Letras que viajan más allá de Carora

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El Ateneo “Guillermo Morón” de Carora, en su 27° aniversario, otorgó el último fin de semana de julio los Premios Nacional que realizan cada dos años como reconocimiento para premiar el trabajo de personajes nacionales y extranjeros que destacan en las áreas culturales, literarias y humanísticas. Los premios correspondientes fueron: Premio Nacional de Poesía, Gorquin Camacaro. Premio Nacional de Ensayo, Jesús David. Comunicación Alternativa, Jhon Romero. Comunicación Radio Difusión, Edgardo Lugo. Premio Nacional de Cine, William López.

En esta oportunidad, estuvo la presencia del profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, Pedro Martínez Escamilla, experto en poesía náhuatl, quien recibió el Premio Nacional de Comunicación Alternativa en Lenguas Originarias. A su vez, el artista sonoro de Venezuela, Rommel Hervez, fue premiado en el Premio Nacional de Arte. Hilario Chacin, Premio Nacional de Literatura e Investigación. Morela Maneyro, Premio Nacional de Poesía en Lenguas Originarias. Todo esto a cargo del presidente del Ateneo “Guillermo Morón”, el doctor Juandemaro Querales.

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En una entrevista concedida al diario EL IMPULSO, por parte de uno de los ganadores, Gorquin Camacaro, en el premio de poesía, habló un poco sobre su trabajo como escritor. “Escribo en los periódicos de la localidad, aquí en Carora; El Caroreño, El Informante, un periódico que acaba de salir. También en TalCual digital y anteriormente escribía textos literarios y de opinión en EL IMPULSO” dijo, recordando que, cuando escribía en este diario, existía la página cultural dirigida por Violeta Villar Liste, con quien escribió varios artículos por mucho tiempo.

Es profesor jubilado de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, pero dedicado actualmente a la literatura y la divulgación de la lectura y escritura. “Lo estoy haciendo a través de dos vertientes; una, la cátedra libre literaria ‘Juan Páez Ávila’ y la otra como miembro del Directorio de la Asociación de Escritores del Estado Lara ASELA”, expresó Camacaro. La cátedra se encarga de actividades culturales, promocionar concursos de cuentos, ensayos y poesías, hacer seminarios, todo esto sin desligarse del pensamiento literario de Juan Páez Ávila, fundador de la cátedra.

También, desde hace dos años, es subdirector de la Revista Carohana, de temática literaria que es usada a nivel nacional por distintas universidades del país, como por ejemplo, la UCV. Trabajo que hace en conjunto con Juan Páez Ávila como director.

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El poemario con el cual participó para ser merecedor del Premio Nacional Poesía, se titula “De la ternura y otras esencias” que, hasta ahora, no ha salido a relucir públicamente porque, en palabras del autor, va a un concurso internacional de poesía que lo está promocionando el Canal I. “El libro se llama ‘De la ternura y otras esencias’ porque además de poemas de amor, hay poemas ecológicos, eróticos, dedicados a la tierra y el ambiente, son poemas de distintas temáticas. El poemario abarca más de 100 poemas”, describió Camacaro.

Gorquin Camacaro cree en el talento de los jóvenes escritores del país. “A los jóvenes los estamos estimulando, por eso la realización del concurso que está realizando la cátedra literaria ‘Juan Páez Ávila’. Ya hicimos un concurso en Carora de cuento y una muchacha de 14 años, de un liceo, ganó el premio. Ese fue un cuento espectacular lo que escribió esa niña”, recordó. Recomienda no dejar de escribir e invita a todos los jóvenes a participar en el concurso.

Su obra poética está constituida por los siguientes títulos “Aforismos y microcuentos”,
“Poemas sueltos y ecológicos”, “Humus Eroticus”, “Antología de poetas larenses” editada por la Contraloría General del Estado Lara y una novela autobiográfica en proceso, “Los unicornios son eternos”

Parte de su discurso “A propósito de la poesía” leído por Camacaro en el Ateneo “Guillermo Morón” al recibir el Premio Nacional de Poesía otorgado por dicha institución.

El gran poeta Indio Rabindranath Tagore logró realizar una definición: “la poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos.» Y nuestro bardo venezolano Eugenio Montejo, sentenció al respecto «Es colocar las palabras en su santo lugar”
La poesía cruza la tierra sola/ apoya su voz en el dolor del mundo/ y nada pide/ ni siquiera palabras/ Llega de lejos y sin hora, nunca avisa/ tiene la llave de la puerta/ entrar siempre se detiene a mirarnos/ Después abre su mano y nos entrega/ una flor 0/ un guijarro, algo secreto/ pero tan intenso que el corazón palpita/ demasiado veloz. Y despertamos/
Reflexionando, ¿cuál es la utilidad de la poesía? La poesía es capaz de recoger en un vocablo, en un instante, en un haz de luz, las imágenes que fabrica. «Sólo la poesía nos salva del olvido». Lo que un cúmulo de personas en largas horas de discursos y conversaciones quisieron decir sin lograrlo se dice en una metáfora. Nadie retrató mejor a Venezuela que Andrés Eloy Blanco o Ramón Palomares. A Carora que Ali Lameda. Al mundo que Pablo Neruda. Y a la imaginación que Jorge Luis Borges. Lameda describió a CARORA: Un río aquí́, una cinta de brillo ceniciento bordea este playón desconsolado/ su cujisal costroso de corazón obscuro/ vino a su árido dominio geológico/ a la noche por donde el río canta/ el escuadrón de los conquistadores/ y halló una piedra extraña de sílice ardoroso/ un territorio pálido, erizado/ de cardones y viejos sarcófagos calcáreos/
La poesía toma y memoriza la energía que los pueblos y su habla construyen en el trajín de la cotidianidad. La palabra del poeta se dispara desde cualquier lugar inesperado y en una fracción del tiempo logra que lo negativo y lo positivo, la vida y la muerte aparezcan de cuerpo o texto entero. Los traficantes de la palabra no perciben lo que sólo ella es capaz de medir en un verso, la falsa plenitud o los vacíos de la caída humana. Una nación, una cultura puede reconstruir su pasado, presente y futuro en la síntesis de una oda. Un país que no respete a la creación poética es un país sin alma, sin historia. La imagen poética se sustrae del olvido para captar la deslumbrante belleza de cualquier pueblo y perpetuarla en el tiempo.

No hay tristeza mejor percibida que la hilvanada en el texto melancólico de César Vallejo, Latinoamérica no sería la misma sin la voz de Mario Benedetti, y la Biblia sería un libro de historia sin inspiración divina. No hay texto de filosofía que pueda explicar en brevedad la complejidad del hombre como lo hace una metáfora. Los seres humanos estamos hechos y desechos por la palabra y sólo la que coloca la imagen en la escritura puede precisar hasta dónde llega el vacío y la desesperanza que a diario trata de esconder la vida en la grandilocuencia. La poesía se diferencia de la filosofía porque buscando la belleza se pude llegar más rápido a la verdad. Con razón Julio Cortázar escribió “Lo que me gusta de tu cuerpo es tu sexo/ lo que me gusta de tu sexo es la boca/ lo que me gusta de tu boca es la lengua y lo que me gusta de tu lengua es la palabra”. La poesía es tan importante que cuando Alejandro Magno destruyó a Tebas le dijo a sus lacayos que por favor solo dejaran intacta la casa del gran poeta Píndaro…

Gracias al Ateneo, a su director el gran poeta Dr. Juandemaro Querales por regalarme este momento de eternidad metafórica.

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