La profesora Déborah Velásquez de Valecillos, presidenta de la Asociación de Profesores de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), como todos los gremios del sector universitario del país, tienen tres años y casi cuatro meses esperando que el Ejecutivo Nacional, a través del Ministerio de Educación Superior, resuelva los problemas que le han sido planteados.
Al ser entrevistada por El Impulso, la dirigente gremial se refirió a los más de 1.200 días que los salarios se mantienen congelados, a las dificultades que afrontan los estudiantes, a la huida de los docentes y la convocatoria que se les ha hecho a los jubilados para que vuelvan a impartir conocimientos porque las aulas no pueden estar vacías, así como la política unilateral de asignarles un porcentaje mínimo a las universidades y no proporcionales el monto completo que requieren.
¿Qué nos puede decir de la evaluación del año que está por terminar en la educación superior?
Que no se recibió respuesta ni a nivel laboral, ni institucional de todas las demandas que hicimos los diferentes sectores en la parte salarial, en la parte de seguridad social. Inclusive el sector estudiantil ha hecho solicitudes muy propias a su desenvolvimiento, como el transporte, el comedor y las becas; pero, igual que nosotros, tampoco obtuvieron respuestas. Se mantiene el presupuesto a nivel institucional en base al criterio establecido por el Ministerio, que impide que la instituciones del sector universitario pueda resolver las demandas naturales que tiene.
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¿No son consultadas las universidades?
Las instituciones envían sus anteproyectos presupuestarios, cumpliendo con el protocolo de requerimientos, pero luego el Ministerio asigna el cuatro o cinco por ciento de lo solicitado, dependiendo, no sabemos, bajo qué concepto. No nos explica por qué nos dan el cien por ciento, ni mucho menos por qué recortan el presupuesto, sino que asignan el monto presupuestario y entonces tenemos que ver de qué manera por lo reducido del mismo estirarlo, estirarlo, para poder atender las demandas naturales que tiene la institución.
Pero, ¿El Ministerio ha venido mejorando la infraestructura de las universidades?
Lamentablemente, como no hay recursos para ello es imposible que se puedan resolver los problemas y éstos, como es de esperar, se van acumulando. Yo siempre he dicho que este asunto es como el de las casas, que si no se resuelven de inmediato las situaciones es difícil que las cosas se mantengan como tienen que ser. Todo lo contrario, se acumulan los daños y lo que se podría haber resuelto con un presupuesto para el momento no será posible hacerlo después, porque el presupuesto no es el mismo y, por supuesto, todo lo que se acumula va en deterioro de la institución.
¿Existe o no posibilidad de descongelar los salarios?
Se mantienen congelados desde hace tres años y cuatro meses.
¿Cómo ve la situación de los estudiantes si a éstos no les resuelve ni siquiera el problema de la alimentación en medio de la crisis que se vive?
Preocupante. Muy preocupante en el sentido de que quisiéramos apoyarlos y dar más, pero si no tenemos los recursos se dificultan Los docentes tienen que ser muy creativos para poder cumplir con el protocolo correspondiente, que no es el deber ser. Se le tienen que garantizar el desempeño efectivo y sólo es posible cuando tenga las comodidades, el ambiente adecuado, los reactivos correspondientes para los laboratorios y, en fin, facilitarles las condiciones para que puedan adquirir los conocimientos necesarios. Yo he resaltado que los docentes es un apostolado que vienen cumpliendo, porque no reciben la paga que les corresponde al esfuerzo que hacen y el cual con el correr de los días se convierte en un sacrificio.
Ahora que habla de docentes, ¿ha continuado la fuga de cerebros?
Si, de verdad ha continuado, lo que ha motivado a que se estén llamando a los docentes jubilados a incorporarse cuando lo propio es que estén descansando. La idea es no dejar el aula vacía. El aula tiene que mantenerse activa y para que sea así tiene que mantenerse el docente y el estudiante.
¿Qué se está haciendo para la incorporación de la tecnología?
Sí tenemos, pero hay que resolver muchas cosas para garantizar que se adecúe la tecnología a los momentos. Lo más preocupante es que si no hay presupuesto justo y se pierde un equipo por falta de seguridad o por cualquier otro motivo, no existe la posibilidad de la reposición.
¿El Ministerio de Educación no se reúne con los gremios?
Inexplicablemente, no. El Ministerio de Educación está en la obligación de ser ejemplo de que el diálogo debe prevalecer, sobre todo en materia educativa, a pesar de las diferencias de opinión que pueda haber. Lo sensato es que sea así. Yo puedo pensar diferente, vamos a decirlo desde el punto de vista político; pero, desde el punto de vista institucional, en el caso de Asociación o Federación, tenemos mucho qué aportar para resolver la situación que tenemos.
El enfrentamiento de algunas universidades con el presidente de los Estados Unidos evidencia que aquellas no están dispuestas al sometimiento político. ¿Es así en todas partes?
Esa es una actitud natural, porque las universidades siempre han sido un sector crítico, un sector pensante y las posiciones que se asumen no son producto del capricho, sino del análisis, de investigación en la materia que se trata y de propuestas sólidas. Si nos trasladamos al pasado hemos visto que lo que se ve ahora siempre ha sido crítico el comportamiento universitario. Siempre ha sido exigir respuestas dentro del criterio que nos corresponde y apelando a la parte legal, dentro del marco constitucional y el respeto que debe imperar, en el caso de Venezuela tenemos ya tres años y casi cuatro meses reclamando un ajuste salarial sin obtener respuesta. No es fácil.
¿Qué piensa usted de países que, como Finlandia, ocupan el primer lugar por su matrícula y calidad en educación, lo que ha permitido alcanzar desarrollo económico?
Eso demuestra que el sector universitario da respuestas puntuales en cualquier país que tenga prioridad en la educación. Y es que sólo la educación permite el desarrollo de los países. En Venezuela no se ha llamado al sector universitario para que haga su aporte a solucionar la crisis, que se ha prolongado por muchos años.
¿Cuáles son las expectativas?
Es necesario reivindicar al sector universitario. Aspiramos que vengan propuestas hacia el sector, que se definan políticas viables que resuelvan los problemas sobre los cuales ha venido insistiendo el sector y que las universidades como institución tengan fortaleza para elevar las potencialidades de Venezuela.