Felipe Pérez Martí: Los caza rentas destrozan la economía

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El desenvolvimiento de la economía del país ha  sido un verdadero desastre a causa del  rentismo petrolero  y sus agentes: los cazadores de renta.

Esta afirmación que hace, al ser entrevistado para EL IMPULSO,  el Dr. Felipe Pérez Martí, economista y ex ministro de Planificación y Desarrollo del gobierno de Hugo Chávez, tiene como propósito hacer entender que la crisis por la cual atraviesa Venezuela puede ser resuelta en corto tiempo, siempre y cuando haya un cambio en la conducción económica de Venezuela.

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Dentro y fuera del Gobierno

El caza rentismo es un mal que hemos tenido desde hace mucho tiempo porque a lo largo de los años esa gente, que se organizan en el Gobierno y en el sector privado, siempre ha querido y logrado quedarse con los ingresos petroleros.

Lo han hecho por la vía de los contratos, gastos y subsidios, precisa.  Son ellos los que en los últimos tiempos, durante el mandato de Chávez y, por supuesto, continuando con la presidencia de Nicolás Maduro, impusieron el régimen de control de cambio.

Como se sabe hay dos tipos de cambio en Venezuela. El Dipro, que ha situado el dólar en diez bolívares, está destinado a la adquisición de alimentos y medicinas, así a estudiantes y pensionados; y el Dicom, cuyo valor ha venido variando el Ejecutivo Nacional, para todo tipo de transacciones distintas al primero de los mencionados. Todos los dólares que ingresan al país son controlados por el Gobierno.

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El negocio de los dólares

Ese control cambiario, dice el Dr. Pérez Martí, implica que alguna gente recibe unos dólares muy baratos en comparación con la divisa norteamericana cotizada fuera de la regulación. En el caso del sector privado, los pocos que lo recibieron o reciben, ha sido a dedo; pero, ya se ha hecho una costumbre que el receptor, a cambio, devuelve una comisión al otorgante. Esa es claramente una ganga porque es ganar millones con un costo de cero.

Como los funcionarios saben que eso es rentable cobran bastante, comenta. Si le van a otorgar, por ejemplo, mil dólares a alguien, alrededor de cuatrocientos o quinientos le van a quedar al que los otorga.  Del monto recibido por el beneficiario, éste utilizará la cantidad más baja posible, pongamos por caso cien dólares, para importar realmente y le quedarán quinientos o cuatrocientos. Pero, ahí no concluye el mecanismo de corrupción, porque  una vez que se haga la importación, el que recibió los dólares tendrá que pagar una comisión al que le emita el recibo de recepción de lo que ha importado. Eso es lo que se llama sobrefacturación, lo cual quiere decir que esos cien dólares en productos no van al consumidor, porque, generalmente, para ser benévolos, cincuenta de esos dólares se reexportan. Es por eso que esos bienes se ven y se comercian en Cúcuta o en cualquier otro lugar fronterizo con Venezuela. De los pocos que llegan al país, no se venden al precio equivalente contratado con el Gobierno, sino que en la práctica se ofrecen al precio del dólar libre. El  asunto es que los ciudadanos del sector que lo reciben hacen su negocio con los otorgantes, que son militares porque como todos sabemos la administración de esa divisa está en manos de funcionarios uniformados.

En el sector público los caza rentas son militares, porque ellos son los encargados de importar los productos que llenarán las bolsas o las cajas de los Clap y, desde luego, los bienes que se requieren en el país.  Pero, se repite el mismo esquema, una pequeña parte queda aquí y otra se reexporta. Ellos se quedan con la mayoría de los Claps, porque también son los encargos de la distribución. Llega muy poco a los de abajo. A la población lo que les distribuyen son migajas.

Pero ahí no termina todo lo que tiene que ver con la corrupción, dice el Dr. Pérez Martí. También  está el contrabando de gasolina en  que la mayor parte del negocio es el de la venta del combustible al por mayor.

En ese delito están complicados empleados de PDVSA, quienes no sólo  llenan camiones cisternas sino barcos y el producto es exportado. En este aspecto ocurre casi similar a lo que pasa con la divisa norteamericana. La venden carísima afuera.  Y por si esto fuera poco hay que agregar el tráfico de pimpinas, que está muy bien controlado. Es por ello que a esos caza rentas les interesa que se mantenga bajo el precio de la gasolina.

Y después tenemos la transferencia que hace hacia otros países, como Cuba y demás islas del Caribe, así como en otras regiones.

Control de precios y vacunas

Del mismo modo existe el control de precios, mediante el cual las mafias se benefician enormemente. Empiezan a fiscalizar negocios para que éstos puedan poner precios a productos no regulados. Esta es una forma de cobrar “vacunas” y por supuesto, hay a los que no se les aplican.

Todo esto que estoy diciendo es a grandes rasgos los tentáculos de ese voraz negocio de la corrupción en el cual están involucrados los caza rentistas del Estado venezolano, manifestó el Dr. Pérez Martí.

Por qué fracasó el tipo de cambio

-Usted planteó, como ministro de Chávez, un programa para dinamizar la economía. ¿Qué impidió el desarrollo de ese proyecto?

-Estas eran políticas de pre mercado, en las que no se podía ganar rentas. Por ejemplo, unifiqué el tipo de cambio y puse un tipo de cambio en el mercado, el mejor que hemos tenido en la historia. Las bandas nunca se tocaron. Los que requerían de los dólares  tenían que pagar el precio que valía esa moneda y el margen de ganancia con la venta era muy pequeño, porque el flujo se producía como resultado de la oferta y la demanda. Eso, indudablemente y quedó demostrado, eliminaba la corrupción.

Cuando estuve en el Gobierno traté de impulsar una economía de mercado, pero no me dejaron porque los caza rentas, sindicatos  y todos los que estaban acostumbrados a  hacer ganancias  con el Estado querían coger su parte. Yo le dije el sector privado que llegáramos a un plan de consenso nacional y que la renta obtenida sería utilizada para programas sociales para tener un fondo tipo Noruega.

Y ese acercamiento me lo propuse cuando Chávez  me llamó a mí, educado en Chicago, para que hiciera un plan. Soy de izquierda democrática con preocupación por los desvalidos.   Mi propuesta era solidaria y la impulsé directamente yendo a Fedecámaras, a Consecomercio, a la Asociación Bancaria y a la oposición. Yo les decía: si queremos que la cosa va bien, la cosa va bien.

Lo que planteaba concretamente era coordinar expectativas. No sólo las medidas son efectivas, necesitan generar confianza.

Chávez y yo llegamos a un acuerdo con Fedecámaras, Comercio y otros sectores productivos. Pero, se lanzaron con el paro. Traicionaron el pacto. No querían una economía de mercado.  Era la misma gente que tumbó a CAP 2. El programa mío era similar.  Y se proponen tumbar a Chávez.

Se implanta el estalinismo

Cuando Chávez regresa, pidiendo perdón,  ya estaba como  picado de culebra. Entonces se desecha el plan A, que era el que yo había propuesto, y él aplica el plan B que era el estalinismo, prácticamente. En ese plan interno estaban con Chávez, Jorge Giordani y  su grupo, que se dedicaron a hacer campaña contra mí, internamente en el Gobierno; y al mismo tiempo hacían lo propio la oposición y el sector privado. Me derrotaron.

Después del paro, Chávez empezó una  guerra contra  la dirigencia económica y oposición. Promovió a Fedeindustria y a otras instituciones. Entonces el empresariado a favor de Chávez se benefició  como caza renta y  también la oposición complaciente.

Comenzó Chávez a promover un modelo estalinista y utilizó a Giordadini. El líder era Fidel Castro, quien le dijo que la contradicción era el capital y  los trabajadores. Hizo diagnóstico equivocado cuando en realidad era el que yo tenía: cazadores de renta contra el resto del país. Pero Chávez en su proyecto al estilo de Stalin decidió que el Estado producía, controlaba y todo lo demás que hemos visto. Inmediatamente tuvo el  apoyo de empresarios corruptos. Terminaron capturándolo. Sobre todo al producirse el boom petrolero cuando estalló una vorágine de gasto irracional. Se olvidó de que cuando se tienen las vacas gordas hay que ahorrar. Gastó y además  endeudó al país, lo que perjudicó la economía.

Con el régimen cambiario que impuso Chávez en vez de tener un dólar accesible, lo revaluó. Ese  dólar artificialmente barato perjudicó la agricultura,  ya que no podía competir internacionalmente; pero benefició a ese empresariado complaciente y corrupto.

Eso fue una debacle, manifestó el Dr. Pérez Martí. La política económica obedece a intereses muy particulares. Y con Maduro siguió esa manera de hacer las cosas y fue más allá cuando comenzó a utilizar a la Fuerza Armada como partido político. Y lo lamentable es de que esta crisis en la cual nos encontramos, el Gobierno no va a salir porque está atrapado en sus errores.

Lo que sí está bien claro es que el Gobierno está muy débil. En los  barrios populares no lo quieren, tampoco los militares que se encuentran en precarias condiciones económicas. Existe un proceso de ebullición que no sabemos cuándo estallará.  La oposición complaciente, cohabitadora, que está comprada por los caza renta, está formada por titiriteros.

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