El representante del régimen nacional, Nicolás Maduro, inició el viernes 8 de septiembre una visita de seis días a China, «su principal aliado político y económico», con el objetivo de fortalecer las relaciones bilaterales y buscar apoyo e inversiones para el país por la grave crisis económica.
Maduro llegó a la ciudad de Shenzhen, donde asistió a un espectáculo de luces y drones que mostró los avances innovadores de la urbe. Expresó su agradecimiento por la «cordial bienvenida» y dijo estar seguro de que las relaciones entre ambos países «continuarán por la senda del crecimiento y la prosperidad»
La visita de Maduro fue anunciada por la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, quien afirmó que China y Venezuela son «socios estratégicos integrales el uno para el otro» y que sus vínculos «han resistido la prueba de los vaivenes de la situación internacional, y siempre han permanecido tan sólidos como una roca».
Maduro, quien no visitaba China desde el año 2018, se espera que se reúna con su homólogo chino, Xi Jinping, y otros altos funcionarios para discutir temas de cooperación económica, comercial, energética y política.
«Firmamos un Memorando de Entendimiento entre la Superintendencia Nacional de las Zonas Económicas Especiales y la Universidad de Shenzhen, una nueva área de cooperación que contribuirá en el desarrollo de nuestros pueblos. Vienen buenas nuevas para China y Venezuela», sentenció en su cuenta en X.
La llegada de Maduro estuvo precedida por la de la vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, quien se reunió el jueves con el canciller chino, Wang Yi, para revisar los «convenios bilaterales y el impulso a las alianzas geopolíticas entre ambas naciones«
China es el principal acreedor de Venezuela, al que ha prestado unos 60.000 millones de dólares en la última década, de los cuales unos 20.000 millones aún están pendientes de pago. Además, es el segundo socio comercial del país sudamericano, al que compra petróleo a cambio de productos e insumos.