante falla de sonido con su micrófono… y el chinazo al insistirle en que se acercara más el aparato (a pesar de que el problema no era ese): «¿me lo como?»

Uno de los que aprovechó mejor la palestra fue Freddy Superlano, con un tono calmado y un ritmo preciso acorde a los tiempos, que transmitía confianza y temple. «Si Barinas pudo…» fue su mantra pues la elección regional le sirvió de «pasantía», como dijo, de un escenario electoral complicado, frente a un poder hegemónico, con sucesivas inhabilitaciones y necesidad de construir una unidad superior que permitiera finalmente ganar (aunque no fuese él quien pasó a gobernar).

Superlano compartió una idea dicha antes por el ausente Henrique Capriles: no se puede dejar a la gente sin opción electoral. Y también construyó una frase a lo Machado (aunque cambió palabras en caliente): «necesitamos un liderazgo que no se doblegue y esté dispuesto a llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias»… es decir, ¿hasta el final?.

El de Barinas arrancó sonoros aplausos cuando no solo recogió el guante de liberar presos políticos como primera medida de gobierno, sino de anunciar que el Helicoide debe ser cerrado y convertido en un museo «para que jamás se olviden las atrocidades de la dictadura». Punto para él.

Tamara Adrián tiene con qué. Su profundidad académica la antecede, aunque se haya enredado por el minuto dado para responder en algunos casos. Destacó su intervención en materia económica, incorporando incluso desafíos del cambio climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y las referencias pop de sus respuestas -«Winter is coming»-. Le costó más aterrizar respuestas más políticas aunque dibujó lo necesario para una transición, y confió en un mensaje unificador: necesitamos remar juntas y juntos, pero tampoco hubo oportunidad de plantear temas más específicos visto el cuestionario planteado.

César Pérez Vivas tiene un estilo de vieja escuela. Su entonación recordaba grabaciones de tiempos pretéritos de la política venezolana, y hasta su gestualidad. Pero fue el único en enmarcar sus intervenciones en un programa de gobierno específico, que invitó a leer, estudiar y debatir. «Está en mis redes sociales», insistía mostrando incluso un cartel con sus puntos destacados.

El acuerdo del backstage

El lunes 17 se espera que haya una reunión entre todos los abanderados para comenzar a discutir rutas políticas frente a los obstáculos que van apareciendo frente a la primaria opositora. «Ojalá vayamos todos y haya apertura. Hay que ser fluido en política», dijo uno de los aspirantes. «Esa camaradería del backstage es un punto de partida, especialmente porque hasta ahora nunca habíamos estado juntos todos así», agregaba otro.

Allí, en camerinos, se acercaron posturas hasta llegar a la conclusión de que hace falta sentarse a conversar sobre las estrategias. Caleca lo decía al principio de la actividad ya ante las cámaras: aquí venimos más a conversar que a debatir.

Ese encuentro, el primero en su tipo, sirvió también para que los candidatos calibraran sus propios ánimos. Uno de ellos confesaba luego a TalCual: «hasta ahora me había tocado ver a Henrique y a María Corina hacia arriba porque ellos han sido líderes nacionales y candidatos, pero ahora tocó montarnos en este nivel y mirarnos a los ojos».

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