A propósito de conmemorarse hoy 232 años del nacimiento de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco (Simón Bolívar), ocurrido en 1783 entre las esquinas de San Jacinto a Traposos, cuya casa natal es hoy un museo que conserva algunas piezas originales de esta vivienda y algunas de sus ropas, la cual fue declarada Monumento Nacional el 25 de julio de 2002. en la Parroquia Catedral de Caracas, diario EL IMPULSO destaca en este especial la vinculación que tuvo el Libertador con el estado Lara.
El historiador de la Universidad Simón Rodríguez, Pedro Rodríguez Rojas, señaló que Simón Bolívar vino en dos fechas claves al estado Lara.
La primera vez lo hizo el 10 de noviembre de 1813 en el marco de la conquista de la Segunda República y luego de la Campaña Admirable en la que estuvo tres días, en una travesía que inició desde Valencia, pasó por la llanura de Portuguesa hasta llegar a la Ceiba de Cabudare, en el municipio Palavecino, donde organizó un ejército patriota con el que fracasa el 13 de ese mismo mes en la Batalla de Tierritas Blancas en Barquisimeto, conocida también como Batalla de Barquisimeto, librada contra los realistas, manifestó.
Rodríguez señaló que a propósito de la pérdida local de este encuentro entre realistas y patriotas, se propagó para esa época en el ambiente popular un comentario que habría hecho Bolívar respecto a tal fracaso: bien vale una derrota por ver un crepúsculo larense (no hay registro sobre esta expresión).
La segunda vez Bolívar regresa por cuatro días al estado Lara el 13 de agosto de 1821 y pernocta en Cabudare. Al siguiente día se traslada a Barquisimeto y el 16 de agosto pasa por Quíbor y llega a El Tocuyo, donde finalmente se aloja y las autoridades le ofrecen un reconocimiento.
El Padre de la Patria explica en un carta que el Cabildo de El Tocuyo le había hecho una invitación posterior al triunfo de la Batalla de Carabobo para que conociera esa localidad y recibiera un caluroso agasajo.
Se creyó que esta visita solo había sido una fábula, pero en el año 1933, el historiador tocuyano y ex presidente de la Academia de la Historia, Carlos Felice Cardot, descubrió una carta donde precisamente Bolívar firmó la presencia que tuvo en El Tocuyo el 16 de agosto de 1821, cuyo relato ampliado está plasmado en el libro «Tiempo y Presencia de Bolívar en Lara», escrito por el ya citado historiador morandino, acotó Rodríguez.
Si bien en Lara se libraron las batallas de Tierritas Blancas y Los Horcones, en las que participó Bolívar, hay que dejar claro que esta región no fue protagonista fundamental de la independencia, sentenció Rodríguez, y agregó que no obstante, sí aportó grandes héroes, entre ellos Pedro León Torres, Juan Guillermo Iribarren, José Trinidad Morán, José Florencio Jiménez y Juan Jacinto Lara.
Puntualizó que pese a la relación de amistad que entabló con Jacinto Lara, no fue menos cierto que sostuvieron ciertos impases que rápidamente eran subsanados, a raíz del temperamento del prócer larense, quien fue pieza fundamental en toda la guerra de independencia, porque acompañó a Bolívar no solamente en Lara y el resto de Venezuela, sino en América, como lo hizo Trinidad Morán y el Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.
Su pensamiento está vigente como guía de acción para los cambios
Héctor Torres, profesor en Ciencias Sociales, egresado de la UPEL, al referirse al ideario de Bolívar afirma que no es anacrónico, por el contrario está vigente para mirar a través de su pensamiento la realidad histórica de Venezuela y el mundo.
Insiste que su legado aún invita al país a completar el proceso de emancipación y verdadera independencia económica e intelectual, como se lo decía uno de sus grandes maestros, Simón Rodríguez.
“Bolívar es sinónimo de cambio y progreso. Es pensamiento político y social en acción” de un legado que adquirió de los clásicos de la política y filosofía de la época de Europa, y de las profundas enseñanzas recibidas de Simón Rodríguez, Andrés Bello y el padre Fray Francisco de Andújar.
Recordó que se este 6 de septiembre de 2015 se cumple el bicentenario de la Carta de Jamaica escrita por Bolívar, cuyo mensaje esencial era la necesidad de la unión entre los países americanos.
En su último aliento
En sus últimos días de vida, en Santa Marta, Colombia, Simón Bolívar lanza aquella expresión de último aliento en 1830: “Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.
El profesor Héctor Torres afirma que el Libertador pone de relieve con esta idea la diatriba, conflictividad, rivalidad, diferencias y contradicciones políticas de ese entonces, drama que se ha mantenido históricamente hasta los actuales días.
Ficción y mito en este personaje
Torres invita a los ciudadanos a que aprendan a interpretar y a comprender el pensamiento histórico de Bolívar, para despejar tantas anécdotas, ficción y mitos en tormo a la figura de un hombre de carne y hueso que también tuvo defectos, pero entendió el momento que vivía y de allí su grandeza y proyección en el tiempo.
Manifestó que adicional a esas lecturas tradicionales que se han hecho hasta ahora de Bolívar, es imperante adentrarse en la búsqueda de mayores conocimientos para entender su filosofía, expuesta en términos de la Constitución de 1999.
