Definitivamente el principal problema que crece en las comunidades de Lara es la inseguridad, culpable además de que las personas, por temor, solo declaren a los medios de comunicación sin aportar su identidad.
Atracos en quebrada
Es el caso de San José de Tin Tin, un caserío de la parroquia Juan de Villegas, al cual se llega cruzando un amplio cauce del tramo de una quebrada; por cierto bien peligroso.
Los habitantes de este sector del suroeste de Iribarren, manifestaron su preocupación por la cantidad de atracos de los cuales son víctimas por parte de sujetos que a plena luz del día les tienden emboscadas en dicha quebrada.
Indicaron que es muy rara la vez que una patrulla de la policía de Lara o una comisión de la Guardia Nacional Bolivariana pase por el caserío. La inexistencia de estos cuerpos de seguridad en la zona propician los atracos en la quebrada, ya que los propios habitantes no pueden defenderse de las armas automáticas que portan los delincuentes, quienes diariamente los acechan.
Están acorralados, porque hasta sus humildes casas llegan los sujetos y bajo amenaza de muerte cargan con lo poco que tienen las familias, y si se oponen son golpeados.
Sin escapatoria
La única carretera para que los habitantes de San José de Tin Tin lleguen a sus viviendas es pasar sobre la quebrada, después que se bajan de las busetas de la Ruta 16, unidades que los dejan en el terminal de esta línea ubicado en la vía principal que conduce al barrio Bolívar.
De este terminal deben caminar un largo trayecto como de 15 minutos para ingresar al caserío de viviendas y ranchos dispersos, durante el cual se exponen a las arremetidas de los antisociales, sin escapatoria alguna.
Indicaron que los atracadores llegan de otros lugares de la parroquia Juan de Villegas, ya que en la comunidad viven personas serias, dedicadas a la cría de animales, incapaces de actuar contra los mismos vecinos.
Cansados del polvo
Lamentaron que San José de Tin Tin es una de las comunidades más abandonadas de Barquisimeto, donde no se observa la presencia de ninguna autoridad preocupada por resolverle sus problemas.
Denunciaron que proliferan políticos de diversas tendencias, pero solo en tiempo de campaña electoral y prometen lo que nunca cumplen, porque jamás vuelven al caserío, así se les llame o recuerde que se votó por ellos.
Aprovecharon para solicitar asfalto para las calles.
Manifestaron estar cansados de caminar detrás de los vehículos tragándose el polvo que estos levantan, y que los niños y personas de la tercera edad se enfermen constantemente de las vías respiratorias por esta causa.
Es que ni un granito de granzón son capaces de regarle a estas calles para que de esta manera el transporte entre a la comunidad, determinaron.
Faltan viviendas
Unas ochenta familias de este caserío esperan que la Misión Vivienda les construya sus casas, para salir de la incomodidad de los ranchos de adobe (barro) y cinc que los albergan. Alí José Arrieta es una de las personas que habita junto a su mujer en una improvisada estructura de acerolit y cinc, justamente a pocos metros de la quebrada donde se cometen los atracos.
«No pierdo la esperanza de tener una casa que brinde a mi compañera y a mí las comodidades que cada ser humano se merece», expuso, al tiempo que se introducía en la calurosa habitación.
Espera ser censado por la Misión Vivienda.
La quema de basura en la zona es otro problema de contaminación ambiental al no pasar el aseo urbano.
Fotos: Richard Alexander Lameda