Barquisimeto caminó desde las enfermedades y tribus belicosas a la tranquilidad que le brindaban las laderas del bosque Macuto, a los pies de un Río Claro que bajaba de las montañas y al lado de un Río Turbio que en su corriente traía barro arrancado de las tierras secas.
En ese remanso de paz entre la brisa fresca que soplaba desde las estribaciones de los Andes y el sol mordiente con sus crepúsculos del poniente, Barquisimeto tenía sus necesidades de agua cubiertas y tanta bonanza topográfica hizo que su poblamiento se intensificara y expandiera por la inmensa meseta del semiárido, con el problema colateral que el suministro de agua se convirtiera en una carencia dramática.
La búsqueda constante para enfrentar esta carencia ha sido a lo largo de la historia de la ciudad, desde las décadas intermedias del siglo XX hasta ahora, un gran motivador para la organización y su correspondiente movilización.
Y en verdad si hacemos un repaso de las luchas civiles, por encima de la política aunque la incluye pero en segundo plano, ha sido la necesidad de lograr un abastecimiento seguro de agua para la población de Barquisimeto y su agregado Cabudare, ciudad esta última que se fusionó a la capital formando una sola metrópoli.
En este proceso de movilización ciudadana por el agua hay figuras que con sus aportes dan una visión escalonada y progresiva de esta saga social por satisfacer un requerimiento básico para la subsistencia.
Paladines del decurso histórico para triunfar sobre la sed colectiva existen muchos y cualquier mención siempre será aleatoria y signada por la memoria de quien lo intente, por ello, pidiendo disculpas por las omisiones vamos a elaborar una lista personal de estos paladines.
José Rafael Colmenares Peraza y José María Ochoa Pile, uno empresario de visión futurista y el otro un ingeniero de profundos conocimientos hidráulicos, son quienes de alguna o muchas maneras, con su motivación de regar los Valles de Quibor represando el río Yacambú, también sembraron la esperanza sobre la posibilidad de que esta represa también surtiera de agua a Barquisimeto.
Esta esperanza fue convertida en cruzada ciudadana y las calles de Barquisimeto se agolparon de gente reclamando la construcción de esta represa, a ella se sumaron los integrantes de la Asociación de Amigos de Barquisimeto presidida `por Don Raúl Azparren y encabezando el comité ciudadano el siempre recordado Arzobispo Críspulo Benítez Founturvel.
Cuando se logró la aprobación para que la represa fuera construida el presupuesto se asignó al Ministerio del Ambiente y ello ocasionó retrasos y engorrosos procedimientos administrativos, para solucionar esta traba todos los parlamentarios larenses, de todos los partidos, hicieron causa común para promover una ley programa mediante la cual el presupuesto fuera administrado y ejecutado por una compañía regional y así nació la empresa que hoy sigue funcionando y que tuvo su mejor desempeño cuando fue presidida por Miguel Nucete y manejada técnicamente por Jesús Dugarte.
No obstante Yacambú, con una sola palabra el pueblo identifica todo el complejo hidráulico, es, con ser lo más importante, una parte de la lucha social del barquisimetano por el agua, en todos los barrios y comunidades hay líderes vecinales que reclaman a diario les llegue el vital líquido. Gran trabajo en este sentido está realizando el grupo Unidos por el Agua, encabezados por Alcides Pérez y Julio Gutiérrez, grupo que acaba de ser reconocido por su gestión social por la Universidad Católica Andrés Bello.
Mención especial merece el Grupo de Agua Carabalí, liderado por la Decana Liana Arrieta, el cual pasó del reclamo a la colaboración activa con Hidrolara, logrando con esta asistencia vecinal una mejor prestación del servicio, demostrando que ante cualquier problema de la comunidad el diálogo proactivo y la colaboración horizontal es un excelente instrumento para solucionar dificultades de incidencia colectiva.
Este tema de los paladines del agua lo conversamos en reunión ordinaria del equipo de coordinación del Movimiento DECODE, en los repasos habituales que hacemos sobre el protagonismo de la sociedad civil en el Estado Lara y al evaluar los apoyos empresariales a esta lucha hubo consenso sobre el papel estelar que ha jugado en todas estas décadas el diario El Impulso.
Jorge Euclides Ramírez