El presidente de los Estados Unidos Donald Trump, anunció este domingo su intención de reabrir y expandir la histórica prisión de Alcatraz, situada en la bahía de San Francisco, para albergar a los “criminales más despiadados y violentos” del país.
La decisión, comunicada a través de su red social Truth Social, marca una nueva propuesta en su enfoque hacia la criminalidad y la inmigración irregular, en medio de una campaña retórica centrada en el restablecimiento del orden y la autoridad.
“REBUILD, AND OPEN ALCATRAZ!”, escribió Trump. “Durante demasiado tiempo, Estados Unidos ha sido azotado por criminales reincidentes y violentos, los desechos de la sociedad, que nunca aportarán más que sufrimiento y miseria”.
En su mensaje, Trump afirmó haber dado instrucciones directas a varias agencias federales —incluyendo la Oficina de Prisiones, el Departamento de Justicia, el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional— para que inicien los trabajos de reapertura del recinto penitenciario, cerrado oficialmente en 1963 por razones presupuestarias y logísticas.
¿Una cárcel para migrantes?
El anuncio también deja entrever posibles implicaciones migratorias. Trump mencionó explícitamente a “criminales que ingresaron ilegalmente al país” y criticó a jueces que, según él, “se niegan a hacer su trabajo y permiten que se queden”.
Trump ya ha intentado en ocasiones anteriores tomar medidas similares. En marzo, envió a más de 200 deportados —a quienes acusó de pertenecer a organizaciones criminales— a un centro de detención para terroristas en El Salvador, basándose en una controvertida interpretación de la Ley de Enemigos Extranjeros. La medida fue bloqueada por un tribunal federal, lo que intensificó su confrontación con el poder judicial.
Un símbolo de ley y orden
La prisión de Alcatraz, que funcionó entre 1934 y 1963, es recordada por haber albergado a algunos de los criminales más notorios de su época, entre ellos Al Capone. Según datos del Servicio de Parques Nacionales, su aislamiento geográfico, dificultad de escape y alto coste operativo lo convirtieron en un ícono del sistema penitenciario estadounidense.
Trump, apelando a ese simbolismo, calificó la reapertura como una respuesta necesaria a lo que percibe como una crisis judicial y de seguridad. “Cuando éramos una nación seria, no dudábamos en encerrar a los más peligrosos criminales y mantenerlos lejos del resto de la sociedad. Así es como debe ser”, sostuvo.
Reacciones institucionales y dudas logísticas
El director de la Oficina de Prisiones, William K. Marshall III, confirmó que la institución “explorará todas las vías para apoyar e implementar la agenda del presidente”. Añadió que ha solicitado una evaluación inmediata para determinar las necesidades operativas de una eventual reapertura.
“USP Alcatraz tiene una historia rica. Esperamos restaurar este símbolo poderoso de ley, orden y justicia”, expresó Marshall.
No obstante, la viabilidad de la propuesta es incierta. El sistema penitenciario federal enfrenta actualmente limitaciones presupuestarias significativas. De hecho, en diciembre de 2024, se comunicó a sindicatos penitenciarios que varias instalaciones serían cerradas debido a restricciones fiscales.
Alcatraz, cuya operación era tres veces más costosa que otras prisiones federales, requeriría entre 3 y 5 millones de dólares solo en reparaciones y mantenimiento iniciales.
Un anuncio con peso político
La reapertura de Alcatraz no solo plantea desafíos logísticos, sino que también se convierte en un símbolo político. Trump ha redoblado sus mensajes sobre seguridad y migración en el marco de una estrategia electoral orientada a consolidar apoyos entre sectores que perciben el sistema de justicia como ineficiente o indulgente.
En la misma línea, el mandatario estadounidense ya había sugerido en marzo utilizar la base de Guantánamo para detener a migrantes, aunque las dudas legales y económicas llevaron a su equipo a reconsiderar la propuesta.
Con más de 120 instalaciones y una población de más de 156.000 personas bajo su responsabilidad, el sistema penitenciario federal se encuentra ante una propuesta tan polémica como ambiciosa. La reapertura de Alcatraz, de concretarse, podría reconfigurar no solo la infraestructura carcelaria, sino también el debate nacional sobre justicia, migración y seguridad.