#Opinión: Cotidianidad barquisimetana en la crónica de Raúl Azparren (5) Por: Ramón Querales

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Caminito que un día

Cronista Municipal de Iribarren

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48. Se reunieron para la serenata dada a Juares los doctores Luis María Castillo, Leopoldo Torres Heredia, Rafael Rudecindo Fréitez Pineda, Eliodoro Pineda, Tomás Barradas, Juan Manuel Alamo Dávila, Nemesio Paiva, Antonio Alamo, Carlos Castillo y los señores Otilio Ramos, Walterio Pérez y Franco Medina, único profesional del grupo.

49. La casa de gobierno que construyó el general Juan Jacinto Lara en 1844 estaba situada en la acera norte de la ahora carrera 19, entre calles 24 y 25, más o menos al centro de la cuadra y funcionó como tal hasta que otro presidente, Rafael María Velasco, compró la casa de dos pisos que perteneció a Ramón Corral Mayor, situada en la calle 23 con 19, esquina noroeste, la que demolió para construir la nueva sede gubernamental inaugurada el 19 de diciembre de 1922. (p. 29).

50. Según Azparren, el edificio que hasta hace poco sirvió de sede a la gobernación del Estado Lara, carrera 19 con calle 25, se planificó como palacio municipal en tiempos de Cipriano Castro pero Eustoquio Gómez, quien lo concluyó, dispuso que sirviera de sede para la gobernación del Estado.

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51. Pertenece a Federico León, dueño del Circo Cine, por haberla publicado en el barquisimetano diario “Eco Industrial” la expresión según la cual en Barquisimeto se vive feliz “oyendo y admirando la Orquesta Mavare, respetando al “Eco Industrial´ y creyendo en la Divina Pastora”. (p. 46).
He visto atribuida parte de esta frase a un obispo barquisimetano.

51. En los negocios o casas donde vendían carne de marrano, colocaban una banderita blanca lo cual era señal de la existencia del tal producto, especialmente los sábados.

52. En la “Agencia Escovar” o en la librería “Gil Blas” de Pío Tamayo compraban los niños, entre ellos Raúl Azparren cuentos de Saturnillo Callejas a cinco por una locha (o, 12 ½ cts. de bolívar), así como las famosas y emocionantes novelas de Salgari, de Julio Verne. La librería “Gil Blas” funcionaba en el edificio del diario “El Heraldo”; avenida 20, entre calles 23 y 24.

53. De la historia bélica de Barquisimeto se conocen fechas, protagonistas, motivaciones, número de tropas, etc., pero detalles son pocos los que la historiografía suministra, uno de ellos, relacionado con el sitio que padeció la ciudad el 25 de diciembre de 1869, en el que las tropas defensoras, comandadas por el general Fernando Adames, tomaron la llamada “Casa de la Azotea” y desde ella, repelieron las fuerzas sitiadoras
Esta casa, demolida para construir el antiguo edificio del Correo y Telégrafo de Barquisimeto, demolido a su vez en 1964, estaba en la avenida 20, acera sur, entre calles 23 y 24.

En la época de Pérez Giménez, un grupo de Acción Democrática, intentando apoderarse de la gobernación, tomó armas en mano, este recinto del Correo, fracasando en el intento.
Esta casa del Correo, constante de tres pisos, fue construida para ser casa de habitación del general Ignacio Antonio Ortiz, quien la vendió al gobierno por Bs 100.000. ºº.

54. En los carnavales barquisimetanos se distinguía el disfraz de Ña Ruperta, representación de una dama devota de San Antonio que diariamente rezaba a su imagen colocado en una ventana de la llamada casa de los Montilla, situada en la calle 20 entre calles 25 y 26, más o menos al centro de la acera sur. Cumplida su oración Ña Ruperta marchaba a su casa echando bendiciones a diestra y siniestra y portando en las manos un haz de velas, lo que le valió el sobre nombre de “la mujer de las velas”.

Los Montilla, aclara Azparren, eran José María, el padre, sus hijos Juan y Tomás, estrellas del beisbol local; dos hijas una de ellas llamada Carmen.

55. Lunes y jueves llegaba de Puerto Cabello el ferrocarril “Bolívar” siendo esos días, visita obligada a la estación para ver llegar a los viajeros y recibir mercaderías y otros efectos traídos a la ciudad.

Por ejemplo, venía el hielo, hecho en Aroa en el cual se preparaban bebidas y se tomaba cerveza ;
las valijas del correo que, desde la estación las traían en una carreta hasta el negocio de José María Montilla que actuaba como estafeta .Allí se reunían los destinatarios de correspondencia que recibían las suyas al ser nombrados por Montilla; y, los paquetes de correspondencia, noticias y periódicos de otras ciudades que repartía Rigoberto Armella, “Don Rigo”.

56. En una vieja casa situada en la avenida 20, entre calles 26 y 27 acera sur, estuvo el negocio de Mariano Guanipa, especializado en la venta de artículos de alpargatería, talabartería y sillas para cabalgaduras de las que eran llamadas de estilo Chacotan, muy solicitadas por los jinetes expertos.

57. El cemento que llegaba a Barquisimeto era otro de los importantes productos que traía el ferrocarril.
Se llamaba cemento “Alben”.

58. Apodos de policías de Barquisimeto: Los Morochos, El Zancudo, El Negro, El Chanquito, El 15, El 13, El Lorito, Bernabé, El gallo loco, Emilio, Tiburcio, Juan Chiquito, Tuerto Simón, Don valiente.

59. En ciertas épocas (Navidad, Semana Santa) las damas acostumbraban estrenar ropa y zapatos de los llamados BRECAS. Los hombres estrenaban fluxes de dril “Cabeza de Perro”.

60. Comida de Semana Santa en los hogares “bien” de Barquisimeto: vino, bacalao sabrosamente sazonado, “ensalada de lechuga, aguacate y granada, condimentada con vinagre “Castilla”, arroz con leche o dulce de batata con buñuelos.

caminitoqueundí[email protected]

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