El simbolismo de la montaña es múltiple. Significa elevación y cercanía al Cielo. Es el encuentro del cielo y la tierra. Todos los lugares del mundo tienen su montaña sagrada, un medio de entrar en relación con la divinidad. Una elevación espiritual, una vía que conduce al cielo y proporciona protección. La tradición bíblica contiene muchas alusiones a lugares elevados, montañas psico-cósmicas: Sinaí, Gólgota, Sión.
En el cristianismo la Cruz significa la muerte redentora de Dios, la identificación con los sufrimientos de Cristo. La Iglesia Católica recuerda el 3 de mayo como el momento en que Santa Elena realiza el hallazgo del madero donde muere Cristo. En la tradición popular el velorio a este símbolo es uno de los más importantes del calendario de fiestas tradicionales y se realiza en el solsticio de verano en Venezuela. Se vincula a la tierra, las lluvias, el inicio de la primavera, la vida, la fertilidad y el nacimiento. Mayo es mes de la Cruz, de las flores y de la Virgen. Por ello la Cruz se adorna con ramas y flores, se viste con ellas la Cruz. Música, poesía, bebida de cocui, se mastica chimó, y devoción popular rodea a la Cruz en reuniones nocturnas hasta el amanecer.
Musicalmente, la mayor importancia en el Velorio de la Cruz la tienen los tonos, cantos polifónicos que se ejecutan a tres voces. Los tonos son su expresión más importante: tonos de pasión, tonos de María, tonos de juguete, cantos que incluyen el Rosario recitado o cantado. La estructura básicamente simple de un Velorio de la Cruz de Mayo, lo hizo un elemento de cultura no material fácilmente repetible en escenarios no tradicionales, centros sociales y clubes, amén de la significación del elemento cristiano mismo.
En la antigua ciudad de San Juan Bautista del Portillo de Carora fundada en 1569, la Salve a la Cruz se realiza desde hace tres siglos en la capilla del Cerro de la Cruz, construida al noroeste de la ciudad a 450 metros de altura por el padre Antonio de Hoces entre 1699 y 1730.
En junio, solsticio de verano, se realiza la Bajada de San Antonio de Padua, santo de los pobres y de los negros esclavos, hasta el Hospital San Antonio, institución fundada en 1904 por los reverendos Lisímaco Gutiérrez y Carlos Zubillaga, sacerdotes precursores de la Teología de la Liberación latinoamericana.
La Asociación Civil Salveros de la Cruz desde el año 2014, protege y promueve la Capilla del Cerro de La Cruz, de cuyo madero se extraen astillas que agregadas a alguna bebida tienen carácter de milagro curativo. Todo el año se escenifican en ese privilegiado lugar recorridos a los quince viacrucis, bailes del tamunangue o sones de negro, elevación de papagayos, juegos de trompos y metras, observatorio del sol de los venados, novenas, en septiembre se celebra la fundación de Carora, la virgen Divina Pastora, patrona de los larenses, se instala allí, se le rinde culto a la estatua pedestre de Cecilio “Chío” Zubillaga Perera (1887-1948), fundador y promotor de la cultura popular y claro antecedente de la Teología de la Liberación en estas tierras del semiárido occidental larense venezolano.
Esta magnífica Asociación Civil, que ha recibido apoyo entusiasta del Obispo de la Diócesis de Carora, Carlos Curiel, se ha propuesto trasmitir a las generaciones de relevo el Velorio de la Cruz de Mayo, pues sus ejecutores del presente tienen avanzada edad, y lograr la declaratoria del Cerro de la Cruz, como Zona de Interés Cultural por parte del Instituto de Patrimonio Cultural Venezolano. Sería la primera en el Estado Lara.
El Velorio de la Cruz es una auténtica semiosfera de sentido, tal como lo entendió el semiólogo soviético Yuri Lotman, un complejo cultural extraordinario como el tamunangue que no debemos dejar perder, pues es uno de los códigos culturales que le dan sentido a la personalidad de los pueblos del semiárido larense venezolano, y que nos protege de la banalidad y simpleza del pensamiento único de la globalización tecnocapitalista.
Luis Eduardo Cortés Riera