La fijación de una asignación limitada para la realización de viajes al exterior, a través de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), comenzó desde hace varios años lo que considera ha sido la violación progresiva del derecho de los ciudadanos venezolanos al libre tránsito, incluyendo la entrada y salida del país al momento que lo desee, establecido en el artículo 50 de la Constitución nacional.
Roberto León Parilli, presidente de la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores (Anauco), estima que con las disposiciones sobre materia cambiaria de los últimos diez años, el Estado simplemente se ha limitado a fijar un precio al derecho de todos los venezolanos, valorado en la actualidad en 3.000 dólares al año, de una manera discriminatoria al limitar la mayoría de las divisas a los poco más de 3 millones de ciudadanos que han podido obtener una tarjeta de crédito según los datos de la Superintendencia Nacional de Bancos citada por Anauco.
“No se trata de cualquier producto bancario, sino el producto bancario más oneroso, con mayores tasas de interés y, sobre todo, el que menos personas tienen. Siendo el más clasista porque exige un perfil financiero que excluye a las personas de la tercera edad y los más jóvenes a quienes cuesta más obtenerla”, expuso.
Por ello, todas las decisiones que su han tomado desde el año 2003, cuando se estableció el control de cambio, constituyen recortes a este derecho, particularmente con la inclusión de los cupos electrónico y efectivo en la suma anual de divisas y la inexplicable decisión, tanto económica con técnicamente, de tomar un destino tan específico como el estado de Florida (EEUU) para limitar a su menor expresión la asignación de dólares. Una resolución donde pareciera haber privado el factor ideológico dadas las circunstancias.
Las violaciones al derecho de libre transito, explica León Parilli, también se extiende a los aumentos de tasas y la deuda que Cadivi (ahora adscrita al Centro Nacional de Comercio Exterior) mantiene con las aerolíneas y que ha encarecido los costos de los pasajes aéreos en niveles antes impensables (hasta 200% en los últimos tres meses), lo cual limita la capacidad de viaje a un reducidísimo grupo ciudadano con capacidad económica para costear la salida del país.
En cuanto a la posibilidad de que estas limitaciones conduzcan a una situación como la que durante años vivieron los habitantes de Cuba, donde a pesar de la apertura se mantienen férreos controles a las salidas del territorio, el activista expone que la diferencia aún radica en que los cubanos necesitan de una autorización para viajar mientras que en Venezuela son las condiciones que cercenan el derecho ciudadano.
TSJ debe garantizar derechos
Como representante de Anauco, el pasado miércoles Roberto León Parilli acudió ante el Tribunal Supremo de Justicia para solicitar la agilización del proceso judicial solicitado desde hace varios años sobre los recortes progresivos que sea han dado con respecto a los cupos de divisas a la ciudadanía, la discriminación para con quienes no poseen tarjeta de crédito, así como la asignación de apenas 500 dólares para los menores de edad, cuando en las leyes se establece su igualdad con los adultos.
El activista espera que las autoridades cumplan lo que les corresponde. Inclusive más allá de que al final lo cumplan o no, asegura que es un deber ciudadano solicitar la administración y garantía de justicia para todos los venezolanos, tal como lo dicta el artículo 26 de la Carta Magna.
“Día a día esta acción va cobranod mayor fuerza en el pueblo. La gente se va identificando cada vez más y nuestra cuenta en Twitter (@ANAUCO) está a reventar con todo el apoyo que la gente está dando a nuestra causa. Más temprano que tarde habrá la sentencia del Tribunal Supremo, o de lo contrario habrá una sentencia moral más fuerte que ponga fin al sometimiento”.
A juicio de León Parilli, entre los venezolanos se va entendiendo que el tema de los dólares no es exquisito para el viajero de la clase media o clase media alta, sino que se relaciona con el vacío de los anaqueles en los supermercados y se está convirtiendo en un clamor popular.
