No te engañes

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El gran investigador e inventor Arquímedes hace mucho, mucho tiempo explicó por qué las rocas se hunden y por qué los barcos flotan, descubrió cómo la flotabilidad y la gravedad son dos factores para determinar qué cuerpos van a flotar y cuáles se hundirán. No es un asunto del azar, tiene que ver con leyes de la física.

Nunca he conocido a nadie, no importa cuáles sean sus creencias acerca de Dios, que piense que Él está en el cielo discriminatoriamente decidiendo “se hunde… flota… se hunde… flota… se hunde… flota… se hunde, se hunde, se hunde… flota”, no hay nadie que piense o diga: “Bueno Dios creamos este barco y te pedimos que nos ayudes a que flote”.

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Así como existen leyes físicas, también existen leyes espirituales, principios que harán que las vidas de unos naveguen seguras y por encima de las aguas, mientras otros se hunden por romper estos principios o ignorarlos, hoy he decidido compartir uno que seguramente habrás escuchado: “Lo que se siembra se cosecha”.

Lo que se siembra se cosecha

Es diferente al principio de Arquímedes y por eso muchas personas se engañan creyendo que no se cumple en su vida, otros se decepcionan creyendo mirando que otros que siembran tan “malas semillas” al parecer lo que cosechan son cosas buenas, pero debes tomar en cuenta lo siguiente:

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No hay consecuencias inmediatas: En otras palabras, no recibimos la cosecha en el mismo momento que la semilla mala queda implantada. Muchos esperan que sea como pinocho, el miente y su nariz crece, “oh, creo que tengo que dejar de decir mentiras”. No es así. Por ello muchos sienten que nada está pasando con aquellos que hacen mal. Este principio no funciona de esa manera, así que consecuentemente lo olvidamos.

No se trata de que Dios esté en tu contra, no está molesto contigo, Dios te ha dado un principio para desarrollar y si lo ignoras va a haber consecuencias y no es que Dios está en el cielo diciendo “castigado, bendecido… castigado… bendecido…bendecido…” es un asunto de asumir la responsabilidad por ese maravilloso don que Dios nos dio: la vida.

Pablo explica muy bien este principio a la gente de Galacia, cuando escribe una carta a la congregación que había establecido en aquel lugar alrededor del año 65 D.C.

Muchos de ellos eran flojos y se excusaban en el deber cristiano de ayudar a los necesitados, para vivir de los demás y no trabajar, convirtiéndose en una carga para la comunidad de creyentes, otros se quejaban delante de Dios por sus vidas desastrosas y no entendían, por qué, si eran cristianos les iba tan mal. En el otro lado estaban los que envidiaban a los perversos, ya que estos no vivían de acuerdo a los principios de Dios y les iba bien. Por ello Pablo escribe en Gálatas 6:7 “No se engañen (o no se dejen engañar)” en otras palabras hay cosas que ves ahora y crees que nada está pasando, pero una vez que se pone una semilla, buena o mal esta germina.

Nos engañamos a nosotros mismos cuando miramos a nuestro alrededor nos comparamos, construimos excusas en lugar de progreso.

“No se engañen: de Dios nadie se burla”. Dios no puede ser engañado, Dios no puede ser burlado, Dios no es tu mamá que cuando eras joven tú la engañabas y decías lo poco lista que era “mama yo no sabía que iba a haber droga en esa fiesta, yo se lo expliqué al policía y el de todas maneras me arrestó… “oh cariño no te preocupes voy para allá y te voy a sacar” y “papi, no sé qué pasó, creo que el banco cometió un error y vaciaron mi cuenta. Tengo muchos cheques y no tengo nada de dinero, debe haber algún tipo de error… y papi yo lo voy a arreglar, pero mientras tanto necesito un poco más de dinero, pero creo que fue un error del banco” “no te preocupes hijo, ya nos vamos a encargar de eso”. Si tú pensabas que no va a haber consecuencia, estás equivocado, Dios no es un padre consentidor o aguantador, Él permite que sus hijos vivan las consecuencias, aprendan y rectifiquen, siendo de advertencia, o por otro lado, de ejemplo a otros.

Si tú eres irresponsable, si no estás dispuesto a llevar tu propia carga, a asumir tu responsabilidad, a resarcir cuando afectas a otros, cuando ofendes a Dios con tus actos, no vas a poder salirte con la tuya.

“No se dejen engañar: nadie (eso incluye a ti y a mí) puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra.”
Pablo dice lo que todos en realidad sabemos intuitivamente, que la vida está conectada. Que el lugar en el que estás hoy es el resultado de las decisiones que has tomado en el pasado y que donde estarás mañana en cada área de tu vida está conectado a lo que haces hoy y a lo que hiciste ayer.

Cosechas más tarde (después) y más grande (multiplicado).

Más tarde, es el por qué nos rendimos demasiado rápido, más tarde es el por qué envidiamos a otras personas irresponsables.

Más grande (multiplicado), esta es la parte más difícil, esta es la parte emocional y solo lo voy a decir, este principio no es un principio justo, no es un principio de uno a uno y eso puede que no te parezca justo. Quizá a alguien le tomó solo media hora robar una casa, pero el día que lo agarraron los años en prisión fueron muchos.

¿Sabes por qué creo que Dios no se mete con este principio? Y que Él solo se sienta ahí y ve cómo nosotros nos chocamos a nosotros mismos y no lo aprovechamos. Porque si Él hiciera excepciones entonces la próxima generación no aprendería nada.

Yo puedo aprender de la generación anterior a mí, y puedo ser un ejemplo para la próxima.

Así como este principio se aplica a la irresponsabilidad de la misma forma, vas a experimentarlo cuando comiences a hacer lo que se supone que deberías estar haciendo todo este tiempo, y en su momento serás recompensado y la hora vendrá cuando estarás feliz de haberlo hecho de manera responsable.

¿Estás asumiendo esta responsabilidad por tu dinero, matrimonio, moral, todas tus relaciones, los estudios, el trabajo y la profesión? ¿Estás asumiendo la responsabilidad de tu vida? Y si no es así ¿Qué es lo que necesitas hacer al respecto hoy?.

No te desanimes si sientes que en el pasado sembraste mala semilla y el lugar donde estás no te gusta. Este principio se aplica también para recoger buenas cosechas. Mañana cosecharás lo que siembres hoy. Busca las mejores semillas, buenas actitudes, buenas relaciones, buenos libros, buenos consejeros, buenas decisiones y sobre todo, un corazón dispuesto a relacionarse con Dios y depender de Él. Reconoce las siembras erróneas que hiciste, asume la responsabilidad por tu vida hoy y mañana recogerás buenas cosechas multiplicadas. Hacerte dueño y responsable de tu vida no significa que tengas que arreglarla sólo. Dios estará contigo y hará milagros. Esfuérzate y Hazlo

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