ESPECIAL: Asilo político en auge: Una vía de escape arriesgada

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Para nadie es un secreto la emigración de venezolanos a diferentes latitudes, algunas veces resulta común que lo hagan de manera ilegal, no obstante, el asilo político ha sido una opción que ha tomado auge en los útimos años como “vía de escape”.

A pesar de ameritar ciertas constancias de que ciertamente son perseguidos o sufrieron agresiones de parte del Gobierno, las personas han buscado la manera de comprobar que su integridad física está comprometida en Venezuela y necesitan de una mano amiga en otro país en donde se les garantice su integridad.

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Oscar Hernández Bernalette, embajador y autor del libro Las preguntas que usted debe hacerse antes de emigrar, señala que el asilo es un derecho tradicional que aplica para aquellas personas que puedan ser perjudicadas debido a su pensamiento ideológico.

“Hoy en día Venezuela pasó de ser receptor de asilados de otros países que sufrieron dictaduras a enviar constantemente a ciudadanos que hacen esta solicitud”.

Diversas han sido las ocasiones en las que se hace referencia al Gobierno venezolano como “una dictadura”, justificación que ha llevado a aproximadamente unos 10 mil ciudadanos en los últimos 15 años a pedir asilo en los Estados Unidos, según cifras extraoficiales, pues se dificulta conocer la cantidad exacta de quienes han recibido tal beneficio.

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¿Qué implica asilarse?

El país con más peticiones es EEUU; Canadá, España, Chile y Perú también están en la lista de demanda. El papeleo varía dependiendo del país en el que se haga la solicitud. Hernández explica que es un trámite que se hace una vez estando en la nación en la que se espera ser recibido y no antes de partir. “Se hace en el lugar porque se supone que estás huyendo y si permaneces haciendo el papeleo en tu país significa que no hay mayor urgencia”.

En el caso de Estados Unidos se debe llenar un formulario conocido como I-589, el mismo consiste en 12 páginas de preguntas referentes a la persona, su familia, sus antecedentes y por supuesto, el motivo por el cual se hace la solicitud, allí están las opciones de racismo, nacionalidad, religión, miembro de un grupo social en particular, convención de tortura u opinión política.

Anteriormente, esta información podía ser suministrada apenas al entrar del país, pero debido al alerta que existe por la cantidad de venezolanos emigrando, los funcionarios de oficina de migración están predispuestos y por lo tanto, el ciudadano se expone a un proceso interrogatorio sumamente tortuoso que puede representar su detención por incluso días, según lo comentado por los especialistas.

Además del formulario, es necesario que el solicitante tenga pruebas: denuncias realizadas ante los debidos organismos, imágenes, notas de prensa, cartas de partidos políticos, entre otros, que avalen que realmente ha sido sometido a una persecución y que demuestren que se corre un verdadero riesgo en caso de permanecer en Venezuela. Consideran que la mayor prueba que se puede dar es haber cumplido con el debido proceso en cuanto a denunciar al ente correspondiente.

El primer paso una vez realizada la solicitud es esperar, el tiempo no está estipulado, puede durar meses e incluso años. Actualmente se encuentran evaluando los casos del 2014, siendo este año uno de los más destacados debido a la cantidad de ataques que se generaron por protestas ciudadanas.

Durante este periodo, la persona recibe un permiso de trabajo y mantiene un estatus de legal. Si necesita salir del país en donde pidió el asilo debe solicitar una autorización para que se le permita el viaje, pero este nunca puede ser hacia aquella nación de la cual “huye”.

Pasado el tiempo y en caso de aprobar al venezolano como asilado, este puede obtener distintos beneficios. Hernández destacó que se le puede facilitar un seguro médico, un trabajo y ciertas comodidades para obtener la residencia; no obstante, en este punto tampoco puede visitar el país en el cual fue perseguido, ni sus fronteras. Algunos hablan de cinco años que se deben mantener sin venir a Venezuela, pero esto queda a criterio del gobierno del país que le da asilo, pues será el que evalúe si las condiciones han cambiado y el asilado no corre algún riesgo.

 

Desconocimiento

“Mostrar una foto con una camisa de un partido o en una marcha no significa que corres un riesgo. Una cosa es estar en contra del gobierno y otra llegar a usar el asilo como solución”, aclaró Hernández, quien consideró que últimamente las personas han tomado esta opción de asilarse políticamente para huir, debido al desconocimiento que tienen al respecto, sin tomar en cuenta lo negativo que puede ser en caso de que se compruebe que no es cierto que se está en peligro.

El embajador consideró que en Venezuela las personas no están preparadas para emigrar y en esto radica la cantidad de ciudadanos que permanecen ilegales en distintas latitudes y consideran que solicitar esta protección es la solución a sus problemas.

“Los casos de negativa de asilo no se pueden contabilizar, en caso de que este se rechace en buenos términos significa que la persona pierde los beneficios que pudo percibir mientras esperaba; pero por supuesto, en caso de comprobarse que el venezolano intentó engañar al gobierno, es deportado”.

En Estados Unidos son cada vez más exigentes con respecto a las peticiones que se reciben, y es que no es fácil ni común ver a 10 mil venezolanos pedir ayuda de este tipo. Pero, ¿cómo se hace cuando una persona obtiene bienes durante el tiempo de espera y luego se le niega el asilo? Los especialistas explican que estos siguen perteneciendo a la persona, al menos que el dinero con el que se obtuvo el bien no haya provenido de una fuente confiable. Si es deportado, entonces deberán ser vendidos o traspasados.

 

El ahora

En los últimos años los venezolanos han visto el asilo político como opción probable debido a las facilidades que se otorgan incluso cuando todavía no han recibido el amparo, pero el punto de vista de Manuel Avendaño, coordinador del Movimiento Internacional de Voluntad Popular, es no recomendar que elijan el asilo, y en caso de hacerlo, que sea la última opción.

Los distintos conocedores del tema consideran que la mayoría de las personas que toman esta vía lo hacen por desconocimiento y sin asesoría alguna, cuando desde antes de salir del país deberían tratar con un abogado para que les brinde las herramientas necesarias.

“Estar en asilo significa que ni siquiera por la muerte de un familiar cercano vas a poder venir”, dijo Avendaño, quien destacó que desde el partido que representa se ha limitado considerablemente otorgar cartas que den aval a estos casos a menos que sean de extrema necesidad, esto, teniendo conocimiento del engaño que muchos ciudadanos piensan generar.

“No es que te vas a inscribir en el partido y se te va a dar una carta, de hecho tenemos más de año y medio que las misivas se limitaron, el que lo hagan para huir presentando pruebas sin fundamento es algo que haría quedar mal al partido y a los venezolanos”.

Por su parte Andrés Colmenares,  vicepresidente de la Asociación Civil Fuerza, Unión, Justicia, Solidaridad y Paz (Funpaz), aseguró que actualmente reciben dos o tres solicitudes mensualmente para que se ayude a fingir la persecución.

“Pretenden que nosotros demos fe de que han sido agredidos o perseguidos, pero esa no es nuestra labor”. Aseguró  que desde Funpaz se actúa únicamente para dar acompañamiento a aquellos que realmente han sufrido algún daño y formulan su denuncia en el momento, destacando que precisamente esto es lo que tiene más peso, hacer conocer ante un organismo público que la integridad del ciudadano corre algún peligro.

Todos los especialistas consultados coincidieron en que el asilo político no es algo que debe tomarse a la ligera y que puede traer consecuencias, no solo a la persona que pretenda engañar sino al resto de los venezolanos, tomando en cuenta que hay quienes realmente tienen la necesidad de huir por estar en riesgo y no por las razones que constantemente agobian a cientos de miles de ciudadanos que aún continúan viviendo en Venezuela.

 

Una decisión difícil

Manuel González (a quien llamaremos así para proteger su identidad) fue agredido durante las protestas del 2014 por un grupo de guardias nacionales. El video en donde se comprueba su caso recorrió las redes y sirvió de base para solicitar el asilo en  Estados Unidos al poco tiempo de haber sido atacado por segunda vez.

González aseguró que en ese entonces era la única solución, no podía ir a otro país y estaba siendo perseguido, por lo que tomó la decisión.

“No es tan fácil como algunos creen. Ciertamente al que lo solicite le dan un permiso de trabajo pero lo entregan en un periodo de 6 meses a un año y este debe renovarse anualmente”. No todo es color de rosa, González destacó que es un proceso largo que amerita tiempo y dinero, a esto se suma la viveza de incluso algunos abogados que sacan provecho de estos casos.

Luego de dos años de haber hecho la solicitud el afectado sigue esperando el juicio en donde se diga si aceptan o no el asilo. “Sí, sí tengo miedo de que precisamente por la viveza de mucha gente que armó su caso desde Venezuela y por tener un amigo fiscal lo ayudan con las denuncias, me lo nieguen, porque obviamente crea mucha desconfianza en los funcionarios norteamericanos”.

Aseguró que conoce a varios compatriotas en su misma situación, sin embargo a ninguno se le ha otorgado aún el asilo. Considera que en parte puede ser porque en Estados Unidos se esté esperando un cambio de gobierno pronto en Venezuela, así se ahorrarían las miles de solicitudes engañosas.

 

¿Asilado o refugiado?

Andrés Colmenares, de Funpaz, destacó que no solo se trata de asilados sino que existe otra figura semejante como es la del refugiado o desplazado. Explicó que la diferencia reside en que quien solicita asilo quedaría bajo la “tutela” del gobierno del país en donde se hizo la petición, mientras que el refugiado está bajo el amparo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Señaló además que quienes toman esta otra vía también deben tener sus alegatos, pero estos van más allá de lo político; pudiendo ser social, económico o por crisis humanitaria.

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