El hospedaje barquisimetano

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El reciente fallecimiento de Davide Sallusti, uno de los fundadores y propietario del muy conocido Hotel Príncipe de Barquisimeto, ofrece la ocasión para referirnos a la historia del hospedaje barquisimetano.
El hospedaje en el mundo tiene su historia. En tiempos de los egipcios y los griegos, eran los primeros cónsules, los obligados a albergar a los nacionales del país que representaban. Con los romanos apareció la posada, dotada de aguas termales para el aseo de los viajeros. En el mundo islámico existieron los caravasares como lugares de albergue. En el siglo XI y en la Edad Media los conventos también sirvieron como lugares de hospedaje en Europa. Carlomagno apoyó estos servicios ante la gran movilidad que registraba el mundo. En los relatos de Marco Polo en la vuelta al mundo, hay citas sobre los sitios donde se alojó.
En el siglo XVIII aparecen ya las posadas formales, incluso con estacionamientos para dejar los caballos y carretas de los viajeros. Más tarde ya aparecen las cadenas de hoteles, los Savoy, los Ritz y los Hilton que después de la llamada revolución industrial, conforman hospedajes, dotados de gran confort y servicios como centros sociales.
En Venezuela existe una historia de la hotelería. Se sabe que en Caracas existió en los días previos a la independencia la llamada “Posada del Ángel” donde se alojaron algunos franceses que pretendían sustituir a los españoles, por la ocupación napoleónica de 1808. Quizás la mejor obra sobre esta materia sea la del arquitecto Ciro Caraballo Perichi, prologada por el Dr. Raúl Paris Bruni.
En el siglo XX en Barquisimeto dejaron huella el Hotel Alemán abierto desde 1940, propiedad de Juvenal Romero; el Hotel Pérez Correa, propiedad de Antonio Pérez Correa; el Hotel Central de Susana Torres, el Hotel San José de Josefina de Anzola, el Hotel Universal de A. Hernández y Betancourt, hasta llegar a una primera etapa con la inauguración del Hotel Nueva Segovia en 1956, edificación que hoy ocupa la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado.
En 1966 llegan desde Italia los hermanos Davide y Sergio Salutti, que instalaron en la Avenida 20 de Barquisimeto una pequeña pensión que ofreció mucho apoyo a los viajeros porque se encontraba cerca del terminal de autobuses. La inmigración italiana en Venezuela tiene su historia, que se inicia con Alonso de Ojeda, Américo Vespucio y Juan de la Cosa, al descubrir el Lago de Maracaibo y relacionaron a Venecia con los palafitos encontrados y nació una unión espiritual entre Italia y Venezuela. Dice Depons que al pasar por Maracaibo en 1801encontró a sus habitantes cantando arias de opera y leyendo los clásicos grecorromanos.
Después, desde 1864 fueron llegando los italianos a nuestro territorio. De la Toscana, de Rovigo, Milán, Umbria, Nápoles, Torino, de la Isla de Elba y de L´aquila. Se dice que de los 900.000 italianos que vinieron a Latinoamérica, después de la segunda guerra mundial, 124.133 llegaron a Venezuela y de ellos, 14.203 fueron al Zulia y otras provincias venezolanas.
Con esos inmigrantes llegaron diversos valores de su cultura. Desde las devociones a Santa Rita de Casia, a Santa Lucía, San Francisco de Asís, San Benito de Palermo, San Antonio de Padua, hasta los restaurantes, la gastronomía con la macarronada y la pizza, el deportivo Italia, la Librería Italiana (1960), la Casa Italia (1970) y los Padres Rosminianos, para solo citar algunas cosas.
Los Sallusti fundaron el famoso Hotel Príncipe el 26 de febrero de 1966, adquirieron unas viejas casas en la calle 24 y así nació este hotel. Se trata de unos de los iconos de Barquisimeto a los cuales le siguió después el Hotel Jirahara hasta llegar hoy a varios hoteles entre los cuales destacan el Obelisco, Tiffany, las Trinitarias y el Lido Hotel. El restaurante del Hotel Príncipe “La Trattoría” es uno de los mejores de Venezuela. Los Sallusti han dejado una profunda huella de aprecio en la capital larense y se inscriben en la historia de esta urbe.

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