#OPINIÓN Por la puerta del sol -224-: Flujos de la memoria #24May

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Siempre estará apuntándonos la aguja que marca el tiempo y también los límites…

Me asomo a cada uno de mis escritos, encontrando que a través de los años más que cualquier otro tema, están plasmados los recuerdos, la historia, la naturaleza, la fe en Dios y sucesos del hombre, narrados en medio de la infinita algarabía que representa la vida en su tropel de ilusiones, de penas, de esperanzas, de aciertos o apostando a ganarle la partida a un mañana sin tiempo… De todo esto que guarda la memoria, historia de estas calles bullosas que recorremos, de estos portones gastados, de este cansancio de las tardes después de la jornada o del estrés  a falta de trabajo etc. Somos hijos de esta tierra donde no hay última vez, un nunca jamás ni un olvido. Siempre habrá sueños y recuerdos, siempre habrá una lucha, un nuevo amanecer y un por qué luchar, siempre habrá una memoria para guardarlo todo.

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Nos jugamos la vida descuidando la salud.  Me viene a la memoria el trozo de un poema de Sergio Stepansky que me obliga a reconocer que el hombre solo cuando ve las puertas de la muerte cerca, es cuando quiere vivir no importa que ya no tenga tiempo, por su lado a otros les importa un bledo vivirla o dejar de vivirla: 

“Juego mi vida, cambio mi vida, la llevo perdida sin remedio. Y la juego –o la cambio por el más infantil espejismo, la dono en usufructo, o la regalo…o la trueco por una sonrisa y cuatro besos: Todo todo, todo me da lo mismo: lo eximio y lo ruin, lo trivial, lo perfecto o lo malo…

Todo, todo me da lo mismo: todo me cabe en el diminuto hórrido abismo donde se anudan serpentinos mis sesos”.  

Puede ser que a veces se nos haya perdido en la memoria algún detalle, un herbario de metáforas o de imágenes, la herrumbre del pecado, la daga hostil de la injusticia, los bonitos sentimientos del Papa, la traición de los infieles, la sangre del martirio, el dolor de los presos etc., porque así es la vida y es la memoria, un caminar perenne sobre caminos rectos o torcidos, una  historia, movimiento, fuerza, ánimo. Somos el dorso de los acontecimientos, neumáticos de la verdad o la mentira, hábitos o pereza, somos vida, laberintos,  caminos cerrados o libres, somos una llama al viento, somos mucho y a veces nada. Así somos y así seguimos cubiertos de sueños, elaboradores de campanas lujuriosas, sombras azules que bailan tejiendo sus delirios, rama seca o leña verde que hace arder el alma, todo eso somos…

Quienes escribimos anhelamos que perduren nuestros escritos y versos almacenados en esa caverna que guarda experiencias de tesoros y letras que con amor sublime o pluma de hierro, dejamos sobre cuadernos, periódicos, archivos o labrados en la memoria del tiempo, desde “Por la puerta del sol”, a través de la querida casa de EL IMPULSO.

Nadie renegará de ser lo que es ni de estar bien con su conciencia, con sus sueños y con el mundo. Si volviéramos a nacer libres, sin ataderos y sin barreras, desearemos volver a ser seres humanos, seguir siendo presencia y sobre todo vivir felices y muy optimistas porque en la vida hoy seguimos siendo gloria, no cenizas, ni lo que el viento se llevó…

Amanda Niño P.

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