En el servicio de Nutrición y Dietética del Hospital Central Antonio María Pineda (Hcamp), se realizan diariamente unas 1.200 comidas, para 600 pacientes hospitalizados en este centro de salud, uno de los principales de Centroccidente.
Sin embargo, los espacios ya se han quedado pequeños para que los trabajadores del área puedan desarrollar sus labores adecuadamente, además de ello, no cuentan con los implementos necesarios.
De las 16 hornillas de las cocinas industriales, solo funcionan cuatro; las marmitas ya hace más de un año que perdieron la estabilidad y los trabajadores corren el riesgo que quemarse con agua hirviendo.
Las filtraciones se hacen cada vez más evidentes con las lluvias y las cloacas colapsan regularmente.
Solo una pared divide esta deplorable área de la nueva cocina, un espacio que fue remodelado por el Ministerio del Poder Popular para la Salud, a través del Fundeh.
Por un pequeño orificio se pueden observar los equipos nuevos, materiales de cocina, pisos y mesas nuevas que nunca han podido ser utilizadas.
Esta obra se suma a las otras cinco construcciones y rehabilitaciones que luego de ocho años el MPPS no ha entregado al Hospital Central, al igual que la Sala de Anatomía Patológica, pabellones de emergencia, banco de transformadores, sala de resonador y tomógrafo.
Alí Colinas, coordinador de la cocina, destacó que el equipo pesado está en mal estado en un 90%. “Las ollas marmitas no sirven, tenemos que ponerles soportes porque el eje principal está dañado. Debemos cocinar por partes para poder cubrir los platos”.
Las ollas ya pasan de los 15 años de uso, los hornos no funcionan y gracias a la dotación de la Gobernación, cuentan con dos hornos que fueron entregados hace tres meses.
La infraestructura también se encuentra en su peor estado. Paredes derruidas y techos por los cuales en tiempos de lluvia se filtra toda el agua inundando la cocina.
“Tengo 34 años trabajando en este servicio. Cuando ingresé teníamos una cocina moderna, con todos los utensilios que necesitábamos. Ahora estamos en las peores condiciones. El personal lo tenemos, pero necesitamos un espacio acorde y las herramientas para poder hacer las comidas”.
Ver la nueva cocina da impotencia a estos trabajadores, que teniéndola a una pared de distancia no pueden utilizarla.
“El Gobierno debe entregar ese espacio, son millones de bolívares en equipos y la estructura está lista para comenzar a trabajar”.
