Para recordar: Por lo tanto, te aconsejo que compres de mí: oro afinado en fuego, para que seas rico; vestidos blancos, para cubrir la vergüenza de tu desnudez; y colirio para ungir tus ojos y puedas ver” (Apocalipsis 3:18)
“Quien compra género de mala calidad y poco duradero, por ser barato y con la intención de ahorrar, deberá con el tiempo comprarlo de nuevo…” (Centro Virtual Cervantes).
En Venezuela, por comprar barato, por comprar productos subsidiados, o con precios controlados, aparentemente, no nos estamos dando cuenta que: “Lo barato sale caro” y durante el artículo mencionaremos algunas razones.
En tal sentido, Sivira, Rosmir, cita a Oliveros, L., quien dice: “El gobierno ha generado con sus medidas niveles de pobreza tan elevado, que es necesario que se apoye al ciudadano, a través de subsidios…” (EL IMPULSO, 08/11/15, p.A6).
Cuando Jesús, por medio de Juan, en Apocalipsis nos invita a comprar oro, vestidos blancos, se refiere a nuestra vida espiritual, pero con el colirio, nos pide que veamos la condición espiritual y terrenal.
En este sentido, Elena de White nos dicen que muchas personas están ciegas por su firme apego a este mundo. “¡Ojalá que viesen!”, dice ella (Joyas de los Testimonios, Tomo 1, p.42).
Invertir, comprar a futuro en nuestro país, resulta casi imposible y pareciera que la vida se nos está yendo en la pura adquisición de alimentos y artículos de primera necesidad. A la larga, terminamos haciendo una cola de 3 ó 4 horas para comprar, dos o tres productos, que en su mayoría son subsidiados y tales sacrificios salen muy costosos.
Con esos productos subsidiados o no, que ofrece la red de mercados del gobierno y en los negocios que distribuyan tales alimentos, se adquiere una deuda interna o externa, que lo pagarán las generaciones futuras.
Ahora bien, en los sitios donde ofrecen una bolsa de alimentos algo más “completa”, las personas salen a tempranas horas de la noche para dormir en esos lugares (a pesar que existe una “prohibición”); por ello, a veces tienen que esconderse de las autoridades poniendo en riesgo su vida. Hemos escuchado, personas asaltadas, golpeadas y algunos han sido puestos presos por salir de madrugada para estos menesteres y no tienen más que decir: “Lo barato sale caro”.
Allí, luchan contra las personas que hacen las listas (los nombrados “bachaqueros”); es un solo apretujamiento, unos contra otros (en lugar de guardar la distancia) y que se hagan las cosas con más orden; casi se matan para conservar el puesto; hay hombres tan pegados a las mujeres, y perdonen la expresión, que se aprovechan para tratar de realizar un vulgar y morboso acto sexual; tales irregularidades suceden, en muchos casos, ante la mirada inerte de las autoridades que custodian el sitio ¡…hasta cuándo!
¿Por qué escogimos el verso inicial que invita comprar “colirio” para ver? Porque hay personas justificando, tapando esta situación y no tienen ojos para ver más allá y salen “contentos” con su bolsa, sin mirar “… lo caro que les sale” y algunos por la verdadera necesidad lo hacen.
El Señor está amparando a sus hijos, con especial atención a los “justos” (Salmo 37:25) Pero, ¿será que Dios quiere que esto suceda en Venezuela? Solo el “colirio celestial” nos hará ver nuestra condición espiritual y terrenal.
