Miles de maestros huelguistas se apoderaron el viernes del centro histórico de la Ciudad de México y obstruían la plaza del Zócalo armados con palos y tubos de metal, mientras policías antidisturbios llegaban en grandes números en una coyuntura que podría desembocar en una horrible confrontación tras semanas de protestas contra la reforma educativa.
Los maestros tomaron barreras de metal y piezas de plástico que dividen el tráfico para bloquear las calles que conducen hacia el Zócalo, en cuyos flancos se ubican la Catedral Metropolitana, el Templo Mayor y el Palacio Nacional, algunas de las atracciones turísticas más famosas de la ciudad. Centenares de policías antidisturbios se reunían frente a las barreras.
El gobierno de México ha anunciado que las celebraciones por el Día de la Independencia, incluido el tradicional grito que se efectúa desde un balcón del Palacio Presidencial que da hacia la plaza, se efectuará el domingo, así como el desfile militar del día siguiente.
Por su parte, los profesores, muchos de los cuales han vivido enfrentamientos con la policía en los estados sureños pobres de donde proceden, anunciaron que no se moverán de la plaza del Zócalo en la que han acampado durante semanas; los profesores han realizado numerosas marchas que han desquiciado diversos puntos de la capital.
El comisionado nacional de Seguridad, Manuel Mondragón, advirtió por la televisión que la policía ingresaría en el Zócalo a las 16:00 horas. Uno de los dirigentes del sindicato de maestros que coordina las protestas dijo que los organizadores aún decidían qué hacer, aunque los manifestantes en las calles afirmaron que se preparaban para el enfrentamiento.
«Estamos preparados para lo que venga, vamos a defender al Zócalo; el Zócalo es del pueblo, no de unos cuantos», dijo el maestro Jesús Sánchez, procedente del estado sureño de Oaxaca, donde participó en 2006 en enfrentamientos con la policía durante un conflicto que había durado meses entre las autoridades y profesores huelguistas y simpatizantes de éstos últimos.
Los maestros han alterado las actividades en el centro de una de las ciudades más grandes del mundo al menos en 15 ocasiones en los últimos dos meses en rechazo a un plan del gobierno dirigido a romper el control sindical del disfuncional sistema educativo de México.
El presidente Enrique Peña Nieto frustró las esperanzas de los maestros de impedir los cambios al promulgar el martes las leyes secundarias de la reforma educativa. El miércoles, las manifestaciones adquirieron un cariz violento: los maestros inconformes escenificaron forcejeos con la policía antidisturbios cuando los agentes establecieron una valla para impedir que los manifestantes bloquearan una de las principales vías de la capital.
Las autoridades de la ciudad informaron que 15 policías resultaron lesionados y que varios manifestantes habían quitado algunos escudos de plástico de los agentes.
Los maestros dijeron que bloquear la reforma ya no era su objetivo. Dijeron que ahora intentan mantener la presión para proteger sus derechos y privilegios, a medida que el gobierno pone en marcha las reformas laborales y reduce el control sindical en la contratación y asignación de profesores.
Mientras que helicópteros de la policía federal efectuaban vuelos a baja altura, los maestros derribaron las tiendas en las que vivieron durante semanas y quemaron basura y barreras de plástico de tráfico; el humo espeso inundó el Zócalo.
Un grupo de maestros que han vivido enfrentamientos con la policía dijo que el retiro de las tiendas era una maniobra táctica para tener espacio ante cualquier posible enfrentamiento.
En una reminiscencia de los choques de 2006 en Oaxaca, un grupo de profesores de esa entidad dijeron que habían desplazado una bulldozer desde el lugar de una obra en el Zócalo hasta la línea del frente a fin de utilizarla en caso de un posible ataque de la policía.
«Ya sabemos lo que viene. Ya tenemos la retroexcavadora lista», dijo el profesor César Pérez, quien da clases en una región pobre de la sierra norte de Oaxaca. «Aquí no va dar el grito este presidente. Hasta que empiece a escuchar a la gente», apuntó.
Mientras los maestros gritaban «venceremos» y agitaban en lo alto tubos de hierro y palos, el actor Pepe Ortiz, de 58 años, animaba a la multitud disfrazado del prócer independentista Miguel Hidalgo y sostenía una enorme bandera mexicana.
Ortiz ignoró las críticas de que la protesta impediría la realización del tradicional grito de independencia.
«Para mí, éste es el grito, el grito del pueblo», dijo el actor mientras señalaba hacia la multitud de manifestantes que cantaban y coreaban lemas. «Este es el verdadero grito», apuntó.
Las protestas son encabezadas por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el menor de los dos principales sindicatos de maestros en México. El sindicato principal ha apoyado la reforma de Peña Nieto.
Policía interviene para desalojar a maestros
La Policía mexicana intervino este viernes en la plaza central del Zócalo para desalojar a los maestros que no cumplieron con el ultimátum para retirarse del lugar, donde el domingo está previsto el festejo de la Independencia, según imágenes televisivas de la plaza, cuyos accesos están bloqueados.
Policías antimotines irrumpieron con tanquetas en la plaza, donde se encuentra la Catedral y el Palacio Nacional, ante la resistencia de algunos maestros que no aceptaron levantar el plantón que mantenían desde hacía semanas.
