Reflexión – Comunicación o comunión con Dios

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Cercana la Semana Mayor es interesante meditar sobre este tema. No es lo mismo tener una comunicación con Dios a una estrecha comunión. Ud. puede tener, según su propia opinión, una buena comunicación, pero a lo mejor está muy lejos de compartir una verdadera comunión. Son dos cosas muy diferentes.

El término viene del latín communio, que indica “participar en lo común”. O “Unión de dos o mas cosas en lo que tienen en común”. Comunión con Dios entonces, es compartir algo que es común a ambos. Y quien está llamado a adaptarse a las características del otro, somos nosotros, quienes buscamos a Dios. Lo que debe ser común para Ud. y para mí, son los elementos que caracterizan el proceder de nuestro Creador. Si Ud. no comulga con la esencia del carácter de Dios que es el amor, entonces nunca habrá tal comunión por más que se esfuerce en tratar de mantener una comunicación con él. Cuando Dios creó al ser humano lo diseñó para vivir en comunión con él, por ello, puso su propio aliento en el cuerpo del hombre.

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La Biblia es clara. Dios nos atrae hacia si mismo. “Con cuerdas humanas los traje, con cuerdas de amor…” Oseas 4:11. Estos pasajes solo demuestran que la comunión con Dios viene en el combo de la creación humana y es el llamado permanente de Dios hace a la criatura. El hombre lleva en sí, un impulso permanente en su vida espiritual que anhela esa comunión, pero a la vez rechaza por cuanto pone por encima de su cercanía a Dios su propio yo. Olvida, que Dios es santo y no puede estar en comunión con quienes no practican la santidad. ¿Cómo les parece?

Cualquier cristiano que piense que la comunión con Dios es muy fácil está equivocado. No debe confundir comunicación personal con comunión. La comunión con Dios es diaria. Son nuestros pensamientos, nuestras acciones diarias, nuestros hábitos y nuestro carácter lo que determina el grado de comunión que tenemos con nuestro señor Jesucristo. «Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo». 1 Juan 1: 3.

“Los que tienen esa unión con Cristo lo manifestarán en espíritu, en palabras y en obras. La profesión no es nada a menos que de palabra y de hecho se revele el buen fruto. La unidad, comunión de unos con otros y con Cristo: ése es el fruto que lleva cada pámpano de la vid viviente. El alma purificada, nacida de nuevo, tiene un testimonio claro y distinto para dar…

Conocer a Dios significa, en el sentido bíblico del término, ser uno con él en corazón y mente, conociéndolo por experiencia propia, manteniendo una comunión reverente con él como Redentor. Sólo a través de una sincera obediencia puede obtenerse esa comunión” Libro Dios nos cuida. Elena de White.

Hay una manera muy sencilla para saber como está esa comunión que muchos se ufanan de tener con Dios. Que pregonan, publicitan y aparentan sin ningún rubor entre sus familiares y hermanos de la iglesia cristiana a la cual pertenecen. Y eso es a través de los “frutos del Espíritu”. Por cuanto la experiencia se perfecciona llevando frutos. “El que no da buenos frutos en palabras y en hechos, en la fortaleza de un principio elevado, ennoblecedor, es un mal árbol. El fruto que éste lleva es desabrido para Dios. El conocimiento de Cristo que profesa es una falsedad, un engaño… “ Ob.Cit. “Hasta el martes Dios mediante. Próximo artículo “Excruciante”

William Amaro Gutiérrez.
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