Un par de veces el Deportivo Lara estuvo abajo en el marcador, a punto de quiebre por la visita, hasta que en la fracción 76, el barinés Antonio Romero, tallado en las filas rojinegras desde hace tres temporadas cuando era un imberbe de apenas 16 años de edad, la incrustó en la red contraria para sellar la remontada (3-2) ante Carabobo y conseguir tres gloriosos puntos que lo eleva en el tablero de posiciones del Apertura.
El resultado deja al cuadro larense en condición de imbatido en su patio y en las cinco últimas fechas con excelente ejecución de la media inglesa, aquella que permite conseguir, al menos, empates en la carretera para luego ejecutar a sus rivales en condición de local, como ha sucedido con Atlético Venezuela, Anzoátegui y ahora Carabobo FC.
También, frente al cuadro del Cabriales se toma revancha porque en las últimas confrontaciones entre ambos, bajo el rigor de la Copa Venezuela y Adecuación, se había fracasado (6-5) en semifinales primero y luego apenas un empate (1-1) en la jornada 19, respectivamente.
Para los conducidos por el profesor Alí Cañas fue tarde de sustos al estar en par de oportunidades abajo en el marcador. Pero se tuvo la paciencia y solvencia necesarias para salir a buscar la remontada, como en efecto sucedió al final de los noventa minutos.
En el toma y dame de los escarceos iniciales Richard Badillo cruzó un disparo y acabó con la seguidilla de minutos sin goles que tenía a su favor Eduardo Herrera. Más tarde, apenas seis minutos después, Rubén Arocha tomaba un rebote y daba tranquilidad al cuadro local.
Eduard Bello, inquietante en sus despliegues por la visita, en el cobro de un tiro libre la pegó en el travesaño y en el rebote, Jarlin Quintero, desde el punto penal, zambullido en palomita marcó la ventaja parcial de los visitantes hasta que el principal José Luis Hoyo marcó el final de la primera parte.
José Caraballo, apareció en las filas larenses y desde el callejón de la derecha envió un centro que encontró a César González en el primer palo para que facturara la igualada.
El ingreso del argentino Tulio Etchemaite oxigenó las filas larenses y vino el tropel sobre los carabobeños hasta que en el 76, ya con la noche encima, González, de exquisito taquito se la deja en bandeja al juvenil Romero, quien castigó en forma soberbia. Era el triunfo definitivo.