Corporación Editorial Alfredo Maneiro

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La Corporación Editorial Alfredo Maneiro es una estructura pública creada conforme Gaceta Oficial N° 40.168 del 16 de mayo del 2013, es decir, después de la muerte del presidente Chávez.

Se comenta que su génesis constituye un homenaje más a la memoria del expresidente que al nominado corporativo. El primero, en alguna intervención dijo haber conocido a Alfredo Maneiro (1937–1982) a finales de la década de los ’70, cuando aún no constituía un hito en nuestra historia y que de inmediato había sentido gran admiración por él, al punto de calificarlo como “patrimonio vivo de la Revolución Bolivariana”. Afortunadamente no fue incluido dentro del árbol de las tres raíces porque resultaría muy complicado entender una amalgama con los pensamientos de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora, de por sí difícil, unido a los de Maneiro, cuyas ideas políticas estaban formadas por las orientaciones de Carlos Marx y Nicolás Maquiavelo, cuya personalidad tomó para el desarrollo de su tesis de grado.

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A través de la Corporación Editorial Maneiro, adscrita al Ministerio de Comunicación e Información (Minci), aunque regido a los fines políticos por el Sistema Nacional Bolivariano de Información y Comunicación (Sibci), el Estado–Partido–Gobierno se encarga de la producción, distribución y comercialización de productos impresos como libros, revistas, afiches, diarios y de los insumos necesarios, como el papel periódico. De esta manera se han fortalecido y privilegiado algunos medios oficialistas que nadie lee y se castiga a otros como El Nacional, El Carabobeño, Tal Cual, Correo del Caroní y,  debo destacar a EL IMPULSO, un órgano de comunicación social impreso que nació en Carora hace 113 años recién cumplidos, se hizo barquisimetano y posteriormente se convirtió en referencia regional primero, nacional después, gracias a la información objetiva, veraz y oportuna transmitida y a los sesudos análisis de sus articulistas y periodistas profesionales.

Esa dolorosa misión encomendada al cuerpo directivo de la Corporación Maneiro, de servir como censor indirecto y por mampuesto de la libertad de expresión en pleno Siglo XXI, obliga a recordarles una anécdota de Alfredo Maneiro relacionada precisamente con la importancia y derecho a la transmisión de ideas y pensamientos: Al recuperar su libertad ciudadana, después del tránsito por la montaña y la cárcel que no lograron apagar su rebeldía, sus partidarios recogieron algún dinero destinado a la compra de armas, puesto que no veían otra forma de salir de la orfandad electoral de la izquierda venezolana, en la que Acción Democrática, Copei e incluso el Movimiento al Socialismo, según la doctrina de Maneiro, habían sumido al pueblo de Venezuela. Sin embargo, Alfredo Maneiro optó por adquirir sin consultar a sus compañeros, una vieja imprenta como arma “capaz de movilizar al electorado”, lo que causó gran protesta y estupor entre sus copartidarios, recibiendo como respuesta única pero indudablemente clara: “Ustedes no están en capacidad de distinguir entre una K-40 y una lavadora automática”.

Quizás eso está sucediendo con los “camaradas” directivos de la corporación, piensan que sin el papel EL IMPULSO se desvincula de sus lectores y de la tierra larense y no es así, no sólo gracias a  internet el cual seguirá como hilo conductor de información y opiniones por igual y ya habrá de  idearse la forma para que lleguen al colectivo por sobre las dificultades, idea recogida en el sabio y contundente eslogan: “La voz de EL IMPULSO trasciende más allá del papel”.

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Debe igualmente el presidente Hugo Cabezas y directivos de Corporación Editorial Maneiro releer uno de los legados o pensamientos del comandante eterno  cuando dijo: “Veo a muchos revolucionarios que no tienen eficacia política, no tienen capacidad gerencial, tú les das un cargo de gobierno y salen con las tablas en la cabeza, o consigues el otro tipo de gente que es muy eficaz pero no tiene calidad revolucionaria, no entiende el proyecto”.

Son muchos los derechos políticos y humanos que se están vulnerando en este caso, unos personales otros colectivos, como libre expresión del pensamiento (57 CN), al trabajo (87 CN), libertad económica (112 CN), propiedad (115 CN). Pero por sobre todo se nos está violentando a los ciudadanos, especialmente a los habitantes del área de mayor influencia de EL IMPULSO, un derecho que para el diario es una obligación impuesta por el Estado en el artículo 108 constitucional, que copiado parcial y textualmente, dice: “Los medios de comunicación social, públicos y privados, deben contribuir a la formación ciudadana….”. Esto implica que sólo demostrada la violación de este deber por parte de EL IMPULSO y demás medios de comunicación discriminados, podría la Corporación Maneiro privarles del papel, como insumo indispensable para cumplir con el sagrado y constitucional deber de formar e informar. Seguramente en su próxima visita, hasta la Divina Pastora extrañará la hermosa primera plana que, a todo color y en su honor, nos regala cada 14 de enero, el Decano de la prensa nacional.

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