La indignación fue el sentimiento que movió ayer a los habitantes del sector El Trapiche a protagonizar una intensa protesta que se tradujo en el cierre de la vía que conecta a Barquisimeto con Duaca, durante más de una hora.
En la calle fusionaron sus voces para reclamar a la Alcaldía de Iribarren y a la empresa iraní Kayson Company Venezuela, responsable de construir el complejo residencial ubicado frente a Yucatán, el cumplimiento de la promesa de rehabilitar la capa asfáltica de la intersección de la cual se desprenden las carreteras que conducen hacia Las Tunas y Tamaca.
Habitantes y comerciantes de la zona norte del municipio se unieron a los transportistas de dos líneas de rapiditos que decidieron radicalizar acciones para ejercer presión sobre las autoridades en cuyos hombros reposa la responsabilidad de aplicar políticas de mantenimiento de las vías.
José Manuel Landaeta, conductor de una unidad de transporte público que frecuentemente transita por la zona, mostró su rostro iracundo a los medios y denunció que la mencionada empresa iraní rompió buena parte del asfalto que había rehabilitado con anterioridad la alcaldía, con el fin de hacer unas obras necesarias para la urbanización.
“La gente de Kayson se comprometió a reparar el daño en el menor tiempo posible, promesa que nunca fue cumplida”, dijo.
En palabras de este ciudadano, esta empresa los engañó cuando les dijo que durante la visita del presidente Nicolás Maduro a la zona, sería reparada la vía.
“Como el Presidente no pasó por aquí, dejaron eso así. Y entonces, ¿qué hacemos?. No nos dejan otra alternativa que protestar. La alcaldía nos dice que ya asfaltó la vía y la gente de Kayson no nos atiende”.
Estas líneas de rapiditos trabajan en Las Tunas, Romeral, Cordero y Las Palmitas, entre otros sectores.
“Todo eso está en malas condiciones”, precisó Landaeta antes de puntualizar que su vehículo de cinco puestos sufre severos daños, debido a que debe someterlo a un maltrato constante.
Confesó que, como él, muchos transportistas deben gastar elevadas sumas de dinero en el mantenimiento de sus unidades porque deben pasar a diario por carreteras en pésimo estado, pero no tienen otra opción porque de este honrado oficio viven.
Mientras conducen lento para sortear los huecos y las zanjas, estos transportistas están expuestos a los delincuentes.
Las protestas cesarán cuando este consorcio extranjero o la alcaldía responda a los reclamos de los conductores.
