Dieciséis años, el menor de una familia extensa, tenía todo lo que quería, sus padres nunca le daban una negativa a sus peticiones, la permisividad era común con “Alexander”, quien vivía en una urbanización de Caracas, pero cambió toda su estabilidad por entrar al mundo de las drogas.
“En mi casa tenía todo, carros, motos, padres, hermanos exitosos, pero yo fui la oveja negra”, relató.
En la actualidad tiene 40 años, después de 24 esclavo del consumo de diferentes tipos de drogas lícitas e ilícitas en el Barrio La Bombilla de Petare, del Distrito Capital.
“Alexander” (nombre ficticio para resguardar su verdadera identidad), contó que comenzó a consumir drogas para poder entrar al grupo del Barrio, de donde no pertenecía pero que al final dominaba en pleno, como el jefe máximo de los delincuentes del área.
“Hice muchas cosas malas, era un malandro. Un día casi iba matando a mi hermana, y no recordaba, estaba drogado. Cuando desperté ella estaba a mi lado llorando, me mostró los moretones que le hice, aunque yo no quería creerle entendí que debía buscar ayuda”, narró Alexander.
El primer paso fue buscar un centro de atención en Caracas, donde lo remitieron a los médicos especialistas.
“Mi mamá tenía 82 años y me acompañaba cada vez que debía ir a consultas, cuando no iba, yo me escapaba. Al principio fue difícil, pero luego empecé a tomar el tratamiento en serio, cuando también uno de mis hermanos me recordó que no estaba haciendo nada si seguía así”, contó Alexander.
Orgullo familiar
Alexander fue referido al Centro Terapéutico ubicado en el estado Yaracuy, luego debía ir hasta Maturín.
“Mis hermanos y madre me vinieron a buscar y viajamos en una camioneta hasta Maturín. Uno de ellos me dijo que estaba orgulloso de mí, porque no todos las personas adictas aceptan su condición y buscan ayuda”, contó con una sonrisa en sus labios.
Alexander es pintor, y ahora, con sus paisajes, murales y creaciones culturales, quiere tener una vida propia, que pueda servir de ejemplo a sus nueve (9) hijos.
“Mi familia siempre estuvo a mi lado, nunca me abandonó ni estuve en situación de calle. A ellos les debo mi recuperación y este tiempo limpio”, aseveró Alexander.
En la actualidad, Alexander colabora en el centro de orientación en adicciones en Barquisimeto, donde relata su testimonio a quienes van en busca de ayuda para dejar sus adicciones.
De lunes a viernes, de 8:00 de la mañana hasta las 4:00 de la tarde, en centro de orientación ubicado detrás del Gimnasio Simón Bolívar, en la urbanización Las Trinitarias, donde las personas con problemas de adicciones y sus familiares pueden encontrar ayuda gratuita y especializada.
“A mí no me pueden venir con historias, porque me las conozco todas. Por eso sé que podemos salir y comenzar la verdadera vida”, alentó Alexander.
Agradeció el apoyo de la Fundación José Félix Ribas en todo su proceso de atención, desintoxicación e inserción a la sociedad.
“Ahora quiero estudiar mecánica diesel, y para ello también la Fundación me está colaborando”, acotó Alexander.
Sí se puede
Durante 24 años no pasó un día en que Alexander no se drogará, pues según relató se paraba a las 4:00 de la madrugada a fumar un tabaco, luego se acostaba y al despertar volvía al consumo activo.
Pudo sobrevivir al mundo de las drogas y fechorías, así como el sindrome de abstinencia durante su desintoxicación.
Este síndrome puede durar entre 15 a 45 minutos, momentos que desatan en el paciente fiebre, dolores de cabeza, escalofríos, ansiedad, y malestares generales.
Para poder superarlo, existen tratamientos farmacológicos, psicoterapia y apoyo familiar constante.
“Más que fuerza de voluntad, yo puedo decir que debemos tener confianza en nosotros mismos, estar seguros de que podemos hacerlo y todo se dará”, razonó.
El mensaje a los jóvenes que en este momento se encuentran atrapados en el consumo de drogas lícitas (alcohol, cigarrillo, tabaco o chimó) o ilícitas (marihuana, cocaína, éxtasis y otras), que busquen ayuda.
“No se engañen, la adicción no tiene cura, pero podemos controlarla con una mano amiga. Solos no podremos aunque pensemos que sí. Vivir sin droga es lo mejor, sentirme sano no se compara a lo que tenía antes”, dijo a los actuales consumidores.
La adicción es una enfermedad
El testimonio de Alexander fue parte de la jornada por el Día Mundial de la Lucha contra el consumo de las drogas ilícitas que se realizó en el auditorio de la Dirección Regional de Salud.
“Cualquier actividad que el individuo no sea capaz de controlar, que lo lleve a conductas compulsivas y perjudique su calidad de vida, es una adicción, decretada por la OMS como una enfermedad”, dijo Gian Carlos Guidice, organizador de la actividad.
Allí estuvieron presentes especialistas como Tania Patiño, del programa de salud mental, quien mencionó que las adicciones se encuentran en el quinto lugar de consultas.
La edad promedio se encuentra entre 20 a 29 años de edad, y la edad de inicio en el consumo de drogas ha disminuido de 14 a 11 años. Un mundo antes casi exclusivo de los hombres, pero que está por alcanzar las chicas.
Dijo que las personas pueden acudir a las consultas de salud mental gratuitas en el Hospital Luis Gómez López, Pampero, Ambulatorio de Cabudare, Ambulatorio del Oeste y de la Carucieña.
César Isaacura, psiquiatra, habló sobre el perfil psicosocial del adolescente, y aconsejó a los padres que promovieran estilos de vida protectores en sus hijos, como los deportes y la religión.
“Los niños ahora conocen sus derechos pero no sus deberes; nos han quitado la autoridad como padres. Debemos llevar el control y hacerles cumplir las normas, sin desautorizar un padre a otro, ni siquiera cuando están separados”, dijo Isaacura.
Recomendó que en vez de castigos se debe desarrollar las fortalezas y reforzar lo positivo en los niños.
