Actualmente existe una saturación de información con titulares sesgados como representación del modelo informativo, que toda la ciudadanía consume, donde el mantener la atención de quien recibe las noticias es lo que se prioriza, vendiendo titulares que no remiten a una realidad más profunda, solo buscan generar emociones cuyo resultado en los individuos a veces es una representación pueril de la realidad. Porque los conflictos más mediatizados de la actualidad son solo la punta del iceberg en el tablero geopolítico mundial, donde cada país es una ficha para los intereses de los modelos en conflicto.
Asimismo, no es posible comprender por medio de una inmensa marea compuesta solo por titulares, arrojados a los algoritmos que dominan las comunicaciones masivas, como es la nueva reconfiguración de valores que se está fraguando en el siglo XXI entre países, con culturas diferentes entre sí que además poseen una perspectiva opuesta sobre las libertades individuales que occidente representa para sus sociedades. Ello ha provocado la alineación inmediata de regímenes teocráticos, con países como China donde lo espiritual quedó en un segundo plano de la vida nacional.
Por otra parte, es fundamental entender como quienes poseen el poder en su máxima expresión, no escatiman para utilizar los medios de control que la posmodernidad, les ha entregado porque al poder hacer la guerra a distancia utilizando el paradigma comunicacional y valiéndose de tácticas de la guerra no lineal, se puede incluso boicotear democracias del primer mundo atizando los sentimientos que movilizan a toda una sociedad alrededor de la defensa de sus valores compartidos. Con ello, podemos ver ejemplos de la guerra a escala global en países como Polonia, donde el apoyo a Ucrania y su defensa territorial se contrastan con los sentimientos nacionalistas que Rusia explota para desestabilizar dicho país a su favor.
En resumen, los conflictos abiertos más notorios del planeta hoy vueltos guerras, son una puesta en escena que juega a favor de los intereses totalitarios del bloque conformado por países como China, Irán y Rusia. Quienes poseen sus formas de injerencia, según el enfoque táctico elegido para tal fin; por ejemplo, Irán utiliza sus proxys que son grupos subversivos como Hamas en Palestina o los Hutíes en Yemen, cuyo fin es amplificar su capacidad de influencia sin la necesidad de esgrimir personalmente sus acciones.
En conclusión, la guerra a escala global hoy viene dada por la lucha centrada en alcanzar el poder global entre los bloques totalitarios que se han solidificado en el siglo XXI como entes donde el poder es utilizado para mantener a sus sociedades bajo control; mientras se retrocede en materia de libertades individuales, porque los Estados de vigilancia, ya consolidados gracias a la tecnología con el internet de las cosas y la vigilancia mediante algoritmos, se diferencian con occidente y sus valores; cuyo resultado ha sido el progreso humano de las últimas décadas, lo cual ahora se ve en peligro a medida que se amplié el espectro de la guerra a escala global.
Eduin Adjunta
@adjunta90
