La ciudad como tema – Palacios de cristal

En los cuentos de hadas suele hablarse de palacios y castillos de cristal, pero no fue sino hasta mediados del siglo 19 que eso comienza a ser posible. En arquitectura el vidrio ha sido utilizado desde tiempos remotos para permitir la entrada de la luz bloqueando el viento y las bajas temperaturas y los pueblos que no disponían de este material recurrían a otras soluciones como utilizar papel aceitado, pero apenas dejaba pasar algo de luz y no resistía el agua ni el viento.
La necesidad de hacer grandes ventanales con las pequeñas piezas de vidrio que se podían producir artesanalmente llevó a la invención del sistema de soporte de plomo, de uso común en las construcciones medievales, como lo podemos ver en los vitrales de las iglesias. Estos vitrales multicolores y la gran altura de las naves contribuyen mucho a crear la atmosfera  de recogimiento propia de las iglesias.
La Revolución Industrial cambió muchas cosas, entre ellas el modo de construir las edificaciones y de fabricar el vidrio. En las edificaciones los pesados y gruesos muros de carga que solo permitían pequeñas aberturas comenzaron a ser sustituidos por columnas de hierro fundido entre las que se podían fijar grandes ventanales. Y en cuanto al vidrio, se aumentó el tamaño de las láminas, la transparencia y su resistencia a los golpes y cambios de temperatura. Era cuestión de tiempo juntar ambos cambios.
La oportunidad se presentó con la primera Gran Exposición Universal de Londres en 1851. Para albergarla se construyó el Cristal Palace, una estructura de delgadas piezas de hierro que sostenían techos y paredes de vidrio. La obra era enorme, de 580 mts de largo, 137 de ancho y 34 mts de alto. Fue el primer edificio producido realmente de manera industrial, modular y estandarizada. Otro síntoma de los tiempos es que la obra fue diseñada por un ingeniero, John Paxton, quien había desarrollado el sistema para sus invernaderos. Este edificio tampoco tenía los profusos adornos con que los arquitectos de entonces solían cargar y recargar sus obras. Era un edificio estrictamente utilitario, funcional y ni siquiera era considerado como una obra de arquitectura, pero la obra asombró y llamó la atención y el sistema fue copiado para las exposiciones que empezaron a realizarse en las grandes capitales del mundo.
La siguiente gran oportunidad de la arquitectura con vidrio se presentó en Chicago después del gran incendio de 1871 cuando comenzaron a construirse los primeros “rascacielos”, de 10 y mas pisos y que tambien tenían grandes ventanales entre columnas metálicas, lo que con el tiempo se transformarían en las rutinarias fachadas de vidrio que hoy podemos ver tambien en algunos edificios de oficinas de nuestra ciudad.
Hoy disponemos de vidrios para prácticamente cualquier uso arquitectónico. Además de los muchos colores, los hay fotosensibles que se oscurecen según la intensidad de la luz o a voluntad. Los hay de seguridad y muy delgados. Hay vidrios capaces de convertir la luz en energía eléctrica, contribuyendo a la sostenibilidad ecológica del edificio.
Se han hecho tantos avances en las características de este material que ya es posible construir edificios totalmente de vidrio, incluyendo los pavimentos y su sistema estructural. Se ha llegado al punto de poder materializar el sueño de Mies Van der Rohe, el gran maestro de la arquitectura moderna quien en 1922, en respuesta a un concurso, propuso construir una torre de vidrio de 30 pisos en Berlín. Mies no ganó el concurso, tal vez porque la propuesta fue considerada como irrealizable pero de ella hizo un manifiesto de las posibilidades de la arquitectura de entonces a partir de usos nuevos y más intensos de materiales ya conocidos pero que aun no habían sido llevados al límite. En la propuesta inicial de Mies los pilares y columnas eran de vidrio.
El vidrio tiene la ventaja de ser perfectamente reciclable pues se produce a partir del sílice de la arena, una materia prima inagotable.  Además, de él se derivan tantas variedades y usos que sin duda es uno de los materiales  del futuro. Incluso se están desarrollando variedades de vidrios irrompibles, muy livianos, muy resistentes al fuego y de alta capacidad estructural, específicos para edificaciones.

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