Reflexión – Justificación y santificación – Parte

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Es muy común encontrarnos en este mundo, con la mentira, la trampa y la hipocresía. Eso es muy normal en un corazón sin Cristo. Pero en el ámbito cristiano. En medio de las congregaciones cristianas y entre hermanos, no debería suceder. Sin embargo, a menudo también nos encontramos con miembros de las iglesias que quedan mal en algún compromiso adquirido.

Incumplen una sencilla promesa hecha de manera seria. Son olvidadizos en relación a algún acuerdo al que se había llegado. Con frecuencia se ve hasta en los líderes quienes aceptan tener asignaciones relacionadas a la predicación del evangelio y quedan mal. Y a la calladita andan mezclados con transacciones fraudulentas.

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También hemos experimentado situaciones incómodas con comerciantes que nos cobran demás. Pesas mal habidas y alteradas. Sabemos que nos ha mentido etc. Cuando esto me sucede, en algunos casos mi actitud ha sido la de justificar a la persona en cuestión. Como en verdad no puedo hacer nada, he razonado «no se dio cuenta». «se le olvidó». «tendrá algún problema en su mente». Por lo cual me han recriminado diciéndome, «tu justificas a todo el mundo». «Hay derechos que debemos reclamar». Es posible que esta observación que se me ha hecho tenga ciertamente validez. Pero Dios en su maravilloso amor no solo perdona nuestros pecados sino que justifica al pecador, pero únicamente por la fe, por medio de nuestro Señor Jesucristo. «JUSTIFICADOS pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo ….

Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, á su tiempo murió por los impíos. … Más Dios muestra su amor para con nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más ahora, justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” Rom.5:1, 6, 8,9.

¿Quiere decir entonces, que nosotros los cristianos, debemos justificar a quien nos hace algún daño, agravio u ofensa? ¡Claaaro! . Pero tiene que ser de todo corazón. Y Jesús es nuestro modelo y ejemplo. Cuando estaba colgando en la oprobiosa cruz del calvario para perdón de tus pecados y tuvieras opción a la Vida Eterna, dijo a DIOS de sus asesinos, «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» Luc.23:34. ¿Qué? ¿No sabían lo que hacían? diríamos nosotros, pero fue Jesús quien lo dijo. «Los dirigentes judíos habían tomado una decisión deliberada contra Cristo, aunque habían tenido la plena luz de la verdad que él les había venido a revelar. Sin embargo, en cierta medida, no comprendían cabalmente lo que estaban haciendo; no percibían su acción dentro del contenido completo del gran conflicto entre el bien y el mal». LIBRO El Deseado de Todas las Gentes, Elena de White.

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Billy Graham en su libro «El mundo en llamas» dice acertadamente: «El perdón de DIOS va mucho más allá del perdón del pecado. Dios no solo perdona, sino que justifica. Esto significa que el hombre está realmente sin culpa delante de Dios» ¿Qué hacemos entonces? No es solo perdonar setenta veces siete (número infinito) sino justificar al ofensor. Esto, para poder entrar en la dimensión de la Santificación. Por cuanto sin Santificación, jamás veremos a Dios. Hasta el próximo martes Dios mediante.

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