#OPINIÓN Por la puerta del sol (178): Sin esperanzas de un viento a favor #14Oct

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Somos una sociedad atada a un modelo de vida, asignada y manipulada por unos cuantos.

Por ningún lado se ve la solución a tanta hambre, a tanto desempleo, a tanta carestía, a tanta falta de humanidad. Vivir así es muy triste al no poder contar con el derecho de vivir con calidad de vida. Prácticamente todo es imposible. Se puede decir sin tapujos que vivimos una época de descensos y caídas, no hay que buscar mucho, los hechos están presentes día a día, mayor evidencia no es posible…

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No solo está el problema de ver por doquier el florecimiento de la pobreza extrema, está el hecho de que la gente trabaja como burro para apenas poder sobrevivir. Esto inevitablemente es un gran desgaste al que se somete el ser humano que busca con otro trabajo ganar más, a costa de su salud, situación que no le deja tiempo libre para descansar 

Estamos inmersos en esta circunstancia país en la que todo nos falta: Los servicios públicos son de lo peor, por donde uno vaya hay que mojar la mano para poder obtener un privilegio, atención, respeto y consideración, así sea el de estacionar el carro en la calle, solicitar una constancia, un recibo, etc; o un informe médico, no es gratuito. Se nos cobra por todo, el control no existe, menos el respeto hacia el ciudadano. 

Aceleradamente vamos perdiendo hasta el derecho a respirar y a pensar ¿en dónde estamos? Los abusos hacia el derecho de contar con lo necesario cada día, es más evidente, solo basta con salir a la calle, lo que hoy vale tanto, mañana vale mucho más, esto es insoportable. Salimos y ¿que encontramos en la calle? Caras macilentas, tristes, preocupadas, viejos abandonados, jóvenes sin trabajo, miseria, orfandad, calles plagadas de huecos, sin luz, sin protección, sin seguridad, etc. Dormir tranquilo ¿Quién de nosotros puede dormir mientras se lo comen los zancudos al quitarnos la luz día a día sin compasión, sabiendo lo cruel que es el calor en estos climas? La suspensión por horas va en aumento, vivimos condenados a un azote espantoso. 

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Quién puede tener una vida y momento de distracción, si tenemos que estar en la casa para aprovechar la media hora que nos dan de agua para bañarnos, llenar los peroles, lavar ropa, etc.  La frecuentísima falta de luz y de agua y la desgracia de las colas para obtener gasolina,  solo por mencionar algunas, ya no se soporta.  Estamos cansados, estresados, hartos de tanto aguantar la pela diaria que nos dan, sin encontrar quien nos oiga, nos respete y cumpla con su deber de cumplir y hacer cumplir las leyes… 

Es grande el vacío de autoridad, de valores y buenas costumbres. Toda esta calamidad que vivimos no es vida, las deficiencias nutritivas y las enfermedades llenan los hospitales  y lo que es peor, no encontramos dolientes por ninguna parte. Así llevamos años y años de sufrimiento,  – sin esperanzas de un viento a favor-

Amanda Niño 

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