Desde hace cuatro años, un grupo de familias vive a la orilla de un buco, a la altura del barrio Las Veritas, parte baja, perteneciente a la parroquia Unión; algunos habitan en ranchos de zinc, otros en casas de bahareque y, aquellos más afortunados, cuentan con una vivienda hecha con bloques. Sin embargo, la estructura familiar no es lo más importante, al menos, no mientras conti-núen sin las cloacas.
Al parecer, la Gobernación de Lara, conoce de la gravedad del asunto pero están a la espera de recursos económicos: ésa fue la versión aportada por los vecinos. Yamilet Tovar, afectada, comentó que las incomodidades son muchas debido a los olores desagradables que brotan de los pozos sépticos y el daño ambiental que ocasionan al vecindario.
Si bien la mayoría de vecinos conecta directamente el tubo donde viajan los desechos con la quebrada, no es lo correcto, ni lo más higiénico.
En este sentido, pidió celeridad a Hidrolara a fin de que ejecuten el proyecto de red colectora, una inversión millonaria pero que mejorará la calidad de vida de los humildes residentes.
“Nos preocupa que seguimos sin cloacas y esa insalubridad la vivimos desde hace cuatro años. Además es urgente la construcción de drenajes, porque cada vez que llueve nos inundamos, sostuvo.
En este sentido, sí es necesaria la colaboración del gobierno municipal porque es una de las competencias más importantes en materia comunitaria.
Mientras que la solución habitacional está a medias. Tal es el caso de Mariolis Martínez, madre soltera de tres niños (1,2 y 5 años) que si bien recibió materiales de construcción para construir su vivienda, no cuenta con la ayuda de albañiles para levantar el inmueble.
“No tengo plata para pagarle a un obrero; estoy atada de pies y manos: tengo materiales pero no sé cómo hacer mi casa”.
La Victoria se vino abajo
Mientras tanto, en el barrio La Victoria, ubicado a poca distancia, está en las mismas condiciones de abandono sólo que tienen como prioridad la reparación de las vías.
Desde hace mucho tiempo, los habitantes vienen solicitando el arreglo del pavimento, sin embargo, no escuchan la petición.
Huecos de todos los tamaños, están a lo largo y ancho de la barriada, afectando a transeúntes y conductores. Esperan que la Empresa Municipal de Infraestructura y Conservación del Ambiente (Emica) realice una rehabilitación del asfalto lo antes posible, de lo contrario, el caos empeorará.
En las horas “pico” se forman largas colas en la avenida principal que retrasan la hora de llegada a casa o a los sitios de trabajo y estudios.
Los conductores de unidades del transporte, en varias oportunidades, se han sumado a las protestas en reclamo de una vialidad en buen estado.
Pero ni el esfuerzo de los profesionales del volante, como tampoco las incomodidades de los residentes de la zona, son motivo suficiente para que ocurra el bacheo, al menos, de las vías más transitadas.
Los habitantes de La Victoria, en la parroquia Unión, piden que la Alcaldía de Iribarren, finalmente, los tome en cuenta.
Fotos: Daniel Arrieta
