La Fundación Leonardo Ruiz Pineda, presidida por el sociólogo Justiniano Vásquez y coordinada en Carora por el escritor Franklin Piña organizó un homenaje a la profesora Esperanza Lameda de Riera, a la cual llamó La Gala de la Amistad-
Este homenaje estuvo encabezado por el sacerdote Alberto Álvarez Gutiérrez, figura esencial de la intelectualidad caroreña y quien con su sabiduría basada en el misticismo ancestral de nuestros religiosos y el conocimiento histórico sobre el Municipio Torres, alumbró de fraternidad es espacio social de la posada Belén, sitio donde se realizó la hermosa jornada.
Maestro de ceremonias fue el doctor Gerardito Pérez, quien con dignidad y altura supo enaltecer los aportes testimoniales de quienes continuamos en el micrófono al eminente entrañable Padre Beto- Luis Cortez Riera, Jesús Álvarez, José Adán, Orlando Álvarez Crespo y quien escribe, quien simplemente se concretó a suscribir y enaltecer las palabras del orador principal, destacando que por más de sesenta años lo ha tenido como su maestro principal en los temas de la espiritualidad caroreña y que como tal pedía su asesoría para el éxito del proyecto Carora, Una Historia de Trabajo y Fe.
Para nuestra intervención habíamos escrito unas palabras que no imprimimos y por ello nos tocó improvisar, para compensar este olvido aprovechamos nuestro espacio dominical para sumarlas al homenaje a nuestra muy querida Doña Esperanza.
Una vida de esperanza
Mirando la historia a través de personas de alto relieve social podemos hacer registro de ideas y acontecimientos que poblaron su ruta existencial y de esta manera acercarnos a lo humano sin sacrificar la solemnidad académica.
Esperanza Lameda nació en los albores del siglo XX ,según la afirmación de Mariano Picón Salas al decir que este siglo había comenzado con el gobierno de Eleazar López Contreras, el cual puso fin al caudillismo del siglo XIX que se mantuvo hasta la muerte de Juan Vicente Gómez.
1937 fue uno de los de alumbramiento de las instituciones republicanas que prohijaron un sistema de gobierno fundamentado en una Constitución que por primera vez consagra el Estado Social de Derecho. Allí vino al mundo Esperanza, con su nombre que es consigna de lucha fresca y permanente.
Tomó la profesión de educadora y por ello fue parte de la inmensa cruzada democrática, de los partidos de todas las ideologías, como lo fue la educación. Una educación masiva que llegó a lo profundo de nuestras zonas rurales, que construyó liceos en todas las ciudades y abrió oportunidades a esa Venezuela emergente que de tanto andar caminos de progreso hoy también camina en éxodo hacia un porvenir donde los esclavos de la opresión serán nuevamente ciudadanos libres y dueños de su destino.
Esperanza Lameda es parte honrosa de ese torbellino de ideas y sueños republicanos que talló una idiosincrasia universal con el cincel de la fraternidad que nos nació del encuentro ecuménico de todas las razas y pueblos que acrisolaron nuestra esencia social, gente que de tanto amar al mundo hoy lo recorre en un peregrinaje que culmina triunfalmente cuando de la dureza de este parto emerjamos como el nuevo farol humano de justicia y progreso.
Fue y sigue siendo ejemplo de esperanza, nuestra Esperanza, educadora de aula desde la más humildes hasta ser directora de su propia academia, educadora siempre donde puso valores por encima del lucro, educadora de niños y educadora de hombres libres, porque su vocación de servicio la catapultó de la escuela a la lucha política, instancia donde jamás ha rendido banderas ni principios. Fue concejal con honor y humildad y fue también en el segundo gobierno de Caldera la diputada más poderosa en Lara y lo fue también con honor y humildad. Jamás su nombre ha estado asociado al negocio o los pactos de intereses bastardos, siempre ha sido digna de ser esperanza y luz ciudadana, cuando recorría a pie las calles de Barrio Nuevo, cuando le obligaban a andar en carros blindados y con escoltas y también como hace poco cuando andaba en moto al lado de César Álvarez.
Y es que esperanza y vida de servicio para ella siempre han sido la misma cosa, igual que ser maestra de varios hijos a quienes convirtió en exitosos profesionales, amantes de los libros, del tango y el bolero, porque en eso también fue grande Esperanza, en ser compañera de uno de los grandes cantantes populares que ha parido Carora, Don Alexis Riera.
Es tan importante Esperanza para nosotros que el místico intelectual más importante que tiene Carora, en la misma línea de Ildefonso Aguinagalde y Carlos Zubillaga, nuestro querido Alberto Álvarez Gutiérrez, ha decidido ser nuestra voz para rendirle homenaje a esa gigante del alma caroreña, Esperanza Lameda de Riera.
Un agradecimiento histórico
Para finalizar el acto habló Esperanza y de todo lo que dijo lo máximo fueron estas palabras. Me Case con un bohemio y cuando le consulte sobre emprender actividades de trabajo en cooperativas, en gremios y áreas rurales me dijo: Si tú crees que haces lo correctos y yo creo que es correcto lo que haces y lo comparto, hazlo y cuenta con mi absoluta solidaridad, a nuestros hijos los atenderé con el mismo amor que tu les dispenses desde los lugares donde te lleve tu misión de vida, cuenta conmigo. Y ese bohemio me cumplió a plenitud por ello si algún éxito he tenido en mis luchas sociales, profesionales y políticas se lo debo a su nobleza, a su apoyo amoroso e incondicional.
Jorge Euclides Ramírez