Dios con nosotros

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A lo largo de la Historia el hombre ha enfrentado el miedo, la rabia, la impotencia como obstáculos para el logro de su paz espiritual. Siempre sus luchas han tenido como barreras existenciales los temores y las necesidades, en su mayoría generadas por enfrentamientos entre nosotros mismos, al no entender que la ruta individual hacia la felicidad es una motivación que deja de lado la realidad de los grupos a los cuales pertenecemos y que sin un avance común nuestros pasos inevitablemente conducen al egoísmo que es causa fundamental de las confrontaciones entre humanos.

Conociendo a profundidad nuestra esencia Jesús nos habló del Amor como vía universal para la salvación. Nos dio el máximo ejemplo que se puede dar como enseñanza, por amor a nosotros dio su vida, soportó el martirio de los azotes y sufrió hasta el desmayo la crueldad de quienes vieron en él un obstáculo para el mantenimiento de su poder terrenal, cuando el solamente quería redimir a todos haciéndonos ver que el espíritu es inmortal y debemos preservar su pureza durante el tiempo de la existencia como hombres finitos.

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En este día maravilloso los venezolanos debemos encomendarnos al Espíritu Santo para que este primer paso que estamos dando para la solución de problemas graves que llevan varios lustros instalados en nuestra vida cotidiana, sea un paso guiado por el amor. Que dentro de la alegría que produce la victoria de la unidad social contra quienes optaron por transitar caminos equivocados, tengamos la amplitud cristiana de recordar las palabras de Jesucristo suplicando a Dios Padre perdón para aquellos que movidos y amparados por el poder se olvidan de las leyes supremas que rigen el Universo, como la armonía, el perdón y la tolerancia.

Recordemos en este día de esplendor republicano un trocito de la carta de San Pablo a los Corintios:” Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.

Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.

Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.

El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece,
No procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido,
No se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.

El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá. Pero el amor no pasara jamás.”

Hoy es un día de triunfo pero el triunfo no podemos convertirlo en jolgorio de los sentidos sino en profunda meditación sobre la manera como debemos continuar el camino hacia la recuperación definitiva del sistema democrático. Hoy debe ser el triunfo de la esperanza contra la desilusión, el triunfo de la verdad sobre la mentira, el triunfo de la bondad sobre la mezquindad. Celebremos el inicio de un tiempo de renovación y amplitud. Hoy es un gran día. Dios está con nosotros, hoy el Espíritu Santo se ha posado en el alma colectiva venezolana, pongamos paz en nuestras conciencias para continuar triunfando sobre el mal.

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