Exigir a Nicolás Maduro poner los pies sobre la tierra y priorizar la inversión en salud, educación y alimentación, así como en la mejora de los servicios básicos, hoy totalmente depauperados, acordó el partido Primero Justicia.
“Hacer patria, garantizar la soberanía nacional y vivir en paz pasan, primero, por asegurar la calidad de vida de la población y por la puesta en marcha de políticas sociales y económicas capaces de ayudar a satisfacer las necesidades básicas de los venezolanos. Hoy el hambre es el legado de Nicolás Maduro”, aseveró la tolda amarilla.
En este sentido, Primero Justicia recordó que recuperar el sistema de armas y fortalecer la defensa aérea y antiaérea, implica la inversión de millones de dólares que bien pudieran ser destinados a atender la crisis humanitaria de la cual no ha salido el país y que, según el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), tiene a al menos cinco millones de venezolanos sufriendo hambre, todos ellos incapaces de adquirir alimentos, incluso los básicos.
“La seguridad alimentaria y la nutrición sigue siendo un desafío crítico en nuestro país. El hambre, exacerbado por la inflación y la devaluación del bolívar, es consecuencia de una crisis económica prolongada causada por este régimen indolente que cree que, con una bolsa de comida con productos de mala calidad, satisfará los requerimientos alimentarios del individuo”, sentenció. Además, los elevados precios de los alimentos hacen que muchas familias recurran a opciones más económicas, pero menos nutritivas.
Al respecto, Primero Justicia reiteró que el hambre es el legado del régimen de Nicolás Maduro y preocupa, sobremanera, el alerta lanzada por la organización Cáritas de Venezuela, según la cual millones de niños crecen sin acceso a una alimentación digna: 3 de cada 10 presentan retraso en el crecimiento; entre 10 y 12 niños menores de 5 años, por cada 100 evaluados, presentan desnutrición aguda, moderada y severa; 20% a 25% de embarazadas y mujeres en lactancia materna, presentan déficit nutricional; y la desnutrición crónica sigue aumentando de manera sostenida y alarmante, hasta el punto de que, esos niños que hoy la sufren muestran, no solo retardo en el crecimiento físico sino también retardo cognitivo que, más adelante, se traducirá en rezago social.
“Estamos hablando de daños irreparables ocasionados por la emergencia humanitaria que no podrán resarcirse a corto ni mediano plazo con bolsas de comida (con alto contenido de carbohidratos y casi nada de proteínas) ni con bonos, cuyos montos impiden cubrir la canasta alimentaria de los venezolanos. El país necesita que se invierta en lo realmente prioritario: alimentación, salud, educación, seguridad ciudadana y social y servicios básicos, y no en armamento militar que sólo busca atornillar más en el poder a quienes han generado pobreza, hambre y migración masiva y carecen de total confianza y legitimidad”, concluyó.