“Talitá Kum”

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¡Niña, yo te lo ordeno, despierta y levántate! El Evangelio según San Marcos 5, 21-43, narra el milagro de Jesús al resucitar a la hija de Jairo, uno de los jefes de la Sinagoga, quien depositó su fe en EL, a pesar de que su familia y amigos íntimos le trataban de convencer que su hija ya había muerto. ¿Para qué seguir molestando al Maestro?, Jesús le dijo: ¡No temas, basta que creas! Si trasladamos éste episodio del Evangelio, a la situación actual de nuestro país, podríamos entender que ese llamado a despertar de un sueño profundo, que se ha convertido en pesadilla de muerte, es a este manso pueblo, que ha dejado desangrar a su madre, Venezuela, de una hemorragia interna ocasionada por otros de sus hijos, que son también nuestros hermanos. Llevamos 18 años en una diatriba porque un
encantador de serpientes, como puede existir en toda familia, un carricito iluso, a quien le hicieron una “lavativa de celebro”, como dice Laureano Márquez, nos quiso imponer una utopía, el socialismo
siglo XXI, ¿con qué se come eso?, que ahora otros hermanos, conmilitones del proceso, nos la quieren aplicar también a juro, como un totalitarismo. No basta que resistamos más del 95% de los venezolanos, calificando como negativa la situación del país, preocupados más por el desabastecimiento o el alto costo de la vida, junto a la violencia; ni que consideremos que la mesa de diálogo gobierno-oposición fracasó para conseguir por la vía razonable y pacífica una salida electoral a ésta crisis. El caso es que hemos gastado la esperanza, como quería el gobierno que ocurriese, pero ello no quiere decir que nos han derrotado. Ahora más que nunca debemos seguir la orientación de Jesús: ¿Por qué se alborotan y lloran?, Venezuela no está muerta, sino que duerme. Así como la mujer que padecía de hemorragias, que la habían hecho sufrir las manos de muchos médicos, y se desangraba por más de doce años, habiéndose gastado todos sus bienes en busca de una cura, se confió en su Señor, y bastó que le tocara el manto, sin siquiera mirar su cara, para que se sanara. Un acto de fe. Eso es lo que nos falta, fe. Por lo tanto es la Iglesia, a través de su dirigencia Obispos y Sacerdotes, quienes hacen
un llamado a no dejarnos dominar por una camarilla que se empeña en el poder a toda costa, incluyendo el sacrificio de la vida de sus propios hermanos. Y nos dicen en clara voz: Ciudadanos, actívense, tienen que rebelarse, es el futuro de sus hijos que está en peligro de sucumbir al comunismo. Unidad, Calle y Elecciones. Libertad a los presos políticos. Respeto a la Asamblea Nacional: el Pueblo Soberano.

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